Friday, April 21, 2017

Viernes 21 - Bali motorizada

Después de tanto viaje, pensamos que era bueno quedarnos un día haciendo nada de nada en la piscina. Nos levantamos sobre las 9am para desayunar en el restaurante junto a la piscina, y como se podía ver, el día no pintaba muy soleado hoy, pero aún así es peligroso, así que mucha crema.
El problema era que tanto Joana, Sergio y Piwi ya llevaban tres días de piscina en Jakarta y no estaban muy por la labor, pero bueno, a nosotros nos daba igual, nos apetecía poco levantarnos y salir ya del hotel. Por eso, nos fuimos directos a la piscina desde el desayuno. No se trataba de estar todo el día, pero si un buen rato descansando al sol (que apareció mas tarde).

Como Mol ya estaba nerviosito, se levantó y se fue a recepción a preguntar por el alquiler de motos para todos. En principio serían 5 motos durante toda la semana, ya que en unaíbamos Rhea y yo, y en otra Joana y Piwi. Al final nos salío cada moto por unos 6€/día, muy barato, pero las motos había que verlas también ehh.

Cada moto tenía un problema diferente, o no arrancaba bien, o el cuentakilómetros no funcionaba, el sensor de la gasolina siempre marcaba que estaba lleno, golpes por todas partes, etcétera. Como nos conocíamos el tema de Tailandia, le preguntamos al tío y nos dijo que no nos preocupásemos por los golpes que daba igual, ellos sabían que tenían mil golpes ya.

Con esta premisa salimos en dirección a una gasolinera, ya que las motos tenían el mínimo necesario para rodar 5km, nada más. Al principio no sabíamos muy bien por dónde íbamos y Rhea y yo tuvimos que sacar el móvil e ir guiando al resto del grupo. Como siempre, los que iban solos en la moto corrían más, excepto Mol que ya empezaba con sus paranoias de que no puedo correr que si me caigo me desangro con la medicación del trombo.

Llenar el depósito nos costó la friolera de 17K IDR, osea 1€ y poco, jajaja, la verdad que te quedas perplejo y a la vez entiendes por qué hay tanto tráfico, siendo tan barata la gasolina, pues lleva a eso, al circo.

Salimos hacia el sur como se aprecia en el mapa, atravesando el aeropuerto. Parecía que iba a ser un viaje tranquilo pero la verdad que se nos pusieron de corbata varias veces. Estamos hablando de que ibas por la carretera y de repente se te cruzaba un coche, una moto a 200km/h, o mejor aún, presenciamos una especie de casi-accidente. Íbamos detrás de un camión con unos tubos de acero que sobresalían de detrás, y yo les dije a estos que nos separásemos un poco que si frenaba de golpe, era bastante posible que nos los comiéramos. Y efectivamente, en la siguiente "recta", si "recta", un coche se incorpora por la derecha en unos de esos cientos de cruces sin señalizar y se come a este camión.. Nosotros por suerte lo rodeamos y seguimos de frente.

El problema de ser 5 motos, era que en cada cruce de esos sin señalizar donde los vehículos se cruzan sin preguntar, nos perdíamos unos a otros, con lo que teníamos que ir parando cada poco. Aparte Mol dando la joda con que no corriéramos, pero claro, los que íbamos 2 en moto, si íbas más lento, te caías. En fin...

Con esta premisa de para y arranca empieza a llover un poco y nosotros decidimos parar porque además no veíamos a Sergio ni al abuelo. Paramos de forma aleatoria en un sitio porque daban cafés, pero sin intención de ir ahí concretamente. Un chico joven y una mujer nos invitan a entrar amablemente e incluso nos dan paraguas para que nos protegiésemos de la lluvia.


Mientras tanto, yo intentaba mandarle whatsapp a Mol para que supiera que habíamos parado debido a la lluvia, porque no era seguro seguir en esas condiciones. Bueno, pues aparecieron los dos en la moto a los pocos minutos con una cara de pocos amigos, gritando y despotricando contra todos y todo, jojojoj, menos mal que teníamos a Piwi (amigo de Mol desde pequeño) para que viera y se diera cuenta de que no tenía razón y que no podíamos ir más lentos por seguridad.

Mientras seguía con su historia Mol, nosotros empezamos a entrar al sitio de los cafés. resultó ser un paraíso de las hierbas naturales. Tenían té, café de muchos tipos, países y colores. Todo cultivado allí mismo, recogido, tratado y empaquetado, qué gozada.

