Wednesday, April 26, 2017

Miércoles 26 - Nos movemos a las Gili

Hoy tocaba madrugada de las buenas para poder llegar a las islas Gili como estaba planeado. En principio no habíamos mirado más ofertas que las del propio hotel, aunque Mol si que se había desmarcado y había preguntado a un amigo de un amigo, ya sabes cómo van esas cosas.

El caso es que este chico se presentó el día antes en la recepción al mismo tiempo que nosotros preguntábamos al de recepción, fue un poco incómodo la verdad. El del hotel nos lo dejaba en 600K cada uno por el viaje de ida y vuelta a las islas. En principio nos parecía mucho, pero bueno, no habíamos mirado nada más. El de Mol se lo dejó en 250K solo ida, ya que ellos regresaban a Kuala por el aeropuerto de Lombok. El de ida y vuelta serían 500K con él, pero la verdad que no nos daba buena espina al principio.

De cualquier manera, teníamos que estar arriba ya a las 6am y listos en recepción con las maletas y el checkout hecho a las 6.30, porque entre esa hora y las 7am venía la furgoneta a buscarnos. Lo bueno era que como el desayuno estaba pagado, el hotel se ofreció a prepararnos unas cajas con él dentro para así no perderlo.

Mol y Piwi se fueron con el otro chico a las 6.45am desde el hotel mismo, y llegaron un poco antes que nosotros. Nuestra furgoneta apareció tarde, casi a las 7 y salimos cagando leches, algunos ya desayunados, yo por el contrario me llevé la caja conmigo para comerlo más tarde. El conductor ya venía con una pareja y además tuvimos que pasar por otros 3 o 4 hoteles. La verdad que hubo un momento que yo pensé que no entrábamos ni de coña, pero la gente se empezó a apretar atrás y sacar asientos de donde no había y ale, todo al puerto.

Todos teníamos la impresión que el barco se cogería en la zona señalada por el mapa en naranja, dada la proximidad y además si lo miráis en Google, todas las líneas marítimas salen de ahí.
Estábamos totalmente engañados, porque la verdadera historia es que tardamos más de una hora en llegar a nuestro destino. El conductor que encima iba medio drogado (o eso parecía), adelantando por carriles de salida, cruzándose por todas partes, saltándose semáforos, giros repentinos, frenazos, adelantar en segunda casi quemando la furgoneta..bueno... un percal curioso con ese tio. Menos mal que Rhea y yo decidimos ir adelante junto a él, y por lo menos no íbamos apretados atrás con estos.

Tras casi hora y media de trayecto, comenzamos a ver costa y el conductor se detuvo en un negocio cercano al puerto, donde nos pidieron los papeles que nos habían dado en el hotel, como los justificantes del viaje. Se los dimos, aprovechamos para comer el desayuno unos 5 minutos, algunos para fumar, y reemprendimos la marcha a la bahía de Padangbai.

Simplemente para que se vea la distancia real al puerto desde donde salimos, y dónde estaba nuestro hotel.

Prácticamente habíamos hecho el mismo recorrido que cuando fuimos a Ubud, así prontito por la mañana, jajaja. Qué paliza, sinceramente!
Cuando llegamos al puerto sobre las 8.45am, la furgoneta nos dejó en un restaurante de la zona (seguramente conocidos) y nos dijo que esperásemos a que nos avisasen para subir al barco. En teoría los barcos salían a las 9.15am y a las 11.15am. Nosotros pensamos que estaríamos prontito ya en el barco pero no, tuvimos que esperar al barco de las 11 porque el primero o se retrasó, o nunca salió.

Los del restaurante intentaron hacer negocio, por supuesto, pero nosotros veníamos ya desayunados y no pillamos nada, ni la wifi siquiera que iba como el orto. Aproximadamente a las 10.30 nos llamaron para embarcar, finalmente!!! pero aún así estuvimos un buen rato en el barco hasta que toda la gente llegaba. Incluso una señora local son su tienda de comida a cuestas entró al barco y empezó a preguntar si alguien quería comprar. Parecía algo surrealista, jajaja, pero bueno, tienen que vivir de algo.

El viaje lo hicimos en la parte de abajo, ya que el barco iba medio lleno solo, y la verdad que yo casi ni me enteré, fui durmiendo todo el camino. las dos horas de trayecto casi. Me desperté casi entrando en la playa de la isla de Trawangan sobre las 12.30. No había puerto, es decir, los barcos atracaban contra la playa sin más. Por supuesto, la gente tenía que bajar unas escaleras y saltar a la arena. Después los ayudantes del barco iban bajando todas las maletas y ya la recogías.

La verdad que es el típico momento en el que varios barcos llegan y otros cuantos se van, con lo que la playa estaba abarrotada de gente esperando a su ferry. Esquivando a la gente con las mochilas conseguimos llegar a la carretera (o camino mejor dicho) que rodeaba la playa. Haciendo uso de Google Maps y callejeando durante unos 15 minutos, conseguimos llegar a nuestro hotel, el Vila Phy Phy 2.


La verdad que el sitio estaba genial aunque los caminos de cabras para llegar a él eran bastante lamentables. No había cabras pero había carretas tiradas por caballos por toda la isla, haciendo las veces de taxi. Los caminos eran de arena y estaban húmedos encima, creando una especie de barrizal terrible por todas partes. Lo único que nos pedía el cuerpo nada más llegar (aparte del check-in) con el calor que hacía, era tirarnos a la piscina alargada que había en medio de todas las habitaciones.
Mientras nos relajábamos  un poco en la piscina, íbamos negociando el alquiler de unas bicicletas para recorrer la isla. Aquí la cagamos un poco porque de camino solo vimos un sitio de bicis, y por no mirar más, pues acabamos alquilándolas en el propio hotel por 50K cada uno.

