Sunday, April 23, 2017

Domingo 23 - Bali sin moto ni ganas

Yo creo que este fue el día más tranquilo de todo el viaje. Rhea se levantó con el estómago mal, y la verdad que la idea de meternos en un taxi media hora para ir a una playa, no era una opción muy buena.

En el desayuno ya dijimos que ella y yo nos quedaríamos en la piscina a reposar y que ellos podían hacer lo que quisieran. Tuvimos suerte porque ese día pegaba el sol bien en la piscina, y aprovechamos para ponernos morenitos.

La verdad que estos se fueron del hotel y no supimos nada más de ellos hasta pasado un buen rato, cuando vimos aparecer a Javi con la toalla. Nosotros estábamos un poco sorprendidos de su aparición, y le preguntamos que qué hacía ahí, cuando se supone que deberían estar todos en una playa al norte de Kuta, en concreto la del día anterior, o esa era la pimera intención.

Entonces nos explicó que no se ponían de acuerdo en dónde ir, que unos querían un sitio, otros otroa y al final acabaron tirándose en la playa de al lado del hotel (que era una mieda como un piano, es más, estaba llena de basura...) en fin. Mol creo que se fue por su cuenta a mirar cosas por la ciudad, porque estaba encabezonado con que tenía que ir a bucear a la isla de Nusa Lembongan, y quiso saber los precios. La verdad que esa isla estaba genial, pero es que era una paliza constante de coches, barcos, aviones... y los demás estábamos un poco hartos.

El único día que Rhea y yo no decidimos tomar parte en las decisiones de adónde ir, se lían la manta a la cabeza y acaban tomando la peor decisión de todas, vaya tela !!! pero bueno, ella y yo tranquilos en la piscina, acabamos comiendo en el mismo hotel, por si acaso el estómago de Rhea daba guerra, y nos fuimos a dormir una siesta antes de salir por la noche a cenar.

A las 7pm quedamos en el lobby para salir hacia la calle principal y pedir un Uber que nos llevase a la discoteca Sky Garden para bailar un rato. En ese momento estábamos todos menos Mol, que como se fue a su bola toda la tarde enfadado porque nadie quería ir a bucear a Lembongan, pues también llegó al hotel tarde y no quedó a la misma hora que nosotros.

Como el Uber no acababa de llegar decidimos salir andando y paramos a cenar en un restaurante llamado Bamboo, básicamente porque estaba todo construido de esa manera, con pantallas grandes dando partidos de todo tipo de deportes. Al principio nos sentamos en una mesa junto a la entrada, pero nada mas tocar una silla, Joana se encontró con una rata saliendo de una alcantarilla, jajaja... Inicialmente se sentó en otra silla, pero cuando la volvió a ver salir, pedimos que nos sentaran en otra mesa más interior.

La cena fue un poco silenciosa, y es que ese mismo día, a Piwi le habían chorizado 500K en una casa de cambio fantasma de estas. Luego nos enteramos por el taxista de Ubud que no deberíamos hacer ningún trato en casa que no tengan un cartel luminoso encima, con su licencia y todo. El caso es que le pusieron 3 montones de 500K cada uno y lo contaron delante de él. Él aceptó, y en ese segundo que sacas los euros de la cartera para dárselos, ellos juntaron los 3 montones, metiéndose 1 en el bolsillo. Piwi no se dió cuenta en primer momento y se fue al hotel. All legar y contarlo se encontró la sorpresa, le habían chorizado 40€ por toda la cara. Tercer día de robos en Kuta, qué p*t* asco !!!

Por eso el humor de esa noche no estaba todo lo bien que debería, pero bueno, la comida nos gustó bastante y el sitio no estaba nada mal, el servicio muy atento y el precio parecido al resto, quizá un pelín mas caro, pero tampoco mucho. Al acabar, Mol seguía sin llegar, así que empezamos a caminar camino de la discoteca, que estaba a unos 20-25min de ahí. La calle de las discotecas no tenía pédida, era la que más luz tenía, tráfico, ruido y sobre todo extranjeros como nosotros buscando fiesta.