El sitio era como una especie laberinto entre plantas y árboles que llevaba a una zona central donde estaban varias mujeres machacando algo de forma muy rudimentaria.


Como se puede apreciar en la foto, había dos jaulas en el suelo con dos animales muy raros llamados Luwak, y justo al lado una mesa con café encima secándose. Aquí entendí muchas cosas de ese sitio y por qué se hablaba tanto de los animales esos por todas partes en la isla.

Si alguna vez habéis oído hablar del café más caro del mundo, que lo hacen con excrementos de animales, es esto, efectivamente. Los animales, que por cierto estaban super atacados, comen las semillas del café, y cuando lo excretan, estas personas lo recogían, lo lavaban y secaban al sol. Cuando estaba seco, ya estaba listo para empaquetar y tomar. Con un poco de agua caliente y listo..

Nosotros después de hacer algunas fotos a los animales, nos metimos un poco más en la selva hasta unas mesas de madera con vasos encima que tenían ellos. Resulta que eran vasos de prueba, y tenían de todo: chocolate, café de luwak, café con vainilla, café con soja, café de canela, etcétera, y todo cultivado y recogido allí mismo.

Yo me pedí uno de vainilla que estaban buenísimo. Algún valiente se pidió el café de luwak, aunque tienes que ser de los que se toman el café sólo, o este te iba a dar arcadas. Es un café fuerte que además se tomo como con posos, típico café árabe. Yo tan feliz con mi vainilla y Rhea con su chocolate, que cuando descubrió que lo tenían casi salta de emoción, porque no lo tienen por ningún lado casi.

Justo en ese mismo instante empezó a caer agua como nunca, y nosotros como estábamos resguardados y no teníamos prisa, pues tranquilamente nos quedamos tomándonos nuestros tragos, y aprovechamos además para acceder a una tienda que tenían ahí dentro, para comprar souvenirs. Yo me llevé chocolate y café para probar en España, a ver qué tal saben.

Cuando paró y acabamos de comprar, pusimos de nuevo en marcha las motos. Estaban algo mojadas pero como íbamos a la playa teníamos toalla de sobra para secarlas un poco. Estábamos muy cerca de la playa, es decir, fijándose en el mapa de arriba, estábamos ya dentro del círculo final. De hecho el sitio se llamaba Kebune Bali Agroturism. Con Mol algo más calmado, llegamos a la entrada del templo de Uluwatu a la hora de comer, y como era una zona más bien rural sin muchos sitios para comer, aparcamos las motos a la entrada del templo y nos pusimos a comer en el restuarante de enfrente. Como Bali ha cambiado tanto en pocos años, ni siquiera Google tiene imágenes del restaurante abierto, pero vamos, que es el único que está en la puerta del templo haciendo esquina.

En principio nos quisieron sentar fuera en las típicas construcciones de madera que tienen en todos los jardines, donde la gente se sienta con las piernas cruzadas y comen de una mesa muy bajita. Enseguida se quedó una mesa libre dentro y no dudamos en cambiarnos.

Hay que decir que los platos estaban super currados, como se puede observar en esta imagen, pero eso si, era lo de siempre, arroz con... o pasta con.... o en este caso, Joana se pidio pescado a la parrila con arroz creo.

El caso es que estaba muy bueno y nos llenó bastante. Mientras acababámos y pagábamos (con tarjeta la mayoría, con su correspondiente recargo), empezamos a decidir qué hacer a continuación y por supuesto, hubo opiniones para todo.
Unos querían templo, otros templo y playa, otros solo playa, así que nos dividimos según los gustos. Yo entré con Rhea, Rubén y Javi a ver la puesta de sol desde dentro del templo. Los demás se montaron en las motos y siguieron la carretera hasta la playa famosa de Padang-Padang.

El templo parecía casi de película, o eso pensábamos antes de entrar, porque luego resultó estar en lo alto de una colina a la que no estaba permitido el acceso. Te dejaban subir por unas escaleras hasta muy cerca, pero lo importante estaba cerrado, aparte de petado de gente haciendo fotos como locos del sitio.

Esto era lo que se podía ver desde un lateral del acantilado. Se ve el templo al final del mismo pero hasta ahí ya.

Con la entrada al parking (2000 IDR por moto) solo entraba el parking para la moto. Luego tuvimos que alquilar unos pañuelos que eran necesarios para cubrir las piernas, por ser un sitio sagrado digo yo (otras 2000 IDR cada uno).

