Friday, August 18, 2017

1ª Visita a Oviedín con la Libanesa

Dejando a un lado el monstruo de Calatrava en medio de la ciudad que revienta toda la arquitectura del lugar... Oviedo mola mucho!!!

Salimos el Sábado 12 por la mañana bien prontito. Yo me habí aido a casa de Rhea el viernes porque teníamos que coger transporte a las 5am y hasta las 5:45am no había trenes de la Generalitat que me llevasen a Plaza Cataluña.

Al final, como los taxistas están en plena guerra con Cabify y Uber, durante el mes de agosto tienen un descuento del 50% al aeropuerto, así que ni lo pensamos y reservamos uno a las 5.30am desde la casa de Rhea. Teníamos miedo de que la huelga nos retrasase el acceso a las terminales y perdiésemos el vuelo, y claro, tanto prevenir, tanto prevenir, casi nos levantamos antes de las 5am.

Tuvimos suerte que de aquellas en el aeropuerto, había una entrada en la planta inferior para vuelos regionales que estaba menos colapsada y nos metimos por ella. Tardamos algo menos de 30 min en pasar y ale, a desayunar para hacer tiempo.

Nos cebamos un poco: chocolate y moca, con croissant de chocolate y muffin casera con chocolate, jejeje.. sin azúcar íbamos, sabes!!!

Tras desayunar en la Dehesa de Santa María, nos pusimos en marcha hacia la puerta de embarque. El vuelo fue bastante corto, algo más de una hora, pero se hizo bastante ameno. Llegamos a Oviedo y ya nos estaba esperando la madre de Rhea con el coche para llevarnos a casa.

Ellos viven en el centro junto a los abuelos, y eso nos facilitó las cosas para visitar toda la zona centro. Así que sin más dilación, dejamos las maletas y nos fuimos a dar vueltas hasta la hora de comer, donde teníamos reservado un buen cachopazo.

Al principio yo tenía algo de frío, y es que claro, viniendo del infierno de Barcelona, aquello a 20ºC era frío, y yo iba con mis chanclas. Comenzamos a visitar toda la zona del Hotel Reconquista y seguimos hasta recorrernos prácticamente todo el centro. A mitad de mañana, acabamos en la calle donde está la estatua de Woody Allen a toma un pinchito de pollo que a Rhea le gusta mucho. Yo no tenía mucha hambre todavía, pero bueno, no se dice que no a un pinchito, jeje.



No me llenó mucho, pero es que un cachopo es poca broma, y aunque la comida era a las 2pm, no estábamos muy por la labor de llenarnos, y es que encima, todavía nos quedaba la tapa de más adelante con la madre y hermana de Rhea en La Paloma. A tope ya desde que llegamos!!!

La verdad que el centro de Oviedo es muy bonito y todo el mundo se da enseguida cuenta de la cantidad de estatuas que tienen. Lo buscamos, y eran unas 120 en la ciudad, jeje, así sin más. Yo por supuesto me hice varias fotos con ellas.



Y así podría estar enseñando fotos sin parar, pero bueno, no es cuestión de marear.

Sobre la 1pm estábamos en la Paloma para tomar algo con Mónica y Sara y claro, con la copita de lo que sea que pidas te ponen comida. Ellas pidieron una especie de bollitos preñados de chorizo y queso azul, aunque yo solo pude probar un poco. Además, como Sara trabaja de eso, conocía a varios de los camareros del bar y zas, más patatas fritas para comer "de gratis", jajaj, a reventar y no eran ni las 2pm.

A las 2 menos algo, Sara se fue a trabajar y nosotros de camino al restaurante del cachopo, en la plaza de la Escandalera, que se llamaba Restaurante La corte de Pelayo. Una vez allí, nos metieron en la planta de arriba, junto a la ventana con vistas al parque de San Francisco. Lo que vino a continuación era demasiado. Yo no es que tuviera mucha hambre, pero me había estado reservando para eso mucho tiempo y claro... había que cumplir.


Primero estas pidieron una ensalada de langostinos con cecina y queso de cabra, que hay que decir estaba muy buena, y luego el cachopo. Pero no cualquier cachopo, uno que venía en una tabla para compartir, pero para compartir entre un equipo de fútbol entero...OMFG!!!