Las bicis estaban para verlas, madre mía que mierda de bicis!!! Estaban oxidadas, viejas, con las cadenas oxidadas también, hacían ruido al moverse, con cambios rotos, con frenos rotos o que apenas frenaban...bueno bueno...

Sin muchas ganas de cogerlas (pero ya pagadas) nos decidimos a movernos por la isla con mucha dificultad por el barro. Regresamos a la calle principal buscando un sitio para comer, y nos detuvimos en un sitio llamado Balenta. Aparcamos las bicis junto a otras que había allí y las candamos con unos candados que nos habían dejado en el hotel. La verdad que no sé quién iba a querer robarnos esa mierda de bicis, jajaj.

Nos sentamos en un par de mesas que juntamos sobre la arena de la playa, una especie de terraza. Pedimos y la verdad que se notaba que iban con la calma del caribe, porque una media hora después de pedir los platos, el chico se acercó diciendo que varios de los platos no eran posibles porque le faltaban ingredientes..aquí ciertamente tuve un flashback a Brno :P

Cuando finalmente llegó la comida y acabamos de comer, nos subimos de nuevo en las bicicletas con la idea de dar la vuelta a la isla por la parte de fuera, y así poder conocerla un poco. Fue la peor idea que pudimos tener. La carretera que rodea a la isla no está 100% construida, es más, al llegar al extremo noreste, la carretera chocaba ya contra una pared de piedra, tuvimos que bajarnos de la bici y llevarla a cuestas por el borde del mismo acantilado (entre comillas, era un paso elevado de un par de metros sobre el agua y playa).
Ahi se observa la casa que evitaba seguir montado en la bici. Construcción sin sentido en medio de la playa. Seguimos por el camino y ambos lados nos íbamos encontrando casas a medio construir, mucho escombro por todas partes y algún que otro hotel terminado, pero en condiciones mínimas, eso si, con su piscinita para no pasar calor.

Casi sin darnos cuenta, estábamos al otro lado de la isla ya en menos de media hora con la bici. Aquí nos encontramos en un hotel de semi-lujo, los típicos columpios que ves en instagram de la gente del postureo, y como no era menos, Rhea quería su foto :D :P
Ahí está la famosa foto de Rhea en las Gili Islands. La putada era que el día se estaba yendo y la luz pegaba justo de cara, con lo que sale bastante oscura, pese a los filtros que le metió :P

Mientras nosotros nos hacíamos la foto los demás siguieron con la bici, así que nosotros ya íbamos a nuestro ritmo con la bici. Además, entre gente caminando, caballos, bicicletas y los baches del camino, yo tenía el ojal como un plano.

Vimos algún sitio más de lujo, alguna pastelería para el día siguiente si hacía falta, y paramos justo en el extremo opuesto de nuestro hotel, porque nos encontramos una playa desierta y con las agua muy claras. La verdad que hasta que no te metes no te das cuenta de que la arena no es tal, sino coral que hace un daño que lo flipas. Yo como llevaba mis chanclas de tobillo iba mejor, pero aún así se te mete entre el pie y la chancla...bueno, el caso es que yo había espabilado y ya llevaba mi máscara de buceo conmigo.

Nos metimos un poco solo, porque la marea había caído tanto que casi no había profundidad ni agua, es más, se veía a un tio caminando a una distancia bastante grande, y no le cubría ni por las rodillas. Se veía incluso una barrera natural de piedra a lo lejos, justo delante de la vista de Lombok. Se veían nubes al fondo sobre la isla de Lombok, pero nada preocupante, luego la verdad que nos dimos cuenta de la suerte que tuvimos ese día con el clima. Por si acaso, cogimos las bicis y regresamos al hotel porque el sol ya no pegaba absolutamente nada y se hacía de noche.

Llegamos al hotel un poco destrozados de la bici, y casi con ganas de no cogerla más, porque ya estaba toda la isla vista. Nos duchamos y salimos al centro caminando, aunque Mol estaba cabezón con querer ir en bici. Menos mal que uno de los chicos del hotel le convenció para que fuera andando, porque es que a veces es como un niño pequeño joder.... no había apenas luz en las calles, de hecho tuvimos que usar la linterna del móvil para guiarnos.

El sitio para cenar había que buscarlo, pero alguien había leído que había un mercado central donde te ponían pescado bastante reciente para comer y ahí nos fuimos de cabeza.


Como se ve en las fotos, el pescado estaba recién traido de algún barco. Tu pedías la pieza, te decían el precio y si aceptabas lo iban apuntando. Al fin y al cabo era un food court y te sentabas donde querías. Ellos mientras tanto cogían las piezas y las ponían a las brasas de una BBQ, perfecta combinación.

Unos pidieron pescado, otros pedimos sepias grandes... nos pusimos finos, y sobre todo los gatos que estaban alrededor buscando restos, jeje. Estuvimos un buen rato en el mercado nocturno este y de ahí nos movimos a pie playa arriba, algunos compraron un helado para bajar la cena, y después nos sentamos en una terraza enfrente de un Beer Pong Bar, típico de americanos, que se llamaba Evolution Bar. Tenían música en directo, pero Rhea y yo aguantamos hasta que llegó el primer descanso. No sé si serían las 22.30-23 y ya estábamos muy cansados del viaje de todo el día, con lo que dimos la vuelta por las oscuras calles de la isla y nos echamos a dormir.

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