Tuesday, April 18, 2017

Martes 18 - Jakarta el agujero

La noche anterior había sido relativamente light. Antes de venir, tuvimos la idea de ir a un rooftop nada más llegar justo al lado de nuestro hotel, pero cuando llegamos a Jakarta, el colega de Mol le dijo que había dress code y que sin pantalones largos y camisa no entrábamos ni de coña. Mol, Piwi y Joana, como se quedaron en casa de Alberto, podían tirar de armario y conseguir camisas y de todo. De nosotros 4, sólo Javi tenía un pantalón vaquero y polo, el resto chándal largo, pero de tirados básicamente.

Por eso nosotros nos quedamos a dormir pronto, pero ellos se fueron a otro sitio que estaba a unos 45 minutos de nuestro hotel, vamos, a tomar por el orto, y por eso hoy martes ni nos preocupamos por ellos, porque sabíamos que iban de otro rollo.

Ese día por la mañana, nos levantamos sobre las 8.30am con la idea de caminar desde el hotel al centro. El desayuno se servía junto a la recepción, justo detrás de las escaleras mecánicas que daban acceso a recepción. Al llegar Javi y yo primero, lo único que vimos fueron un par de tostadas de pan, algo de mantequilla y mermelada. El resto era todo comida local, es decir, arroz amarillo raro, carne cocinada de vete a saber cuándo y otras cosas que no quise ni mirar. Seguramente para ellos esto sea una desayuno normal, pero para nosotros no.

Parecía nuestro día de suerte, porque justo debajo había un Starbucks y ahí nos metimos. Rhea, que llevaba días sin probar un ColaCao, se tiró de cabeza a por el chocolate. Yo me pedí un café con algún croissant y a correr (era caro si, esto nunca cambia).

Tras algo más de media hora de desayuno, cogimos nuestros bártulos y nos dispusimos a salir del hotel caminando hacia la derecha, el centro ciudad. En ese momento empecé a sentir una especie de burbujeo en las tripas que no me gustó mucho, pero iba y venía y no le dí más importancia.



Salimos y empezamos a ver el tráfico de la ciudad en cada semáforo. Cada vez que se paraban los coches, se acumulaban delante del orden de 100 motos, tal y como se ve en esta de Rhea. Y claro, cuando se ponía en verde (por decir algo, porque salían cuando querían) empezaba el gran premio de motociclismo.. impresionante. La mayoría de los motoristas iban con casco, pero muchos no lo llevaban, ni cuando montados iban niños o bebes.

Cruzamos un par de calles y empezamos a ver chalets de lujo a ambos lados de la carretera. En ese momento la barriga me volvió a dar un aviso y 10m más adelante peté y tuve que volver corriendo al baño del hotel. Literalmente corriendo tuve que volver a cruzar la maraña de coches/motos/camiones y entrar al baño del hotel. Llegué y el baño sin papel como de costumbre, pero ya me daba todo igual, jajaja.

Bueno, no voy a entrar en temas escatológicos, simplemente nos pasó a casi todos durante el viaje y es que algo comíamos o bebíamos que nos revolvía las tripas de forma aleatoria, como sin sentido, a ratos bien, a ratos mal.

Volvimos a salir en la misma dirección y esta vez avanzamos unos cientos de metros en la misma dirección, dejando a ambos lados chalets vallados y electrificados donde trabajaban niños poniendo cemento y piedras. El contraste era brutal, el tráfico abrumador y la contaminación masticable..if you know what I mean!!

El día estaba algo nublado y avisaba lluvia del calor que hacía. Nos costó ir sorteando calles porque el tráfico era incesante y como nadie respeta las señales, pues te la jugabas a ser atropellado por cualquiera. Además había que añadir el hecho de que ellos conducen alrevés, y eso a nuestro cerebro le da chispazos y nos hace cruzar cuando no debemos.

Lo primero que teníamos en mente era encontrar un sitio donde vendieran tarjetas de móvil, para tener datos y saber dónde narices estábamos. En esto, entramos en una tiendina en la esquina de una calle que llevaba al monumento nacional, pero no hubo suerte y seguimos subiendo.


