Saturday, April 16, 2016

Thailandia trip: Jueves 7 de abril

Es día era el elegido para relajarnos y hacer lo que nos diera la gana de Krabi, porque opciones había millones en la zona. Mol ya se levantó enfadado porque no quisimos ampliar el día anterior el alquiler de la moto, porque como él no podía nadar o mojarse, prefería coger la moto e ir a la aventura.

Nosotros (Oskar, Rober y yo) decidimos preguntar por un tour de kayaking y nos dieron un precio de 400B/persona, por unas 2 horas de trayecto, donde nos irían a recoger y nos dejarían en el hotel. No nos lo pensamos, porque mol se puso cansino con ir a una playa que acababa de buscar en Trip Advisor, y quería que alquilásemos otra moto porque sí.

Al final nosotros 3 nos fuimos a por el kayaking y Joana y mol con la moto a investigar la playa X. Nos dijeron que el tour saldría a la 1:30pm y como eran todavía las 11, les dijimos que por favor, nos fueran a buscar a la playa, que estaríamos allí pasando la mañana. Y con estas pusimos rumbo a la playa de AoNang.

Lo cierto es que esta playa no es de la mejores que vimos, dado que era de donde salían todos los tours a las islas y estaba algo turbia el agua, incluso llena de gasolina seguro. Nos quedamos por eso en una zona marcada con boyas para los turistas.

Entre bañarnos y tomar el sol nos dieron casi la 1pm y nos fuimos a comer algo allí cerca para cuando nos viniera a buscar, que estuviéramos comidos, porque el tour acababa sobre las 4pm pero entre llegar al hotel y no, las 5 o 6pm.

Comimos en tiempo record, y es que no miramos ni el menú, pad thai para todos y spring rolls + una samosa por cabeza, listo!!.
A los 20 minutos escasos de entrar al restaurante, salimos comidos, pagados y listos para el kayaking, La furgoneta que nos recogió se supone tenía un símbolo pintado, pero no lo tenía, suerte que el conductor nos localizó (parece ser que tenemos cara de turistas :D :P)

El viaje fue un poco suplicio, porque estuvimos como 1 hora y pico de carretera, primero recogiendo a unos chinos en otro resort y luego metiéndonos por carreteras raras hasta finalmente llegar a una especie de muelle en medio de la nada, donde había un entrante de mar por donde se supone íbamos a hacer el viaje.

Esta imagen es del final de recorrido, aunque cuando comenzamos no era muy diferente. Como se aprecia en el primer plano de la foto, hay fango ya, y es que el nivel del mar fue bajando poco a poco hasta dejar casi todo el entrante de mar seco. De hecho, nos llevaron por un brazo del mar que acababa en arena y tuvimos que dar la vuelta y remar para el otro lado.

Pudimos ver cangrejos azules, peces andantes (también llamados mud skippers), decenas de monos buscando peces en el fango, y miles de otros bichos a lo largo del río. Dimos una vuelta por un brazo de mar hasta finalmente acabar en el inicio.

Cabe decir que te dan de todo, una bolsa estanca, chaleco, una taquilla para dejar los documentos o dinero que lleves para no perderlo, y al final del recorrido fruta y agua para no deshidratarte.

Con una reventada única, con cayos en las manos del remo y con un corte de unos 5 cm en la planta del pie, acababan las dos horas de recorrido, y todavía quedaba volver en la furgoneta al hotel. Por desgracia nos dejaron los últimos, con lo que llegamos al hotel sobre las 5pm.

Esta noche le tocaba elegir a Mol y llevaba un día amenazando con llevarnos al chigre mas sucio de todo Krabi, para compensar el McDonalds de Joana, eso si, el único requerimiento, poder sentarse. Al final, se cruzó con un sitio en el que daban buen marisco y le pudo el ansia. Para muestra un botón:
Yo pillé una sepia la plancha y otra frita a medias con Oskar, aparte del típico arroz frito, mientras el resto cogía una mezcla de pescados, spring rolls, etcétera, no nos privamos de absolutamente nada, porque ya quedaba poco para el final, de hecho, esa era la última noche en Krabi.

Al acabar, nos fuimos a un local de música en directo después de mirar un poco las tiendas de alrededor, con el objetivo de encontrar una figura de madera para meter incienso, que Rober había comprado en Koh Samui y yo quería también. Como no hubo suerte nos metimos al bar con música en directo, con una cerveza o cocktail en el caso de Rober y mío. El sitio se llamaba Boogie bar.


Sobre la 1 o 1.30 Rober y yo no pudimos más y nos fuimos a sobar al hotel, la paliza del remo había sido dura. El caso es que los otros tres llegaron a los 40 minutos. Suerte que habíamos dejado las mochilas prácticamente hechas para el día siguiente, que había que dejar la habitación.

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