Yo sinceramente me quedé con cara de imbécil cuando vinieron a enseñarlo, como se suele hacer con el vino. Mónica dijo que quería menos, así que a Rhea y a mi nos toco un 40% a cada uno. Yo empece con paciencia, pero llegó un momento que mi cuerpo dijo basta. No había digerido el pincho de pollo todavía y me estaba metiendo ese cachopazo...no way!!! cuando mi estómago dijo "hasta aquí" paré y pedí que me lo pusieran para llevar.

Como era pronto y Rhea tenía que esperar a que abriera la óptica para probarse unas gafas graduadas sobre las 4.30pm, pues nos fuimos los tres tranquilamente a pasear por el parque de San Francisco, pero eso si, sin olvidarnos de comprar las típicas moscovitas que siempre me trae ella de allí. Dos cajas que una es poco :P

La verdad que el parque es una pasada de grande, como el pulmón de la ciudad y encima está llena de estatuas, un estanque, un parque para perros, parques infantiles, etcétera.

La estatua que llama más la atención es esta de la foto, Mafalda. Será porque es la única en color, pero esta muy chula.

Tras un rato sentados en un banco del parque, nos pusimos en marcha hacia la óptica donde Rhea se midió la vista y decidió finalmente que quería comprar las gafas, también porque le salío por nada, tiradas de precio.

Después de esto ya nos quedaban fuerzas para nada y nos fuimos directamente a casa de Rhea a descansar un poco antes de la cena, porque todavía quedaba el atracón final del día con los abuelos, jeje. No fuimos muy lejos la verdad, a una restaurante al que van ellos muy a menudo llamado "La jamonería". Allí comimos algo de embutido, pixines y alguna cosa más y vuelta para casa andando con ellos.

Nosotros nos fuimos de ahí con las maletas y el coche a casa de la hermana de Rhea y sin más tele y dormir, que llevábamos un día de tute bastante guapo.

Domingo 13

El domingo amanecimos pronto porque dormir en cama ajena cuesta, y aunque no se puede quejar uno mucho, pues la cama era algo pequeña para mis pinreles de 2km de largo, jeje.

El desayuno corría a cargo de Sara, que yo apenas la conocía, pero resultó ser una cocinera de 10. Había preparado tiramisú de Nutella en 4 envases de plata típicos de postre, y los tenía todos en el frigorífico. Nosotros empezamos con uno poco a poco y no dejamos nada en menos de 5 minutos. Estaba buenísimo y no nos dió tiempo ni a sentarnos a la mesa, jaja.

El plan para hoy era piscineo en el Centro Asturiano de Oviedo que está en lo alto del Naranco, subiendo y subiendo desviándote antes de llegar al cristo en lo alto :), junto a la iglesia de San Miguel de Lillo.

Estuvimos en primera fila de piscina todo el día, con un calorazo que nos pegaba bastante hasta la hora de comer aproximadamente, cuando Mónica se fué a reservar una mesa en la terraza del bar para poder comer. Pedimos pasta, ensaladilla y un par de bocatas y todo listo para pegarse una nueva comilona. Mira que no queríamos ninguno pasarnos con las cantidades, pero se nos fue de las manos, jajaja, y la ensaladilla acabó en el bolso para más tarde.

Volvimos a las hamacas, una baño a última hora de la tarde (con el agua como el hielo al principio, luego bajo a nivel "tinto de verano") y de ahí vuelta por las instalaciones antes de subirnos al coche de vuelta a la ciudad.

Nos dejó Mónica en casa de Sara, porque queríamos ducharnos antes de salir a cenar con las amigas de Rhea por el centro. En teoría no estaban todas/os pero bueno, un buen grupo apañamos, la verdad.


Rhea y yo salimos antes que nadie, sobre las 19.30 y nos fuimos andando hasta el bus que nos recogería cerca de la propia casa de Sara. Tuvimos mucha suerte, porque mientras salíamos del portal nos sobrepasó un bus y pensamos que lo habíamos perdido, pero resultó no ser ese, ya que al llegar a la parada del bus (enfrente del puti, jaja) llegó el bus correcto.

Nos dejó en el centro, en la calle Uría, donde nos bajamos y fuimos caminando hasta la Competencia, a tomar una tapa de pizza con mosto. De ahí nos fuimos a otro local en la Avda. Galicia llamado la Doble Vida, donde esperamos tomando algo hasta que llegaron todos, menos Carmen y su marido, que ya nos los encontramos en el restaurante al que fuimos a cenar.

