Tuesday, December 6, 2016

París 2016 - Parte IV - Martes 6

Un día más y ya estábamos acostumbrados a levantarnos con el mismo ritmo de siempre, a las 8 se levantaba Rhea mientras yo me hacía un poco el loco en la cama.

Ella se preparaba, peinaba, en definitiva, chapa y pintura femenina. Yo me levantaba a las 8.30am, me vestía y preparaba para irnos. Con las ideas claras de dónde ir, nos pusimos en marcha.

Sabíamos que a las 11.30 teníamos tickets para subir a la Tour Eiffel y por eso decidimos ir a probar suerte con el desayuno al mismo sitio que fuimos el primer día, que esta vez sí estaba abierto.
Este era el aspecto del sitio por dentro, la verdad a mi me pareció como cualquier otra boulangerie (confitería), pero Rhea decía que estaba muy bueno y tal... pues bueno, lo que si era verdad es que era de las pocas , sino la única con caracolas.... anyway.. como sólo tenía para comprar y no para desayunar allí, compramos una sola caracola y nos fuimos a la Place de la Republique a buscar más sitios.

No queríamos repetir el del primer día, así que acabamos encontrando casi al final de la desesperación uno llamado Café du Temple.

No estaba nada mal, y el desayuno tenía muy buena pinta, la verdad, aunque el zumo de naranja seguía siendo de brick. Al final salimos a 16€ por los 2, nada mal. 

Sin más pusimos rumbo a la Tour Eiffel, para poder sacar algunas fotos en los alrededores antes de entrar. La parada de metro estaba justo en frente de la cafetería, así que nos metimos en la línea 8 violeta y salimos en la parada Ecole Militaire, que estaba al comienzo del paseo.

La escuela militar estaba en obras y la verdad que una vez que estas al lado de la Torre no quieres otra cosa que acercarte e ir haciendo fotos.
Como se aprecia, al ser invierno casi, el jardín estaba completamente vallado para ser arreglado, con lo que las fotos salieron un pelín cutres, pero bueno, en esta, Rhea sale guapísima (y eso que tuve que darle una patada en el culo para que sonriese).
Seguimos nuestro camino hacia cerca de la torre y vimos que justo toda la parte inferior está rodeada de una cerca de seguridad. Primero vimos unas casetas donde la gente era registrada y luego dentro cabinas para comprar los tickets.

Como nosotros teníamos los tickets ya, Rhea pensó que era buena idea dar la vuelta a la torre haciendo fotos, pero justo cuando empezamos a dar esa vuelta, nos cruzamos con 100000 chinos que venían a la cola y nos quedamos para evitar tener que esperar 10h para entrar, porque parece que no pero eran ya las 10.50am mas o menos.

Pasamos sin problemas y decidimos ir a la cola para subir con el ascensor, porque cabe decir, que habíamos comprado tickets para subir directos en ascensor desde abajo, porque por las escaleras ya no quedaba ni uno. Qué felices éramos mientras pensábamos que mejor así, que dos días ya subiendo escaleras y caminando unos 20km al día eran mucho, mejor descansar las piernas,

Al llegar a la zona de acceso de los ascensores, enseñamos los tickets y de repente, zas!!!


¿Nada raro? efectivamente, pensábamos que habíamos reservado para ese día (06/12/2016) pero la fecha que nos dió la web fue 7 de febrero de 2017. Vaya caraja!!!! Ya pensábamos que nos íbamos a quedar sin subir y nos fuimos a la caseta a comprar nuevos tickets. Al final nos tocó subir a pie, primero son 7€ por cabeza para llegar a pie a la planta 2, y desde ahí compras otro por 6€ para que el ascensor te deje directamente arriba, no hay otra forma de llegar arriba.

En total, subimos unos 650 escalones, no querías sopa, pues toma dos tazas!!!

