Sunday, April 16, 2017

Domingo 16 - Kuala Lumpur a Singapur


Nada más y nada menos que dia y medio después de posar pie en Asia, ya teníamos nuestro primer vuelo interno, esta vez a Singapur. El vuelo salía a las 10.05am y con mucha suerte, el día anterior, el conductor de Uber llamado Selva, nos había ofrecido los servicios de un familiar suyo por unos ¿?MYR.

Fue un poco raro, porque el día anterior, mientras esperábamos al Uber para ir a las Petronas, este supuesto familiar me llamó preguntando si necesitábamos el transporte, que le dijera la hora y tal y me cambió el precio. Yo inmediatamente le escribí a Selva por Whatsapp y tras un poco de confusión nos confirmó el precio, así que todo genial.

El caso es que a las 7.30am teníamos que estar todos en la puerta del hotel con las mochilas preparadas y el desayuno hecho. Puntual y todo, apareció un chico joven con cara seria en las puertas del hotel con una furgoneta blanca y grande para 10 personas. Como éramos 7 entramos de sobra.

En teoría se tardaba aproximadamente 1 hora en llegar al aeropuerto en un horario normal, pero como era tan pronto y no había tráfico, íbamos a 200, jajaja Llegamos con tiempo de sobra, pero empezó el festival de accesos y controles. Le pagamos al chico de la furgoneta y para adentro.

Como ya no teníamos que facturar porque lo llevábamos siempre encima, una chica del counter de AirAsia nos indicó que fuéramos directos a las puertas. Pasamos el primer control de pasaporte, y nos fuimos directos al de maletas.

En el de maletas fue muy extraño porque el control parecía que lo hacían niños de 3 años, es decir, el arco pitaba sin parar pero nos dejaron pasar a todos. Recuerdo que solo pararon a uno que llevaba una caja sospechosa y los demás para adentro, con cremas, agua y de todo.

Tras este control vino otro de maletas, no sé por qué exactamente. En este fue incluso menos serio todavía, nos pitó a todos el arco pero el policía que estaba detrás comprobando no dijo ni pio. Tras todo este percal de arcos sin sentido, nos metimos ya en la zona de embarque, porque esta terminal del aeropuerto era bastante pequeña, con un solo pasillo alargado que recorría todas las puertas.

Estos se sentaron a descansar un poco del sueño que tenían, pero Mol y yo nos fuimos a dar una vuelta hasta el fondo del pasillo porque sino nos dormíamos. Al fondo vimos un carrito de un chico que vendía dulces y nos entró gusa.

Yo no tenía dinero ya que lo guardaba todo Rhea, así que Mol me lo prestó un nos compramos estas 2 estupendas Muffins. Lo mejor de todo es que cuando le dijimos al chico que las queríamos, nos dijo que eran de hace 2 días, que si nos daba igual..

Básicamente en España se habrían callado y nos las habrían vendido como del día. Lo cierto es que estaban muy buenas y suaves como si fueran recientes, pero bueno, demuestra la buena fe que esta gente tenía para todo en los demás.

Al poco rato, casi sin más tiempo que para ir al baño y volver, nos llamaron para pasar el control de pasaportes. Nosotros pensamos que era para entrar al avión, pero no, era para acceder a otra sala anterior a entrar al avión...si si jeje unas risas.

En esta sala estuvimos unos 10-15 minutos sentados hasta que nos llamaron para subir definitivamente al avión. Mientras, nos dedicamos a fundir los megas de la tarjeta de teléfono que habíamos comprado el día antes en el aeropuerto.

El vuelo salío con unos 20 minutos de retraso, pero compensó porque realmente el avión tardo 30 minutos, sisi, así como lo digo. No había llegado a arriba del todo el avión que empezaba a descender. De hecho, a las azafatas no les dió tiempo casi a llegar con el carrito al final del pasillo vendiendo cosas.

Al llegar a Singapur, intentamos probar la tarjeta SIM allí pero nada de nada, no iba ni para atrás. Probamos la wifi del aeropuerto para pedir un Uber, pero nos dimos cuenta que el precio de los taxis era bastante parecido y al final nos subimos a una furgoneta muy moderna que nos dejó directos en el hotel en una media hora.