Cuanto más te acercabas al monumento, más tráfico infernal había: coches, motos, camiones, tanques militares, camiones militares, etcétera. Era un sin Dios, y justo al llegar al parque que rodeaba ese área, varios militares tuvieron que parar el tráfico para que pasásemos al otro lado de la acera, dado que los pasos de peatones no los respetaban ni por asomo.

Como ya llevábamos una paliza de pateada bajo ese calor sofocante, encontramos una especie de 7/11 local justo debajo de la parada de tren que estaba físicamente solapada con la pared del parque. Nos quedamos unos 20 minutos tomando algo de AC, mucha agua y algo de dulce que cogieron estos para completar el desayuno. Yo seguía chungo de la barriga y me tuve que ir a buscar un baño de nuevo. Tuve suerte, porque pensábamos que ese era el único comercio, pero al girar la esquina, había todo un centro comercial bajo las vías del tren.

Salí del baño y fui a buscarles a la tienda para que entrasen conmigo a comprar la SIM card en una tienda que vi. Aquí la gente ya nos miraba como si fuéramos bichos raros, y es que no deben ver a mucho extranjero por aquí nunca. De hecho nos pedían fotos con ellos, como si de estrellas de cine se tratase. Uno incluso nos ofreció ir en coche hasta Bali, oseaaaaaaaaa NO, jajajaj.

Con la SIM llegó el primer "robo" de esta gente, o tal vez desconocimiento de su trabajo. Nos vendieron una SIM de 12GB de datos por unos 8€ que nos valía a todos menos a Rubén que se vió obligado a comprar una de una compañía local llamada XL (xq él solo tenía 3G). Cabe decir que en estos países tienen un sistema o infraestructura de internet impresionante, y te vendían todo 4G con hasta 150Gb de datos al mes para móviles...say what!!!!!

Parecía que la tarjeta iba de lujo así que después de 1h intentando configurar la del mierdamóvil de Rubén, nos fuimos al monumento. La gente nos seguía mirando muy raro, especialmente a Rhea, que como tiene rasgos árabes y es muy alta, pues sobresalía mucho. Todos los taxistas nos querían llevar al monumento, no sabíamos por qué, si se veía ahí delante de la parada de tren.

Después de un rato, cuando tuvimos que dar toda la vuelta como se ve en la imagen entendimos el por qué. Esa vuelta parece que es poco, pero nos llevó casi media hora la tontería con el calor que hacía..Ahh y que se me olvidaba que empezó a llover sin parar mientras estábamos en el centro comercial, con lo que la temperatura en lugar de bajar, se incrementó con la humedad.

Giramos toda la valla y al entrar empezamos a ver camiones del ejército por todas partes y militares dando vueltas por allí. En esto, en un puesto de policía nos levanta la mano uno de ellos y nos dice que nos acerquemos. Con una sonrisa empieza a preguntarnos en inglés que de dónde éramos, que nos sentáramos con ellos a hablar un poco (Es el de la izquierda de la foto).


El tío era majete pero estaba claro que quería entablar amistad con Rhea, jajaja. Siempre que hablaba uno de nosotros, era como un , yes yes, but... y cambiaba la conversación para que Rhea contestase. Nos pidió que nos hiciéramos unas fotos con ellos y claro, teníamos que mandárselas a su móvil, o esa fué la excusa que encontró para pedirle el nº a Rhea. Al final le dió el nº español y le mandó la foto. Tras unos 15 minutos hablando con ellos, nos levantamos y nos fuimos al monumento que estaba a unos 300m.

Para acceder al monumento había primero que bajar unas escaleras que te llevaban a la zona de tickets. Nos costó unos 15K IDR (1€). Desde ahí cruzabas por un pasillo subterráneo muy largo hasta salir por otra escalera cerca del monumento. Al salir ya la gente empezó a mirarnos raro, como todo el día vamos, jeje, pero de buenas maneras.

Coincidimos con varios colegios, porque no había más que niños y algún adulto con ellos. Lo primero era la planta baja o base, donde había muchos cuadros y representaciones de algo parecido a las edades del hombre. De esto pasamos totalmente y subimos unas escaleras que llevaban al segundo piso, una base de mármol enorme que rodeaba el obelisco central.