En la primera planta pudimos caminar y ver ciertos carteles anunciando cosas como la altura comparada con otros rascacielos, fotos de los que lo contruyeron, otras obras del señor Eiffel, e incluso tenían un suelo de metacrilato sobre el que se podía caminar y hacerte fotos. La verdad que acojonaba porque se veía a la gente abajo haciendo la cola para comprar los tickets...jejej

A mi la torre me daba un pelín de desconfianza al ser todo de metal y sin cobertura de ningún tipo, y es que según ibas subiendo sonaba a chapa que flipas, pero bueno, cuando me subí al ascensor de arriba, me agarré los machos y a rezar.... acojonaba, encima un ascensor viejo que sube y baja tantas veces, vete a saber.

El caso es que el ticket del ascensor de la segunda planta, sólo te da permiso para estar arriba una hora y cuarto, después de ese tiempo estás obligado a bajar, porque sino aquello es una festival de gente. De hecho ya lo era con los que había, porque para hacer una foto había que pegarse con la gente.

Las vistas eran una pasada, se veía mucho mejor que el día anterior desde Montparnasse. Pude incluso escuchar antes de llegar arriba del todo a una guía francesa, que pensaron en construir 15 torres como Montparnasse pero que la gente se negó rotúndamente porque rompe el estilo de la ciudad, y es verdad que ya uno no tiene muy buena pinta. Es feo vamos.

Una anécdota de la cumbre es que tienen una champañería, es decir, una barra de bar donde te dan una copa de champagne por no sé si 15€ para celebrar algo, ya sea un negocio, tu boda, etcétera.
Después de media hora más o menos, decidimos bajar porque teníamos un día con varias cosas para ver todavía y la verdad que una vez pasas un rato haciendo fotos, ya aburre, más que nada por el frío.

Fuimos directos desde ahí, por la salida opuesta a la que entramos (eso si, después de haber bajado otra vez los 650 escalones) y nos dirigimos a los Jardíns du Trocadero, justo al otro lado del río Senna. Compramos una Cola Zero y hasta casi nos tuvimos que quitar ropa, porque por alguna razón desconocida, pasamos del día más frio (el lunes) al día mas caluroso. 

Desde arriba del Palais de Chaillot, nos hicimos unas fotos muy chulas e incluso algún video tonto.

Esta es muy bonita y solo tuvimos que posar 4 horas y media, jajajaja, na es coña, pero si que nos tuvieron que hacer unas cuantas hasta cuadrar una buena. Esta en concreto la hice yo.
Justo detrás del palacio hecho museo, y donde curiosamente había una exposición del ser humano, me fui a meter a un típico baño parisino de estos de la calle. No es un baño químico, es un baño normal que se autolimpia y es gratuito, gran invento. Tras 15 minutos esperando, nos metimos al metro y nos fuimos de cabeza a la iglesia de los Inválidos, que nosotros pensamos era una iglesia normal y claro, nos bajamos justo en la parada de metro del mismo nombre

Al salir, nos dimos cuenta que estábamos un pelín lejos de nuestro destino. Mirando el móvil de Rhea, nos empezamos a mover contra el museo del ejército, pensando que era eso. Al llegar nos dimos cuenta que no, y empezamos a rodearlo, ya que tenía un muro bastante importante y un foso muy parecido al de los antiguos campos de fútbol, o propio de castillos.

Al final, lo rodeamos entero y era curioso, porque la cúpula de oro de la iglesia, siempre quedaba dentro del recinto, con lo que acabamos preguntando a los soldados de la entrada. Ellos nos dijeron que efectivamente la Iglesia de los inválidos estaba dentro del recinto del museo militar, como para encontrarlo, ¿sabes?

Al entrar, nos dimos cuenta que no solo era una iglesia con una cúpula dorada muy bonita, sino que además era la iglesia donde estaban enterrados los cargos militares más importantes de la historia francesa, entre ellos Napoleón Bonaparte I e hijo.