El trayecto la verdad que ya dejaba ver lo hermoso de la ciudad, que estaba también mimetizada en la jungla, rodeado de árboles y parques por todas partes. Además pasamos cerca de la bahía y ya pudimos ver el Marina Bay Hotel y todos los rascacielos del distrito financiero, una gozada vamos.


Al llegar al hotel circo para pagar. Los únicos que habían sacado dólares de Singapur eran Sergio y alguien más que no recuerdo. El taxista por supuesto no aceptaba tarjetas en ese país tan sumamente moderno. El caso es que lo pagó Mol.

Entramos al hostal, porque no era un hotel ni de coña, y nos recibieron un grupo de chicas jóvenes que llevaban la recepción. Lo primero el check-in, pasaportes, pagar habitaciones de forma individual... si lo hacías con tarjeta, tenías un recargo de un 3-5%. Esto hizo que varios nos fuéramos al cajero más cercano a sacar dinero, porque eso era una pasta para ese país.

Nos dijeron que había uno a la vuelta de la esquina, pero qué va, sus muertos, estaba a 10 minutos andando, con el calor y la humedad que hacía, se me hicieron 50..

Volvimos, pagamos y nos hicieron la foto que veís arriba y la colgamos en la pared junto al resto. Además, lo bueno es que nos regalaron una tarjeta SIM a cada uno de datos, con lo que nos podríamos guiar con Google Maps por la ciudad sin problema.

Tras un buen rato en la recepción, del orden de 40 minutos largos haciendo trámites (porque además teníamos que dejar un depósito cada uno por las llaves y demás..) nos guiaron a nuestras habitaciones a las que no podíamos entrar hasta las 2pm, y eran sobre las 12. Tuvimos suerte porque ya estaban vacías y preparadas y pudimos dejar las mochilas y ponernos en marcha.

Lo primero fue encontrar la boca de metro más cercana, y nos costó un poco pero al final la encontramos.

La ciudad parecía a estrenar. Todo límpio, ordenador, cesped bien cortado, sin hojas por el suelo, sin basura, una pasada.

Al meternos al metro otra vez circo para sacar el maldito ticket de transporte. Perdimos como otra media hora discutiendo con el de información y sacando nosotros los tickets.

Al final, el de información nos dijo que cuando sacas un billete sencillo, la máquina te da una tarjeta que puedes recargar con dinero hasta 6 veces para usarla en el metro. De esa manera te ahorrabas 10c (jajaj vaya mierda). Pero bueno, por no liar mas la cosa, nos fuimos a sacar a la máquina los tickets. Aquí vino el segundo circo de la mañana.

Las máquinas expendedoras, solo admitían billetes de 2 o de 5$ máximo. Como es lógico, los cajeros solo nos daban billetes de 10,20$, o más. Pues nada, mientras generábamos una cola enorme, unos iban a cambiarlos al mostrador y otros, que tenían de la vuelta del taxi, los iban sacando.

Una vez con los tickets en la mano, preguntamos cómo ir a Chinatown y nos fuimos en línea azul desde Bugis a la parada de Downtown. Salímos primero a un centro comercial pensando que era ya Chinatown y no, media vuelta y para la boca de metro otra vez. Nos equivocamos de salida pero rápidamente reconstruimos la situación :) había que recorrer varios pasillos hasta encontrar la salida, pero finalmente dimos con ella.


La boca salía ya directamente en Chinatown y como se puede ver, estaba decorado como si fuera festivo. El calor era sofocante y la cantidad de gente impresionante. Miles de puestos de todo tipo de cosas, desde ropa, comida, perfumes, ventiladores, etcétera. Nosotros de momento directos a un 7/11 a por agua.

Como había un poco de hambre, un poco más adelante giramos a la derecha y llegamos a un food court muy bonito donde había decenas de puestos de comida a ambos lados de la calle y en el medio (Smith St). Nosotros como ya sabíamos como funcionaba el tema este, nos separamos en 7 y cada uno se pilló lo que le gustaba y a una mesa todos juntos.


