El viaje comenzó el sabado 3 de diciembre, coincidiendo con el día siguiente a la cena de ERNI, con lo que nos levantamos tirando a tarde, jeje, ya que llegamos a casa sobre las 2am en taxi. Quedamos en la estación de Sants a las 3pm, con el objetivo de subirnos al tren que nos lleva a la T2 del Prat.
Una vez allí, simplemente tuvimos que pillar el bus entre terminales para llegar a la T1 ya que volábamos con Air France. Nos dejaron incluso dejar mi maleta de mano a coste cero, con lo que el vuelo fue mucho más ligerito, y ya que teníamos que esperar por la maleta de Rhea, pues, por qué no por la mía!
Salimos a la hora prevista, 17.55 y llegamos a Paris sobre las 8 y 20 de la tarde y la verdad que yo esperaba que fuese algo más complicado, pero fue muy fácil, simplemente salimos del avión, bajamos un par de plantas y ya estábamos en la terminal de trenes.
Solo reseñar que salimos de recoger las maletas sobre las 20.40 y la tienda de información donde comprar los billetes de Paris Museum y París Visite cerraba a las 21. Pensábamos que nos venderían los tickets, pero la graciosa que estaba allí, que no quería trabajar seguramente nos dijo que no nos vendía nada, que fuésemos a la estación de tren.
Una vez en ella, compramos el ticket individual desde el aeropuerto a la estación de París de Gare du Nord, y aparte aprovechamos para comprar el ticket de transporte de 5 dias y 5 zonas que nos serviría para todos los días, o eso pensamos en ese momento...
El viaje al hotel duró aproximadamente una hora y fue simplemente desde Charles de Gaulle a Gare du Nord, y desde ahí nos metimos en la línea 5 de metro (naranja) dirección Place d'Italie, bajándonos en Oberkampf. Al salir del metro fue una sorpresa ver lo cerca que estaba el hotel, a 50 metros escasos. El hotel, dado que todo el mundo dijo que no nos esperásemos mucho de los hoteles de París, íbamos un poco acojonados, pero la verdad que estaba muy, muy bien.
La habitación, como se ve en el video, era pequeña, pero muy limpia, cama grande, calefacción a medida, ducha privada y wifi. Nos la limpiaban cada día y encima la gente de la entrada era bastante amable, sin quejas.
Entre deshacer las maletas y hacernos un poco a la idea de qué ver al día siguiente ya no salimos del hotel para nada, nos duchamos y nos fuimos a dormir, porque entre unas cosas y otras ya eran las 11pm. Además teníamos algún bocata que nos llevamos por si las moscas.
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