Friday, April 15, 2016

Thailand trip: Martes 5 de abril

Todavía estaba un pelín convaleciente del día anterior, pero si no salía del hotel la verdad que tampoco iba a mejorar la cosa, no podía encerrarme en mi propio cansancio, lección aprendida y a beber agua como un loco todo el día, aunque no tenga sed.


Con todo el ánimo del mundo, nos levantamos sabiendo que queríamos ir al Tiger Cave Temple, que como se aprecia en el mapa no es otra cosa que seguir la ruta 4 y desviarse al final un poco de la general. Pensamos que todo era de color de rosa hasta que nos pusimos en marcha.

Para empezar bien, en Krabi nos dimos cuenta de una cosa muy curiosa en las habitaciones, y es que todas tienen una especie de linterna en la entrada, una de esas recargables en la propia base. Bien pues esa mañana supimos para qué eran, y es que se había ido la luz en todo el pueblo, y no era la primera vez, con lo que al ir a echar gasolina, sorpresa!!! 

Efectivamente, lo que se ve es a Oskar echando gasolina de una botella de plástico de 1L. En la gasolinera había una chica extrayendo gasolina con una bomba de un barril de gasolina y metiéndola en botellas de litro. Y por supuesto, el dueño/encargado de la estación las vendía a 70B/Litro, cuando en teoría la gasolina normal costaba 30B/L.

No tuvimos mas remedio que echar 1L cada uno porque el depósito de mi moto estaba casi llorando, aunque no la había cogido la noche anterior, pero bueno, eran unos 2€.

Acto seguido nos pusimos en marcha y pensamos que como la ruta caía cerca del aeropuerto de Krabi, mejor seguir los carteles y daríamos con el sitio fácil. Esta teoría duro unos 5 minutos, hasta que nos pasamos la salida del aeropuerto y seguimos un par de kilómetros por donde no era, jajaj. Por supuesto, me dí yo cuenta, dimos la vuelta y ya enganchamos la ruta buena, la autovía 4.

Parecía que no había pérdida ninguna hasta que nos cruzamos de frente con un accidente de tráfico y nos desviaron por otra carretera. Con el calorazo que estaba cayendo y nosotros jugando a boyscouts. Después de un gran desvío, volvimos a girar hacia donde se supone estaba otra vez la autovía, pero ya era tarde, estábamos perdidos. Después de aproximadamente 1 hora dando vueltas como idiotas y preguntando a gente que no sabía ni dónde vivía, paramos en una especie de negocio de arquitectura local, con AC e internet.

Allí nos dejaron la conexión para que buscásemos en google maps la ubicación y nos dimos cuenta que estábamos relativamente cerca, pero que íbamos en círculos de forma absurda :) Finalmente y siguiendo el GPS de Oskar en el móvil, giramos a la izquierda desde la autovía 4, donde paramos en un "Family Food Market" a comprar agua antes de llegar al sitio que ya se avistaba desde ahí.
La imagen no es muy nítida, pero allá arriba estaba nuestro objetivo, pero necesitábamos gasolina humana para afrontarlo, así que, gracias a una buena idea de Óskar, compramos por un lado algo con mucha azúcar y por el otro, simplemente agua para paliar el calor.

Al llegar allí, dejamos las motos en la base, donde aparcaban todas las motos y empezamos a ver cómo una cantidad de gente bastante evidente, caminaba hacia unas puertas con leyenda chinesca.
Tras esta puerta comenzaba la etapa de 1237 escalones a la cima, y por supuesto, las mujeres deberían cubrir sus hombros por respeto al budismo, los hombres podíamos ir de cualquier manera (qué raro!!).

Empezamos muy valientes subiendo, y lo peor yo creo que era ver la cara de la gente que venía bajando, completamente rojos, sudando, deshidratados y rodeados de monos !!!

El calor era sofocante, y debido a tantas vueltas como dimos, eran ya casi la 1pm que es cuando más pega el sol, pero bueno, si esperábamos más iba a ser peor aún, así que no lo pensamos y para arriba. Tuve la certeza de ir haciendo fotos cada poco durante la subida, la cual duro aproximadamente unos 40 minutos con paradas incluidas, y mi cara es un reflejo de la dureza de la subida, donde en ocasiones, los escalones llegaban a ser tan altos como media pierna mía.
Como se puede ver en esta imagen, los escalones subían casi totalmente verticales, era una pasada. A lo largo del recorrido había ciertos puntos de avituallamiento, con baños públicos que no sabíamos muy bien cómo se mantenían o cómo llegaba el agua hasta tal altura, pero que venían muy bien para refrescarse.