Unos acabamos antes que otros y bueno, con el calor y tanto beber acabamos aplatanados. Aquí llegó el momento siesta. Piwi y Mol dijeron que estaban reventados y preferían irse al hotel a dormir una siesta de 1 hora (si claro, jajaja) y los demás nos negamos a ir porque se tardaba casi ya una hora en volver al hotel, y encima si vas te quedas medio tonto ya y no haces nada.

Por eso, el grupo que quedamos, nos pusimos en camino a pié hacia el distrito financiero y Marina Bay, pero antes, ya veníamos con la idea de visitiar el puesto de comida que vimos por la tele de un hombre de allí, que en 4 metros cuadrados había conseguido un restaurante de una estrella michellín.

Primero nos fuimos a investigar a una especie de centro comercial/parking/food court que estaba a unos 3 minutos andando del anterior, porque nos dijeron que estaba ahí dentro después de preguntar a varios lugareños.

Sin éxito porque había muchos puestos cerrados y todos nos parecían iguales, salimos y volvimos a preguntar. Esta vez si que nos encontramos con el restaurante, pero no el original, sino una franquicia que el hombre había abierto enfrente gracias al dinero de la estrella.

Entramos, lo vimos y nos aprovechamos un poco del AC y nada, nos salimos porque no queríamos eso, sino el otro pequeño que salía por la tele. De todas maneras quedamos en volver a cenar o comer otro día..

Ahora si que ya pusimos rumbo al distrito financiero que estaba a unos15-20 minutos desde ahí andando.

No sé si decir que tuvimos suerte al ser domingo, pero las calles estaban vacías de gente por esa zona y se iba genial. Al llegar a Marina Bay, a Javi le dio porque quería hacerse una foto con los típicos dragones que escupen agua, que para mi era la primera vez que lo escuchaba, pero está bien, yo me quedé con Joana descansando en otro sitio un poco apartado hasta que Ruben, Rhea y Javi acabaron de fotografiarse. La verdad que yo estaba algo cansado de tanta pateada.

Tras esto, pensamos que lo mejor era subir al Marina Bay hotel cuando todavía era de día, para poder ver la puesta de sol, y qué gran acierto, lo único que la vuelta al entrante de mar casi nos cuesta la vida, sus muertos lo que caminamos.

Empezamos desde el círculo amarillo de abajo y rodeando todo el agua acabamos en la otra punta más de media hora después, con varias paradas, por supuesto.

Tuvimos que pasear por medio de restaurantes, hoteles, parques, una barbaridad para acabar llegando al otro extremo del lago/mar. Y encima cuando llegas al edificio del Marina Bay, como es tan enorme, no vale con decir - "vamos a la puerta de entrada" - porque tiene un centro comercial justo debajo entre torre y torre, con incluso canales como los de venecia con barquitas por dentro, sin sentido.

Cuando realmente averiguamos la forma de acceder al ascensor de subida, habían pasado ya 20 minutos de paseo por dentro del centro comercial. Sube, baja, escaleras, entra por una puerta, sal por otro, ahora vete a la torre 2, luego la 3......cuando definitivamente encontramos los mostradores de tickets ya nos daba igual el precio, jaja.

No hicimos apenas cola para subir, puesto que yo creo todo el mundo estaba ya arriba a esas horas :) .. y con el ticket normal, puedes acceder al rooftop que está por encima de las torres 1 y 2, pero no de la 4 que es donde está la piscina infinita, solo para huéspedes. Pero bueno, yo me conformaba con las vistas desde ahí arriba.

Salimos justo por la parte que daba a los jardines y nos hicimos algunas fotos, pero rápidamente cambiamos de lugar para ver el otro lado, el que se ve en esta foto, que es el distrito financiero.

Yo, como se puede ver, apee mi trípode para hacer el timelapse y ahí nos quedamos sentados en el suelo unos 40 minutos a esperar a que el sol cayera. Se estaba fresquito y las vistas eran impresionantes.

