Saturday, June 11, 2016

Congost de Mont-rebei


Así empezaba la expedición de Roche la andadura por esta ruta de unas 6 horas. En principio me intentaron convencer de que la ruta era de una hora y media ida y lo mismo la vuelta, pero yo sabía que esto no iba a ser tan fácil.

La verdad que el recorrido en sí no era muy complicado, pero si que necesitas tener un tono físico un poco preparado si no quieres acabar reventado y pidiendo la ambulancia al llegar.

Llegamos al parking del sitio sobre las 12:30-13pm y justo quedaban sólo dos sitios para aparcar nuestros coches, porque cabe decir, que iniciamos la andadura 3, pero el coche de Oscar se quedó a medio camino, ya que saliendo de Barcelona le falló el turbo del coche y casi casi les deja tirados en la autopista.

Nos dio tiempo a desayunar a mitad de camino, en un pueblo llamado Anglesola, en concreto en el Bar Marina. Ahí repusimos fuerzas, compramos agua y alguno se metió un chute de grasas para preparar el recorrido.

El día parecía que iba a estar nublado, o al menos así estaba cuando aparcamos los dos coches antes de comenzar. Carlos nos advirtió de que llevásemos agua, bastante agua y cada uno se llevó una botella de agua consigo.

La ruta comenzó bastante suave, caminando por un camino de tierra durante aproximadamente unos 30 minutos, donde siempre dejábamos el lago a nuestro lado derecho, es decir, íbamos caminando todavía por Cataluña, porque algo que no he dicho es que el lago separaba las dos CCAA.

Este es el primero de los 2 puentes que llegamos a cruzar por encima del lago.

El día la verdad que tenía la temperatura perfecta, porque si llega a pegar más el sol, nos habría costado acabarla.

El problema fue que esto hizo que la ruta estuviera llena de gente con niños de un lado para otro.

Al principio, la gente no hacía más que hacer fotos, especialmente el amigo rumano de Carlos, que había venido solo para hacer la ruta desde Alemania.

Esto hizo que el grupo se estirase hasta el punto de llegar a encontrarnos 3 solos en cabeza y nadie siguiéndonos. Fue el momento que aproveché para meterme el primer bocata y media botella de agua, porque la sudada ya era guapa.

Tras esperar unos 15 minutos sin movernos, apareció el resto del grupo que venía a paso de tortuga haciendo fotos a cada cm2.


Mientras tanto, por la parte inferior nos iban adelantando kayaks de grupos de gente que los había alquilado en grupos al principio del recorrido, más o menos donde dejamos los coches.

La verdad que las vistas eran una pasada, y cuando más avanzábamos, mejor se apreciaba el lago y las montañas que lo encerraban.



La verdad que esta ruta me recordó en algunas partes a la del Cares de León y Asturias por el recorrido entre la pared mordida de la montaña como se ve en esta imagen.







A mitad del recorrido de ida, había una subida bastante pronunciada que llegaba a una bifurcación de caminos, uno tiraba otros 10Km mas abajo, y nosotros nos metimos por la alternativa que empezaba a descender por el margen del lago hasta el segundo puente que tendríamos que cruzar, pero eso si, antes de cruzar, ya divisamos un sitio donde la gente se estaba bañando y no pudimos menos que acercarnos.


Yo pensaba que el agua iba a estar más fría, y la verdad que al meter los pies te quedabas un poco pájaro, pero luego la verdad que no se notaba el frío en absoluto. Me daba algo de respeto porque acababa de comer y tenía miedo al corte de digestión, pero me acabé metiendo y me fui con otros dos nadando al otro lado del lago, para hacer algo de ejercicio.

El problema que nos encontramos todos es que teníamos pensado bañarnos a la vuelta solo, y ninguno llevaba el bañador encima, excepto las mujeres que lo llevaban debajo.

Tras algo más de media hora, sobre las 15:30 continuamos la marcha hacia el otro puente, lo cruzamos y empezamos a subir poco a poco la siguiente ladera. 


Esta es la vista desde la parte de arriba de la ladera tras cruzar el segundo puente, y lo que se ve al fondo es la zona desde la que veníamos caminando por la parte derecha. A la derecha del todo de la imagen, se puede ver gente bajando unas escaleras de madera. Esas son las famosas escaleras clavadas en la roca, que cabe decir acojonan bastante, porque están a una altura de unos 5 pisos, suspendidas y encima hacen un ruido bastante jodido al caminar por ellas.


Aquí se aprecia el estado de las escaleras, que a pesar de ser muy bueno, la gente bajaba agarrándose a todo lo que pillaban, 

La verdad que lo peor era encontrarse con alguien de frente porque el paso era estrecho y acojonaba.

La mitad del equipo se quedó arriba sin poder bajar por el vértigo que les estaba dando de solo verlo. Alguno lo comenzó, pero tras bajar el primer piso, se dio la vuelta por miedo.

Lo cierto es que como era el final de nuestro recorrido, no el de la ruta que continuaba por abajo, no hacía falta que todos bajásemos. Los que no bajaron, se quedaron arriba comiendo algo hasta que subiéramos los 5 o que bajamos.

Al subir, descansamos un poco en las propias escaleras, repusimos fuerzas, líquidos y a continuar con la ruta, esta vez, ya de vuelta al coche.


La verdad que la vuelta se hizo bastante dura, porque ya casi no teníamos agua, llevábamos unas 4 horas de caminata y no pensábamos más que en llegar al coche, darnos un baño final e ir a por una cerveza al primer bar que encontrásemos.


Tras casi otras dos horas de camino de vuelta, con la sudada encima y con una sed de muerte, llegamos al parking donde estaban los coches y encima el bar del al lado ya estaba cerrado. Hasta una pareja que estaba en una furgoneta aparcada allí mismo nos llegó a ofrecer agua al ver el estado lamentable en el que llegamos, jajaja.

Luego, según se ve en la imagen, algunos decidieron meterse al agua un ratito más, donde además se aprecia que llegaban los kayaks al final de la ruta también, Yo pasé de bañarme porque estaba cansadete y no quería mojarme mas. El caso es que nos bañamos con la ropa de calle y acabamos yéndonos a casa con el bañador seco puesto, a lo loco!!!

De camino, con la gente medio dormida en el coche ya, acabamos encontrando un bar abierto en mitad de la nada, entre Cataluña y Aragón, donde paramos a tomar unos helados, cañas, copas, y comprar botellas de agua para hidratarnos de nuevo.

Una cosa estaba clara y es que teníamos que parar en Anglesola de nuevo a recoger el coche de Oscar antes de seguir hacia Barcelona, y ya que estábamos, convencimos a Damjan para que se quedase a cenar con nosotros en el mismo bar que por la mañana.

Salimos del bar sobre las 23:30 y pusimos rumbo a Barcelona ya finalmente donde llegaríamos sobre las 0:30. Ivan Navarro con el que yo iba, nos dejó en el CC. de L'illa y de ahí cada uno a su casita a descansar, que las agujetas que venían eran finas al día siguiente, jejeje.

Buena ruta, buena compañía, y ya estamos pensando en el siguiente ruta, posiblemente Aiguas Tortas !!!

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