Thursday, October 12, 2017

Aúpa ahí Donosti !!!



Ha sido un finde en el que he tenido que "sobrevivir" a un ligero catarro para ir a Donosti, al País Vasco, por primera vez en mis 30 y algo años, jejeje.

Nos fuimos el jueves a las 7.30 am en el primer tren que salía desde Sants, aprovechando que era festivo, nada más y nada menos que el día de la Hispanidad, con la que está cayendo en Cataluña con todo esto, era el mejor momento para irse y despejar la cabeza.

El viaje en tren eran aproximadamente unas 6 horas entre unas cosas y otras. Llegamos con tiempo a la estación, sobre las 7.20 y nos fuimos directos a la puerta y de ahí al andén sin más dilación. Íbamos sin desayunar y yo encima iba más dopado que un ciclista. Por eso, a medio viaje y después de haber parado en 4 sitios o más ya, nos fuimos al coche bar a tomar un cacao caliente, porque hay que decir que ya nos habíamos metido un bocata cada uno que preparó Rhea por si acaso, :P

Sobre la hora indicada (13.10) llegamos a la estación del tren de Donosti, junto al puente de María Cristina, el cual tuvimos que cruzar para poder acceder al bus que nos dejaría en la zona de Anoeta. Ese nombre me sonaba mucho del fútbol, y efectivamente, era donde estaba el estadio, es decir, nuestro hotel estaba a un lado del estadio de la Real Sociedad. Con dos pelotas y un palo, a lo grande :D

Hicimos el check-in, dejamos las maletas, cogimos mochila y dron y directo al bus para acercarnos a la zona de pinchos a comer. Si si, lo primero comer y luego ya veremos lo que se hace, lo importante no puede esperar.

La verdad que mi primera impresión de la ciudad por la zona cercana al río era muy buena, ya que se alimenta de edificios altos, principalmente de piedra, caseríos de familias adineradas seguramente, que dan un aspecto muy parecido a la ciudad de París, tal vez por su cercanía, claro está.

Rhea ya sabía dónde ir a comer, así que, junto al hotel nos subimos al bus que va al centro, a la zona del boulevard (bus nº 26 ó nº 28). En menos de 5 minutos nos estábamos bajando en el Boulevard de Zumardia. yo me dejaba guiar por ella mientras observaba los alrededores. Para mi todo era nuevo y la verdad que me gustaba mucho lo que veía. En tan solo 100m ya estábamos de lleno en plena zona de tapeo.

Ella recordaba dos o tres sitios de obligado cumplimiento, así que fuimos caminando casi apartando a los turistas para poder llegar. Al final hicimos una lista de sitios, entre los cuales destacan:

  1. Borda berri: era un sitio muy pequeño en el que no hay pintxos en la barra, es decir, tu vas ordenando a la chica y ella te va apuntando y pidiendo. Era muy raro, porque no entiendo cómo podía llevar todo claro con una simple libreta.
  2. Beti jai: este era muy grande, con varias plantas y salones y este si, con todas las tapas expuestas. Se llena siempre, así que hay que ir pronto.
  3. Ganbara: llegamos tarde, pero el croissant de jamón está muy bueno. Bar de tapas relacionadas con las setas y mucho más.
  4. La cuchara de San Telmo: este está algo apartado del resto y es enano, muy estrecho pero siempre está hasta la bandera. Merece mucho la pena pedir la carrillera de cerdo. Top 10.
  5. Bardulia: lo descubrimos el último día paseando por una de las plazas más bonitas del casco antiguo, la plaza de Zuloaga.
  6. Juantxo: este es más de bocatas, de tortilla, lomo y calamares principalmente. Es típico vasco, con todo el mundo hablando euskera y sirviendo bocatas como el que da aceitunas, muy bueno la verdad.


Cuando empezamos a sentirnos llenos, decidimos que era hora de parar e irnos a ver un poco la ciudad, que acabábamos de llegar y sólo habíamos visto platos y más platos.

Lo más cercano desde ahí era el paseo por el muelle deportivo de la ciudad. Desde ahí, vimos que unas escaleras te llevaban a lo alto del monte Urgul. En lugar de subir tan recto, vimos que Google nos llevaba por una zona menos escarpada y con algo más de zig-zag. Al llegar al extremo de la costa más cercano a la isla de Santa Clara, nos armamos de valor y sacamos el dron por primera vez, jejej. Al principio nos daba algo de vergüenza por la gente, pero en cuanto lo sacamos y nos dimos cuenta que la gente lo veía y seguía de largo, a por todas.