La discoteca era rara, muy rara. Tenían varias ofertas para entrar, dependía de si querías una entrada a salas con música normal, o a una que tenía DJs en directo.Decidimos pagar la entrada de 150K IDR por la normal con la que te daban 2 bebidas, pero ahí empezó el circo. La discoteca estaba regida por barras metálicas que te guiaban por dónde ir, entrar o moverte, como si fueras una oveja.


Nada más acceder por el control de tickets, nos llevaron a una barra de bar donde tenías que pedir tus dos bebidas, y te las daban las 2 a la vez, sisi así de golpe zas... y como apenas se calentaban sabes, pues mucho mejor, jajaja. Luego te guiaban por unas escaleras, arriba, a la derecha, cruza otra sala y luego otra, vuelve a subir, hasta finalmente llegar a la sala que se ve en la foto anterior.

Era una terraza abierta a la calla por donde entramos y por la parte de atrás. No te creas que ayudaba mucho, porque el calor que hacía en la calle era bastante evidente. Debido a eso también, las bebidas se calentaron enseguida. Aparte de esta sala había otra con música un poco más hardcore comunicada con esta por un pasillo, aparte de una sala de shisha.


Esta segunda sala al principio tenía música muy hardcore, pero luego se suavizó y acabamos todos ahí metidos, también por el hecho de tener AC que ayudaba bastante. Mol empezó a dar señales por whatsapp, pero yo ya no estaba para estar esperándolo. Él además venía a su ritmo, porque todavía tuvo que parar a cenar por el camino y después ya, sobre las 12 y pico apareció por la discoteca.

A las 12 o así, Rhea y yo decidimos volver al hotel porque sino al día siguiente no habría Dios que se levantase. Ahora tocaba encontrar la salida y pedir un taxi, porque el Uber sin internet jodido. Lo intenté con la wifi de la disco, pero cuando te alejabas un poco fallaba, y encima para entrar en esa calle un Uber con tan taxista herido, era peligroso.

Nada más salir había miles de taxis pasando (porque eso es otro, en Bali no están en una parada, pasan sin cesar pitando a todo cristo hasta aburrirte), y nosotros decidimos caminar unos metros antes de pedir uno, para que no fuera el precio tan abusivo. Nos montamos en uno a los pocos metros y sin siquiera decir nada, comenzó a moverse calle abajo. Le dijimos que cuanto y nos pedía 125K por un recorrido de 5 minutos, y le dijimos que 40K o nos bajabamos. Efectivamente, frenó el taxi y nos bajamos.

Simplemente por estar en la calle de fiesta, te multiplican el precio por 4 o más, porque hay que tener en cuenta que la mayoría de extranjeros en esa zona eran australianos con pasta y claro, se nota. Nosotros decidimos seguir calle abajo y salir de esa zona antes de subir a otro taxi. Nos costó la verdad, en cuanto dejabas esa calle, los taxis desaparecían. Finalmente pillamos uno que nos cobro 40K por los 2 y encima era majete, nos empezó a hablar del Madrid-Barsa, que si Messi, que si no se qué, jajaja muy majete.

Llegamos al hotel y quisimos aprovechar que estaban un poco aburridos en recepción para preguntarles por el viaje a Ubud que queríamos hacer al día siguiente. La mejor idea era ir con ellos, porque te venían a recoger al hotel y estaban todo el día contigo por donde quisieras, como un chófer personal. Nos propusieron pagar 700K por 4 personas, y nos llevaban a 4 sitios diferentes, para regresar sobre las 5pm de la tarde.

Como nos convenció la idea y además no habíamos mirado nada más por la isla (como para fiarte esábamos ahora mismo, ¿sabes?), decidimos aceptar y mandamos un whatsapp al resto diciéndoles que si querían aceptar ese precio, pasasen por recepción y lo aceptasen también antes de irse a dormir, para que el chico pudiera pedir un conductor. Era una petición un poco a ultimísima hora, pero allí están preparados para eso y para más....Sin más noticias de estos, nos fuimos a dormir tranquilamente pensando que nos tendríamos que levantar pronto para el viaje.

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