Al coronar la cima, paz, aire, calor, sufrimiento, todo a la vez para resumir el esfuerzo y es que tuvimos que sentarnos en una especie de terraza justo debajo de cima donde estaba el buda gigante dorado. Varios minutos después de recuperar el aliento, subimos a la plataforma del buda (que por cierto quemaba de narices porque teníamos que ir descalzos) y empezamos a hacer fotos del lugar. Vista perfecta sin una simple nube.


Las vistas eran una pasada aunque realmente me esperaba más, no sé, yo creo que el esfuerzo me pedía mucho mas. Aguantamos unos 20 minutos más ahí arriba y luego ya directamente empezamos el descenso porque no había monjes ahí arriba, nos habían engañado o estábamos en el lugar equivocado.

Curiosamente, el descenso duró no mas de 5 minutos, y no es que bajásemos deprisa, pero la verdad que ya descansados y haciendo el descenso era mucho más fácil. La única anécdota que encontramos fue un pobre niño (posiblemente local) que estaba parado a mitad de subida, apoyado contra la barandilla y ahogado en calor y sudor. No pudimos menos de darle una botella de agua al pobre porque estaba solo y posiblemente deshidratado :D...

Al llegar abajo nos dimos cuenta que a unos 50 metros más adentro había otra subida, donde había muchos obreros subiendo ladrillos y cemento. A estos les entró la curiosidad de ver qué habría, tal vez los monjes, y subimos solo Oskar, Rober y yo, porque Joana no podía más ya.

Cuando llegamos al final de la escalera, el camino de escalones descendía otra vez pero no se sabía muy bien dónde, así que yo, sabiendo la pájara que me dio el día antes decidí volver con Joana y descansar, mientras estos se adentraban en el bosque perdido.

Cuando volvieron a la media hora, resultó ser el refugio de los monjes al final de camino, pero ni de clausura ni leches, estaban todos con móviles, iPads, etcétera. Alguno incluso salió donde Joana y yo a contemplar la vida pasar.
Mientras tanto, en un puesto que había abajo, yo me bebí dos Gatorade como si fueran chupitos de agua, me duraron 2 segundos cada botella. Aparte de bebida, estos vendían comida para monos, y claro la gente no se podía resistir. Yo lo vi peligroso porque luego los monos se acostumbran y quieren mas, como pasa en Tarifa en España, y así fue, cuando vi a uno intentando sisar de una mochila, jajaja.

Aparte, mientras estos regresaban y tal, a Joana le dio por hacer la buena acción del día, que no era otra cosa que ayudar a todos esos trabajadores a subir ladrillo a lo alto de las escaleras (hasta donde fuí yo antes) como ofrenda, o agradecimiento, vete a saber.
Ellos lo agradecieron mucho, no sólo a ella, a todo aquel que aportaba ese pequeño grado de arena en un día caluroso de mas de 30ºC.

Cuando estos volvieron, nos subimos a las motos y nos fuimos de regreso al hotel. La idea era clara, deshacer lo andado y nos volvimos a perder, jajajaja. Hasta que encontramos el mismo sitio con Internet de la ida, nos conectamos a la wifi desde la calle y nos orientamos para llegar. Ahí nos dimos cuenta de las vueltas absurdas que habíamos dado por la mañana, cuando estábamos literalmente al lado del desvío.

Cuando pisamos Au Nang eran casi las 4pm y paramos a comer directamente, en el primer sitio que vimos en la carretera, en un restaurante (por llamarlo algo) de una familia humilde que vendía comida, pero que en la parte de atrás acumulaba chatarra como si fuera una acería, era impresionante.
Mientras comíamos con todo el ansia, a unos 30ºC y con un ventilador intentando paliarlo (Víctor :P) nos dimos cuenta de la quemada que llevábamos en los hombros gracias a nuestro paseíto de 2 horas en moto buscando la ruta. Una pena, pero bueno, otra aventura para el saco.

Al acabar directos al hotel a la piscina de cabeza para quitarnos el calor, la sudada y todo. Después siestecita y cena por la zona. Esa noche acabamos cenando en un local en la carretera principal que daba a la playa, nos dimos un paseo por la zona buscando algún que otro regalo para comprar y a dormir porque el cuerpo no nos daba ya para mas.

NOTA: una cosa de la que nos dimos cuenta después de ver las fotos es que, al buda no se le puede dar la espalda, por respeto, y nosotros en todas las fotos,jeje.

No comments:

Post a Comment