Tuve la mala suerte de tener que lanzar una actualización del software del dron en ese mismo momento, jajajaja, 20 minutos esperando a que se instalasen 200Mb (p*t* vida!!!)... la verdad que mereció la pena totalmente, porque las imágenes que grabamos son de película. Nos fuimos volando por encima del mar hasta la isla, vuelta, otra vez, hacia el monte de detrás, etcétera.

Estuvimos unos 20 minutos volándolo ahí en el mirador de abajo, y desde ahí empezamos a subir por unas escaleras entre árboles, muy bonito la verdad, hasta llegar incluso a atravesar un bar llamado Polboriña (con la estelada colgando :( sin sentido ). Seguimos subiendo hasta llegar a la zona conocida como la batería de Santiago y ahí grabamos uno de los mejores vídeos del viaje con el dron. No comments, hay que verlo.

De ahí el camino ya solo te llevaba a lo alto del monte, donde se encuentra el cristo del Monte Urgul. Se me ocurrían mil formas de volar el dron y hacer una película de la zona, pero estaba lleno de gente y no me atreví, aparte que quería meterlo entre muros y puertas muy estrechas, como si fuera el Fernando Alonso del aire, jajaja.


Desde aquí solo nos quedaba bajar, pero para no repetir, decidimos bajar por el extremo opuesto, dado que sabíamos que había escaleras para bajar. No teníamos claro dónde íbamos a parar, pero a algún sitio seguro, jeje.

Antes de parar, nos quedamos en el mirador del extremo este, donde volvimos a sacar el dron para grabar a unos surfistas en la playa de Zurriola. Todo duró hasta que el viento empezó a hacer estragos con la cámara del dron, en ese momento, media vuelta y a recoger. Una cosa estaba clara, en cuanto bajaba el sol a las 4 de la tarde, el viento aumentaba notablemente y el fresquete se notaba mucho más. Yo iba con la sudadera siempre, pero en pantalones cortos, lo que no era muy aconsejable a esas horas ya, pero bueno, no tenía otra opción que aguantar el frío (pese a estar ya resfriando).

Finalmente, fuimos a dar a unas escaleras que te dejaban en la calle "31 de Agosto". De ahí, y sin hambre todavía, decidimos ir a dar un paseo por el paseo de la playa para ver un poco el camino que nos esperaba para el día siguiente. Por el camino, decenas de personas y de gente intentando vender de todo, desde cuadros, música, actuaciones con muñecos, mimos, etcétera.

Al llegar a mitad de paseo, y debido a las obras y el frío que se levantó, decidimos dar la vuelta a la zona de tapas para cenar. Principalmente porque me estaba empezando a atacar el catarro y no era cuestión de ponerse peor. Cenamos unas cuantas tapas y de ahí nos subimos al mismo bus 28 y directos al hotel. Intentamos no repetir tapas, pero algunos sitios eran inevitables :P

Viernes 13

El viernes nos levantamos sin prisas, sobre las 9 am, me duché, me quité un poco la caraja de encima con más drogas legales del maletín secreto de Rhea y nos pusimos en marcha al centro con el dron a cuestas, con la idea de desayunar en uno de los lugares que habíamos encontrado antes de ir a Donosti. En este caso, el elegido fue el Ijentea Kafea.

El sitio tenía aspecto de ser el típico sitio de zumos, pastelería y demás, pero con una decoración diferente, y junto al mar. Nos metimos entre pecho y espalda todo esto.

Aunque esta foto es del día siguiente, el contenido era el mismo, solo que cambiando el croissant por una tostada mas. En fin, que no fue poco, ni mucho. Yo quedé perfecto, especialmente para poder continuar con mis drogas sin fastidiar al estómago. Eran sobre las 10.45 y poníamos rumbo al monte Igeldo, a pie.

El paseo por la playa era muy agradable, porque empezaba a salir el sol y no pegaba tanto, además, al ser pronto, no había apenas gente paseando. También cuenta que era día laborable para mucha gente.

El primer parón lo hicimos a mitad de playa de la Concha más o menos, en un parque que corta la playa en dos, con un palacete encima muy bonito, que en su momento albergaba a la reina de España, llamado Miramar. Ahí sacamos el dron de nuevo y grabamos unas cuantas escenas chulas entrando y saliendo por los cobertizos.