La verdad que para hacer un homenaje a dichos personajes históricos, este sitio era una pasada.

   

La foto de la derecha la hice para que se viera la magnitud de las representaciones de este sitio. Incluso detrás de mí, el pasillo llevaba a unas escaleras que bajaban a un patio central donde se encontraba el otro homenaje a Napoleón, donde incluso había inscripciones de Astorga, como ciudad romana o conquistada, no estoy seguro.

Después de una rato dando vueltas por el mausoleo, nos salimos y pasamos de ver el museo de las armas, ya que no era muy de nuestro rollo, así que nos fuimos caminando por donde entramos, y desde ahí hacia el sur caminando por la Avenue de Villars en dirección a Montparnasse tower.

Al llegar, nuestra idea era la de ir a ver Sainte Chappele y la Concergierie antes de subirnos al Arc du Thriumpe, pero claro, estabamos un pelín hambrientos, con lo que decidimos parar un poco antes de la capilla a comer. Esta vez el sitio elegido fue un italiano que tenía muy buena pinta, y la verdad que acertamos. Se llamaba Ristorante del Arte.


Tras matar el hambre, nos dirigimos directamente a la capilla. Había una cola enorme y pensamos que nos tocaría hacerla durante un buen rato en la calle, pero la gente estaba haciendo cola para visitar el palacio de justicia (no lo entendí nunca) así que nos colamos primeros para ver la capilla.

Pensábamos que sería algo más grande o espectacular, pero no era más que una sala a la que se accedía mediante escaleras de caracol, como no, pero parecía más una pequeña iglesia que otra cosa.

Cabe decir que la decoración y las vidrieras eran una pasada, pero era todo mucho mas relacionado con la religión de lo que nos hubiera gustado, así que salimos rápidamente y nos dirigimos a la conciergerie, que estaba justo al lado.

Igual que en la capilla, no había apenas gente esperando y entramos directamente a verlo. En principio parecía una sala enorme vacía sin ningún tipo de interés, pero la verdad que leyendo un poco los papeles que daban gratis, te enterabas de que era la conserjería de lo que antes era un palacio real en el mismo lugar.

Te indicaba dónde se encontraban las cocinas, dónde la sala donde se reunian los consejeros, etcétera, pero bueno, no dejaba de ser un espacio vacío que no decía mucho. Era bonito si, pero nada mas, así que nos largamos igual de rápido que entramos tras ver en una sala vacía (que se suponía la cocina), un video 3D de todo lo que antes ahí había y alrededores.

Tras salir, nos fuimos a la izquierda de nuevo por el Pont au Change, con dirección al metro de Chatelet, donde nos subiríamos a la línea amarilla, con destino el Arco del Triunfo. Al llegar a nuestra parada, tuvimos un poquito de torrija, porque el arco está en el medio de una rotonda a la que no se puede acceder andando por la calle sin más, es decir, hay como unos 6 carriles de coches pasando y no hay paso de peatones, lo que nos hizo pensar que tal vez se podía ir por debajo.


Gracias a mi vista de águila, nos metimos por debajo y fuimos a dar a otra salida que no era el arco del triunfo, jajaja, pero íbamos bien, tranquilidad!!! te hacía salir a un extremo de los Champs Elysées para volver a meterte en otra boca que parecía de metro, pero realmente era el paso subterráneo al arco.

La verdad que estaba muy bien preparado todo ese acceso y no tuvimos pérdida ninguna, y encima como llevábamos encima el Museum Pass, no hicimos cola de ningún tipo, pasamos el típico arco de seguridad, donde siempre revisaban a Rhea el bolso, a mi nunca, y para adentro.

Qué casualidad, que ese día el ascensor estaba estropeado, aleeee!!! a subir a pata por las p*t*s escaleras de caracol. Esta vez no las conté, pero si las sufrí.