Joana como tiene algo de miedo a las alturas, decidió sentarse un poco más alejada del borde, porque encima el suelo era como de madera y hacía ruido que la ponía nerviosa :P

De vez en cuando íbamos comprobando el whatsapp para ver dónde estaban estos dos de la siesta. Estaba claro que no iban a llegar pronto, solo con el viaje de ida y vuelta eran 2 horas. Nos dijeron que estaban de camino pero que no subirían, que se quedaban abajo en los jardines a esperarnos. Nosotros sin prisa allí arriba, ya que habíamos pagado una pasta, unos 18€ por cabeza. Al final llegaron sobre las 7pm o así.

Tras un buen rato de fotos y más fotos, y más fotos y venga fotos... nos decidimos a bajar y suerte que nos pusimos a la cola, porque de repente todo el mundo tuvo la misma idea y eso se convirtío en la cola para las entradas de final de champions, la virgen!!!!


Esto era el siguiente destino, los jardines donde nos esperaban estos 2. Bajamos y nos costó encontrar la salida directa desde la torre 2 a los jardines. Está repleto de puentes, ascensores, pasillos, un laberinto que como no preguntes no sales nunca de él.

Al final les encontramos por el pasillo que sale directo y nos fuimos con ellos de nuevo para dentro. No sé cómo lo hicimos, si es que teníamos la virgen en el hombro en ese momento, porque el parque cerraba a las 21 y eran las 20.30, pero de repente, nada más entrar y pasear 5 minutos entre los árboles, empezó a sonar la voz de una mujer por megafonía, presentando un espectáculo de luces y colores. ¡¡¡Dios qué movida más gorda!!!!

La clavamos sin duda, ojalá pudiera subir aquí el video completo del espectáculo. No sabemos ni cada cuánto se hacen ni si se hacen más de una vez al día o qué, pero cuadró perfecto. Música clásica mezclada con luces y sonidos a la par, una pasada.


Joana, Rhea y yo estábamos junto al árbol central cuando empezó y no hicimos otra cosa que tirarnos al suelo a verlo y yo grabando justo con la GoPro pillé todo el espectáculo menos los últimos minutos. Javi y Rubén se tumbaron en otro sitio y se durmieron (vaya dos carajas) y Piwi y Sergio pues lo vieron desde otro sitio diferente.

Duró unos 15 minutos y la verdad que nos gustó tanto que ya el viaje a esa ciudad estaba hecho, nos había hecho el día ese espectáculo.

Al acabar, tuvimos que esperar un poco a que el parque se vaciase para poder salir, pero vamos que la idea fue volver por el camino que llegamos al edificio, y encontrar la primera boca de metro que viéramos para volver a Chinatown a cenar antes de volver al hotel definitivamente.

Lo bueno (o malo) del metro de Singapur es que pagar por lo que viajas, no es un ticket sencillo para todo el recorrido, es decir, si vas mas lejos pagas mas y al revés. Nos bajamos de nuevo en chinatown (esta vez a tiro fijo) pero estaba casi todo cerrado, y lo único abierto era el mismo food court del almuerzo.

La mayoría nos daba un poco por c**o repetir ahí, porque además la mayoria de sitios estaba cerrado y solo había 2 opciones. Con esto, Piwi y Mol se quedaron a comer en un puesto de esos mientras el resto nos fuimos a un Mcdonalds. Parece una mierda si, lo es, también... pero cuando llevar varios días comiendo Pad Thai o Nasi Goreng, te aseguro que lo agradeces un poco.

Al acabar, pese que el día había sido largo, Mol y Piwi querían fiesta, pero claro, se habían metido 2 horas de siesta, así cualquiera, iban de otro rollo en el viaje. La mayoría nos volvimos al hotel a dormir, mientras ellos 2 se fueron a un rooftop.

No sé mucho más de esa historia, solo que encontraron uno en el edificio más alto de Singapur que debió costarles como 35€ entrar y 20€ una cerveza (say whattttt!!!), pero se quedaron agustito los 2. Pensaban que habría dress code para subir, porque en la mayoría de sitios lo pedía,  y se llevaron ropa ya en una mochila por si acaso, jojojoj, pero al final creo que nos les hizo falta.

No sé ni a qué hora llegaron ni cuánto estuvieron, yo estaba hecho mierda y solo me apetecía dormir, así que llegamos al hotel y fue tocar la cama y ya ni me enteré hasta el día siguiente.

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