Unos 20 minutos después, continuamos nuestra marcha hacia el monte Igeldo, pero a la base primero, donde la gente ya se amontonaba para hacerse fotos con el mar bravo, o eso pensamos. Al acercarnos, nos dimos cuenta que en el borde del paseo existían una serie de agujeros que conectaban directamente con el mar, y cada vez que las olas golpeaban la pared lateral, estos despedían aire a presión, generando un efecto Marilyn Monroe muy gracioso.

Yo pensé que era el momento perfecto para volver a sacar el dron y grabar la fuerza del mar impactando contra el muro de contención. Me separé unos cuantos metros hacia una zona de sombra y levanté el dron. Las imágenes son una auténtica locura, de cine.

Cuando me cansé de volar, nos fuimos hacia el funicular que te lleva a la cima del monte Igeldo por unos 3€ por persona. Mientras Rhea hacía la fila para comprar, yo me puse en la zona para entrar al funicular. En menos de 10 minutos ya estábamos subiendo en él, jejeje. Debía ser ademas una hora muy complicada porque estaba lleno de gente queriendo subir.

Una vez arriba, lo que te pedía el cuerpo era volver a volar el dron y así lo hicimos. Nos metimos por un callejón que daba al parking trasero, por donde suben los coches a la cima, y ahí lo estuvimos volando los dos.
Se nos ve pequeños, pero el vídeo quedó genial, ya se verá después. Como el sol cascaba mucho y ya teníamos hambre, decidimos bajar otra vez, porque eran casi las 3 de la tarde. Además, arriba solo había una cafetería y una especie de parque de atracciones parecido al Tibidabo de Barcelona, pero en esta época, tenía casi todas las atracciones cerradas.

Al llegar abajo, pensamos que ir andando hasta la zona de pinchos era una sobrada y nos subimos al bus nº5 que paraba junto al Palacio de Miramar. en menos de 20 minutos ya estábamos otra vez en zona cero ;)

Nos metimos unas buenas tapas para pasar bien la tarde e incluso casi cerramos algunos locales, bueno, de hecho, el último sí que lo cerramos, jejeje, porque cerró la trapa con nosotros dentro. Se nos fue un poco de las manos el tiempo.

La idea era pasar caminando desde la zona antigua a la playa de Zurriola y caminar hasta el final. Es verdad que el sol picaba bastante, pero yo con mi catarro estaba en la gloria. Rhea por el contrario echaba humo, jojojo. Le pedí que por favor fuéramos a una de las terrazas del final de la playa para así poder bajar los pinchos, y nos acabamos sentando en una que tenía sombrilla, para que Rhea pudiera sentarse a la sombra y yo al sol. Té y café fueron los elegidos para pasar un rato de relax, y digo relax, porque en menos tiempo que ayer, ya llevábamos más kilómetros andados que el jueves, unos 10.

Tras una hora casi recargando baterías, no solo nuestras, sino también de los móviles, nos pusimos en camino de vuelta a la zona de tapas. Teníamos que cenar, pero había que hacer tiempo, porque era pronto, más o menos las 18.30.

Dimos una vuelta grande, pasando por un Evo para sacar efectivo, de ahí nos fuimos a ver la catedral por fuera y por dentro, donde nos sentamos a contemplar el silencio y la calma.
De ahí, directo a la zona de tapas, donde seguimos haciendo tiempo, esta ve comiendo un postre muy rico llamado Turrón ruso, que servían en una confitería llamada Oiartzun. A Rhea se le encendió la bombilla, y pensó, por qué no sacar el dron en el puerto deportivo y grabar un poco toda esa zona, el consistorio y los barquitos que estaban ahí parados.

Sin esperar más, nos pusimos en marcha con la puesta de sol enfrente y lo desplegamos en medio de toda la gente que pasaba por allí estupefacta, diciendo cosas como "mira, es un dron!!", o una señora mayor diciendo "Esto es lo nuevo, lo que se lleva ahora!!", jeje qué grandes !!

Aquí solo hubo una pega, a mitad de vuelo, me di cuenta que el dron no grababa nada, absolutamente nada. Le dabas a grabar y se paraba él solo, putada!!! había grabado unas escenas chulísimas con unas gaviotas persiguiéndome incluso y cruzándose por la cámara y lo perdí todo. La razón fue que la memoria del teléfono, del dron, o las dos, estaban a su máxima capacidad y no eran capaces de grabar más. Así que lo dejamos como estaba, guardamos el dron y nos fuimos a cenar tranquilamente, con la mente puesta en volver a la mañana siguiente a grabar lo mismo.