Primero llegas a una sala que está por encima del arco en sí en el interior de la piedra que se ve por fuera. Era una especie de museo donde tenían información de cómo se creo, quien la hizo, con qué finalidad, etcétera. Basicamente para celebrar las victorias de las decenas de guerras en las que Francia estuvo presente a lo largo de la historia.

Otras escaleras desde ahí mismo, llevaban a la parte superior del arco, desde donde se veía todo Paris de manera impresionante.

Además, parece que está hecho a propósito, pero el sol pega desde el lado perfecto para dar lugar a imágenes que no consigues en ningún otro sitio del mundo, era una pasada.

Tras un rato haciendo fotos, ver como una pareja se declaraba y leer los carteles que indicaban todos los picos que se veían desde ahí arriba, nos decidimos a bajar. Antes de lo cual, pensamos que sería divertido hacer un montaje bajando las escaleras de caracol. Yo por suerte tenía un chino delante tocando los huevos con su cámara, como siempre y casi me jode la pose, jajaj.

GIF escaleras

Al salir a la calle, volvimos por el subterráneo a salir a la parte de los Campos Elíseos y desde ahí empezamos a bajar tranquilamente la calle de nuevo. En este momento nos apetecía un poco de dulce, y teníamos en la lista un sitio marcado cerca del Louvre, se llamaba Angelina y era muy famoso, tanto como caro.

Había una cola enorme de espera y eso que el sitio es enorme, pero como vimos que un simple chocolate (simple por muy bueno que esté, no me jodas) valía la friolera de 9€, decidimos optar por el plan B, volver a Lindt, jajajaj

Una vez llegamos al metro, salimos junto a la ópera de nuevo y ya teníamos claro dónde estaba Lindt. Fue llegar al sitio y empezar a llenarse de gente a nuestro alrededor. Era muy curioso pero siempre nos pasaba donde íbamos.


Este fue el resultado de nuestro pecado. Helado de vainilla con nata, chocolate Lindt caliente con tarta de chocolate Lindt, más un platito con nata extra (20 € en total).

Nos duró lo mismo que el bombón que regalan en la entrada, -10 segundos, jejejeje.

La tarta está tan buena o más de lo que parece, si señor. La verdad que no había mucho donde elegir, solo tenían esa tarta, unas pastas de chocolate y una copa de chocolate con nata y creo helado también.

Es cierto que luego en el resto de la tienda, que era enorme, si que había mucha más variedad y además Rhea acabó comprando 2 tabletas de chocolate, una con avellanas y otra de chocolate negro. Yo ya iba petado y no quise llevarme mas a casa que ya había tenido suficiente por un siglo.

Después de salir y casi sin ganas de nada, lo único que podíamos hacer en esa zona era subir al centro comercial La Fayette a ver las vistas desde la terraza y atravesar la pasarela de cristal sobre la carretera.

Hay que decir que el interior está decorado de una manera impresionante, para muestra un botón.


Los escaparates de fuera estaban decorados con osos animados y todo, una pasada. Subimos a la terraza de la, creo, 7º planta, vimos una exposición que había de pingüinos y nos fuimos, jeje. Baratitos los centros La Fayette, claro que si!!!

De aquí nos fuimos directamente a casa con la idea de, o no cenar, o pillar algo de wok cerca de casa. Yo sinceramente no tenía nada de hambre, pero era pronto, así que el hambre llegaría.

Llegamos al hotel, Rhea se duchó y todo mientras yo descansaba mis piernas reventadas y luego salimos a comer a un Wok que estaba un poco más adelante de Bataclán, aunque nuestra idea era ir a otro, acabamos pidiendo cena en ese para llevar,

Se llamaba O'Wok y resultó ser bastante normalito, pero nos sirvió para quitar un poco el hambre, eso si, ya en la habitación. Yo no me comí todo porque no quería reventar, pero Rhea si y luego le costó digerir, aunque no mucho porque se quedó sobada mientra yo veía la tele intentando no morir de indigestión, jejeje

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