Allí unas chicas le pidieron a Rhea una foto porque la pillaron sentada en un escalón, y yo me metí a reventar la foto también, cosa que agradecieron, porque para ellas, cuantos más extranjeros mejor :P

Al dar la vuelta completa al obelisco, nos dimos cuenta que había una cola enorme para acceder a lo que se suponía era el ascensor para alcanzar la planta más alta. Este subía directo, pero al bajar te dejaba en la segunda planta, para que la gente saliera por otra puerta y evitar así aglomeraciones. Tardamos casi unos 45 min en acceder al ascensor, y es que dentro de él iba un hombre sentado en una silla dando a los botones, lo que hacía que cupiese menos gente todavía claro.


Al llegar arriba nos dimos cuenta que no se veía una mierda de la ciudad, es decir, la polución que azotaba la ciudad desde primera hora de la mañana, no dejaba ver más que la primera línea de edificios fuera del parque, era horrible. Aparte que la torre era una jaula metálica que no dejaba ver mucho más. Podías sacar el móvil por la rendija y hacer alguna foto, pero poco más. Yo creo que duramos arriba 5 minutos de reloj.

Lo único q destacar, la foto que la niña pequeña de la derecha le pidió a Rhea, y se lo pidió en inglés. Le dijo algo así como - “Perdona por mi inglés, pero puedes hacerte una foto con nosotras” - impresionante. Luego le pidió el Instagram, probablemente porque quería ver por dónde nos íbamos moviendo en el viaje.

Bajamos enseguida porque arriba no había cola, salimos en la 2ª planta, nos hicimos alguna foto más y comenzamos a salir. La idea ahora era salir por la misma puerta de entrada, porque el policía de la entrada nos había recomendado un centro comercial al norte llamado Gajah Mada Plaza para comprar algo de ropa larga y así poder entrar al rooftop del día anterior.

Al salir del recinto pedí un Uber y este empezó a mandarme mensajes al móvil como loco, pero en indonesio claro.. Yo flipando!! Lo traduje y era algo como “dónde te recojo?” y ahí flipé más todavía porque la maldita aplicación ya lo dice claramente: ¡¡¡ origen y destino leches !!!

Nos montamos y llegamos en apenas 10 minutos. Parece que está cerca pero no lo está, esta ciudad es enorme y el tráfico no ayuda la verdad. Pagué yo el viaje, porque nos salió aproximadamente a 0.2c/€ a cada uno, jajaja, DIOSSSS así si !! Subimos a la planta de alimentación para comer algo primero porque el sitio era enorme, y de pasada íbamos viendo tiendas para después.

Nos metimos en un restaurante local por no buscar más y fue muy curioso ver a los 3 o 4 dependientes mirándose entre ellos como diciendo - "ve tú, no ve tú, no mejor tú..." - porque ninguno hablaba inglés. Nosotros no entendíamos la carta tampoco, pero por suerte en estos países, casi toda la comida viene en fotos y algo ya íbamos pillando como el Nasi Goreng (arroz frito) o Mie Goreng (Pasta frita)...

Básicamente pedimos lo de siempre para no liarles mucho aunque Rhea, como siempre, intentó hacerles la picha un lío con que si quiero un huevo encima, no quiero esto, quiero aquello, cuando ni siquiera entienden un simple “Hi”, pero bueno, yo pille lo mío y a correr. Como tardaba, algunos nos fuimos al baño aprovechando. Al acabar, a estos todavía les quedaba hueco para meterse algo dulce. El abuelo optó por una especie de crèppe en forma de cucurucho con chocolate, mientras Rhea y Rubén fueron por una especie de doble crèppe con chocolate dentro y no sé que más historias.. Un bombazo de azúcar de postre vamos... yo me mantuve un poco al margen porque mi estómago estaba todavía chungo.

Nos metimos directamente en una tienda de ropa de hombre y empezamos a pedir tallas. La tía flipaba con nuestras tallas y claro, en un país donde la media de altura de un hombre debe ser 1.65m pues te puedes imaginar la ropa para mi. Me probé como 3 pantalones y no hubo narices a que me valiese ninguno. Rubén sí que encontró alguno, pero aún así no los compró porque el corte era muy raro. Al final salimos con las manos vacías de la tienda, y eso que era baratísima, una pena.