Cenamos y nos fuimos al hotel con el mismo de siempre, el 28, bueno, una anécdota que tuvimos, que tuvo un accidente con un coche y nos tocó esperar un poco más de la cuenta, jeje. Al llegar al hotel, yo me pasé varias horas sacando mis fotos y vídeos del móvil a Google Drive, para así poder grabar al día siguiente con el dron sin usar la tarjeta SD (idea que tuvo Rhea, así le doy 500 puntos :D ). Sobre las 12 de la noche, me cansé y dejé el móvil conectado a la luz cargando y subiendo 4 vídeos de más de 1Gb.

Sábado 14

Ya nos quedaba poco por hacer hoy, solo grabar lo del puerto deportivo y tapeo. Con esas y sabiendo que a las 2pm había una reserva para comer, salimos hacia el boulevard. Desayunamos en el mismo sitio que el viernes, porque el otro que habíamos encontrado estaba muy lejos y qué leches, el kafea nos gustó mucho.

Llegamos más pronto que el viernes, es decir, sobre las 9.30 ya estábamos en el café desayunando. Salimos, giramos hacia el puerto y sacamos el dron para probar la idea de grabar sobre el móvil directamente. La verdad que funciona, pero la calidad de las imágenes no es tan chula, no es 4K y en una tele grande, se nota. Es igual, nos pasamos una media hora entre Rhea y yo volándolo. De hecho, ella lo llevó hasta la otra costa.

En esta imagen de la aplicación de DJI se puede ver cómo nos movimos con el dron desde donde está la flecha roja. Rhea hizo todo el giro hacia el Miramar y luego por encima de la isla.

Yo creo que es el vuelo más lejano que nunca hemos hecho con el dron, y la verdad que respondía perfectamente y sin interferencias. Imagen estable y resultados increíbles.
Cuando nos aburrimos de grabar nos fuimos rodeando el puerto deportivo a dar la vuelta al monte Urgul pero por abajo, pegados a las rocas. Para ser tan pronto y sábado, la verdad que estaba lleno de gente caminando, corriendo o simplemente pescando. Luego nos dimos cuenta que al día siguiente había una carrera en la ciudad, y que por eso había tanta gente corriendo por todas partes.

Cuando dimos la vuelta entera al monte, giramos hacia adentro por la plaza de Zuloaga, porque pese a haber desayunado bien, y tener comida reservada a las 2, Rhea no quería irse sin volver a comer el risotto del local Borda berri. Yo estaba sin hambre la verdad, pero antes de llegar a ese, encontramos otro que no conocíamos, llamado Bardulia, donde si que probé un par de tapas, una era como una especie de albóndiga pero rellena de huevo, y la otra un bocata de atún con mayonesa.

De ahí si que fuimos directos al risotto, pero estaba cerrado, jejeje, eran todavía las 13.20 y habría a y media. Por eso, y sabiendo el viaje en tren que nos esperaba hasta Barcelona, decidimos ir al Juantxo del día anterior a comprar un par de medios bocatas de tortilla por si las moscas del viaje, ya sabes. 

Tras el risotto, nos fuimos a buscar las maletas al hotel, ya que las habíamos dejado en consigna tras el checkout. De ahí con ellas directos al Botanika que estaba al otro lado del río junto a la estación del tren. Mejor imposible.

Por fuera el sitio era una auténtica pasada, y si vais a la web lo veréis florecido. Cuando llegamos nuestra mesa estaba ocupada, pero al sol, y le pegaba bastante fuerte, máximas de 29ºC ese día.

Le pedimos a la chica ir dentro y nos dijo que sin problemas. Nos sentamos y pedimos lo que se ve en la imagen, un primero de atún con verduras y una degustación de 3 salsas  o dips (guacamole, chipotle y hummus)

Aparte de eso, nos pusieron una sopa de verdura como entrante para beber. La verdad que con ese calor no apetecía nada, pero bueno, la probamos.

Acabamos pronto con el ansia, como siempre, y tuvimos que hacer algo de tiempo porque no salía el tren en una hora más. Así que nos pusimos a retocar fotos del móvil, a tomar un té/gintonic y luego un postre. Hay que decir que el sitio es un vegetariano, pero se come de lujo.

A las 15.50 nos pusimos en marcha y salimos hacia Barna en hora. Tiempo de llegada a casa 22.15, lo justo para lavarse los dientes y recordar el finde que habíamos pasado revisando los vídeos del dron :D ... mientras tanto en el tren, bocatas de tortilla, Narcos en el iPad y una siestina para amenizar, jejeje. 

Buen destino, buena comida, tiempo inmejorable, compañía de 10.



No comments:

Post a Comment