Teníamos en mente ver el partido de la Supercopa de España, y por eso tenía que ser una restaurante con televisión grande. Tras unas cuantas vueltas, acabamos en la Calle Gascona y nos metimos en el menos transitado. No recuerdo el nombre, pero estaba todo muy rico. Estos se pusieron de sidra hasta el cucu, y Rhea pilló algo más que el puntito. De hecho, al día siguiente nos dijo que no se acordaba de cómo había entrado al coche de Marta y Javi (que nos llevaron a casa) , ni de cómo había aparecido en casa de Sara, jajajaja!!

Lunes 14

Hoy tocaba parrillada argentina cerca del Centro Asturiano del día anterior, pero esta vez con sorpresa incluida. El enano de la familia venía a vernos, junto con mis padres. El lugar elegido fue La Parrilla Buenos Aires.


El paraje era una pasada, con vistas a toda la ciudad y encima nos sentamos en terraza.donde había suficiente espacio para poner el carrito del niño, de manera que durmiese un poco, porque estaba un pelín insoportable cuando llegamos, jeje.

La comida estaba clara, carnaza. Nos pusieron algo de "verde", pero bueno, yo pasé directamente a la carne que era lo interesante. Al final de la comida unos postres, o mejor debería llamarlo postre, porque era un plato enorme con miles de minitartas, hojaldres, arroz con leche, buag!!!


Ahora había que bajar la comida, y dónde mejor que en lo alto del Naranco, junto al monumento del Cristo. Mi abuela ya se puso nerviosa porque había que subir mucho, pero nada, hasta allá que fuimos. Estuvimos unos 20 minutos y nos bajamos porque ya empezaba a hacer frío e incluso a chispear algo.

Era pronto y nos fuimos al centro comercial diseñado por "Calatrava te la clava". Es una monstruosidad en el medio de todo que no pinta mucho ahí, pero bueno. Tomamos algo, dejamos que el nene se cansase bastante e incluso a su abuelo (mon pere), le dió por alquilar el típico coche eléctrico en el que el niño va dentro y el padre lo maneja con un mando remoto, pues ese. No veas qué lloros luego para hacerle bajar de ahí, normal por otra parte, yo no querría bajar.

Nos despedimos en el parking y nosotros nos fuimos andando al centro para tomar algo con Marta y Javi que seguían por Oviedo, y estaban con la perrina pasando el día. No queríamos comer mucho, pero nos acabamos metiendo nuestros platos de pulpo, pixin, tabla de quesos y más. El sitio elegido, Casa Ramón, en la Plaza del Fontán.

De ahí nos fuimos al coche de ellos que tenían aparcado cerca de la casa de los padres de Marta, y nos volvieron a acercar a casa. Un poco de tele y a dormir.

Martes 15

Sólo me quedaba ese día para disfrutar un poco de mis mini-vacaciones, y no hicimos ni el huevo. Nos levantamos tarde, bueno "me" levanté más tarde, porque Rhea me hizo el ninja y desapareció de la habitación rápido.

Nos quedaba otro de los platos más importantes del viaje, les fabes ho!!!


Habíamos quedado a la 13 para salir en dirección al pueblo donde comeríamos tan preciado tesoro asturiano, Las Caldas. Llegamos y la primera sorpresa fue ver, cómo en un pueblo perdido de la montaña, el menú se elegía por tablet, sisi, como os lo cuento, con una tablet por comensal. Molaba un huevo!!

Pote de fabes, fabes, croquetas y una crema de pescado para untar. Yo me puse hasta atrás, con varios platos de fabada, croquetas y lo que unté claro. El postre ya ni lo vi, aunque estos si que pidieron varios helados.

Tras la comida nos sentamos en la terraza del local a contemplar las vistas de la montaña mientras nos tomábamos unos tés. Tras una media hora o algo más, nos pusimos en marcha rumbo a Oviedo de nuevo, y de ahí, a casa de Sara a preparar la maleta para irme de regreso a casa y Rhea a la de Mónica.

Sobre las 6pm y algo Rhea me llevó al aeropuerto y con algo de retraso de Vueling, sobre las 20.15 salió mi vuelo de regreso a la realidad.

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