Antes de salir del centro comercial, decidimos entrar en una farmacia para comprar cremas de sol, de mosquitos y aftersun, porque estaba más barato y tenía frascos pequeños para poder volar con ellos. Salimos y decidimos que la última visita tenía que ser la zona de holandeses al norte de la ciudad, así que nos fuimos al frente del centro a pedir un taxi. En ese momento, algo “mágico” ocurrió. El mismo policía que nos recomendó este sitio en el Monumento Nacional aparece vestido de calle y nos asalta.  Nos vuelve a pedir una foto y lo ridículo es que se la pidió a un militar que estaba regulando el tráfico, pero este se paró, cogió el móvil y dale, como si no pasase nada, jajaja qué circo.


Nos subimos a un taxi, ya que los precios eran parecidos y tiramos de camino al norte. Ahora tardamos algo más porque esa zona estaba super congestionada y además era hora punta. Nos dejó el taxista cerca de la conocida Plaza de Fatahillah. Caminamos hacia ella ya de noche, visitamos algún café famoso de allí llamado Café Batavia y sin más nos recorrimos varias tiendas de regalos para estos, porque estaban realmente baratas.

Seguimos subiendo por las calles e incluso nos encontramos  en una calle, de repente, a un grupo de personas rodando un videoclip de música... un poco creepy la zona, pero sería música local seguro. Como ya no se veía mucho, decidimos volver a la plaza de antes, casi jugándonos la vida para cruzar la carretera, pero lo conseguimos cual local.

Como ya no se veía nada (aún siendo las 6pm solo) decidimos que era hora de volver al hotel, porque en principio íbamos a quedar con estos para ir al SkyBar en el rooftop que no pudimos el día anterior. No habíamos encontrado ropa para poder entrar, cierto, pero como a cabezones no nos gana nadie, nos dijimos que con el chándal y a correr, y si no nos dejaban entrar, daríamos la vuelta al hotel que estaba a 15 min andando.

La hora para quedar serían las 7pm más o menos en la puerta de nuestro hotel, porque no he dicho que estos estaban en la casa de Alberto cerca del otro aeropuerto, es decir, bastante más al sur que nuestro hotel, con lo que se tuvieron que acercar en Uber. Como no había mucho para cenar ya por esa zona debido a las horas, nos vino de lujo que en la misma puerta del hotel hubiera un Libanés y ahí nos metimos a cenar.

El sitio estaba genial, era el típico sitio de Shisha con comida árabe y nos dieron una especie de reservado con AC en una esquina y empezamos a pedir platos como que no hubiera un mañana. Estuvimos alrededor de hora y media y de ahí salimos todos juntos al rooftop. Le pagamos a Joana en cash, porque su tarjeta no le dejaba sacar de cajeros y ella ya pagó la fanta, jajaja.

Las carreteras estaban casi vacías a esas horas, serían las 10pm aproximadamente, pero no sabíamos que justo enfrente del rascacielos estaba una de las autovías que entraba en el centro ciudad, y que nos tocaría pasar corriendo como los conejos cuando huyen al ver las luces del coche. Lo pasamos mal para cruzar, pero lo conseguimos. Al llegar al hotel ni un alto, todos derechos al ascensor. Los del chándal detrás del resto para disimular, y nadie dijo nada, así que para arriba.


Lo mejor fue llegar al bar y ver que había más gente en pantalones cortos e incluso una especie de pijama alguno, de risa, y nosotros buscando ropa para subir...debió ser que los días de entre semana les da más igual, porque sino...

Nos pedimos una copa y nos salimos a la terraza a hacernos fotos con la piscina y el skyline de la ciudad. Tras un rato nos sentamos a hablar pero estábamos tan cansados de todo el día que sobre la media noche, los 4 de Yogyakarta nos volvimos al hotel a dormir, mientras el resto se quedó un rato más.


Como al día siguiente era día de viaje otra vez, pues nos vino bien irnos a descansar. Nos esperaban los templos en la zona este de Java.

No comments:

Post a Comment