Y por si era poco, a mitad del acantilado te intentaban volver a cobrar por un espectáculo de música típica balinesa, pero sonaba mucho a "bar de flamenco" y pasamos :P

Entre monos, gente, el calor y la humedad, decidimos poner fin a ese templo, ya que como no íbamos a poder acceder al templo en sí, pues no merecía más la pena estar ahí pasando un calor de miedo. Así que devolvimos los pañuelos, nos subimos a las motos y pusimos rumbo a la playa donde estaban estos 3.

En un primer lugar, llegamos a un sitio que nos indicaba mal Google, empedrado, de muy difícil acceso, pero  acabamos dando la vuelta, Luego nos pasamos la salida y acabamos en una calle sin salida, jajaj, vaya líos de carreteras primo... Finalmente llegamos a la playa y efectívamente, había que pagar por aparcar (otra vez 2000 IDR), pero eso no era todo, también te hacían pagar por acceder a la playa (10000 IDR cada uno). Esto era un coladero de dinero que lo flipas. Va de poco a poco, pero cuando te quieres dar cuenta, tus 100€ del día han desaparecido en pijadas como estas.

El acceso a la playa era por unas escaleras que se metían por medio de una cueva. La verdad que estaba muy chulo el acceso, y cuando llegamos resultó ser una cala muy pequeña, y cómo no, de coral mezclado con arena. Además, gracias a los turistas, estaba bastante llena de basura por la zona de las rocas, qué asco de gente!!

Estos 3 estaban tirados en las toallas, pero nosotros nos metimos a bañarnos porque se estaba haciendo de noche, y merecía mucho la pena un poco de relax antes de volver a subirse a la moto para volver al hotel. Al fondo, muy lejos, estaba llenos de surfistas haciendo de las suyas, y mientras en la playa, otro tipo con un dron grabando imágenes aéreas (qué envidia!!!)

Aproximadamente después de media hora, y ya prácticamente de noche, decidimos volver a salir al parking para tirar de vuelta a Kuta. El camino no fue nada fácil, y cuando digo nada fácil no solo me refiero a que conducir de noche es complicado si no conoces las carreteras, sino que la gente ya no respeta a nada ni a nadie en ese país.

Según Google, teníamos una retención a mitad de camino, casi llegando al aeropuerto (como era de esperar), pero como íbamos con motos, pues pensamos que sería divertido meternos por la izquierda, por donde las aceras. Y vaya aventura.

Esto es lo que se veía desde la cámara en la moto subidos los 2. Miles de scooters a nuestro alrededor tratando de adelantar, girar, correr más, de pánico.

Hay que decir que hubo un par de coches que a Rhea y a mi nos sacaron de la carretera tranquilamente y se la sudaba pasarte por encima, era la ley del más grande y más fuerte. O te quitas o te paso por encima!!!!

Cuando llevábamos unos 40 minutos en moto, tuvimos que parar en una gasolinera a descansar un poco y a beber agua porque estábamos reventados de tanto esquivar tráfico. Hacía mucho calor, pero es que encima tenías que ir superconcentrado o te jugabas el tipo.

Rhea y yo intentamos sacar dinero de una cajero en una tienda típica, como 7/11, pero estaba estropeado y no pudimos, así que, hasta Kuta sin un chavo. Algo nos prestaron y yo pude comprar algo de beber que necesitaba para mi estómago, porque no dije nada, pero al acceder a la playa de antes, tuve que parar en boxes a depositar, porque las tripas me estaban matando.

Al cabo de 15 minutos, nos pusimos de nuevo en marcha y con mucho esfuerzo y sangre fría, conseguimos llegar de vuelta sanos y salvos para la cena. Lo mejor de todo fue que al llegar al hotel ya eran más de las 20, que era cuando la piscina "cerraba" y no se podía nadie bañar. Nosotros como somos así de guapis, preguntamos en recepción y nos dieron 5 minutos de chapuzones. Sin dudarlo fuimos de cabeza, si pasar por la habitación ni nada, a bomba.

Como ya era tarde, pensamos que lo mejor sería ir a ducharnos y quedar sobre las 21.15 para cenar en el propio restaurante del hotel, que según Piwi, hacían unas hamburguesas de pánico.

Y así lo hicimos, a las 21 y algo en el restaurante con el horario español, jajaj, no había ni dios, sólo nosotros y una chica cantando para la gente que se suponía debía estar cenando.

Como tardaban en traer la comida, a Joana le faltó tiempo para levantarse y ponerse a cantar con ella. Se tiraron mas de 20 minutos cantando sin parar hasta que llegó la comida.

Es cierto que la chica también lo agradeció, porque sino estar allí cantando para unos muermos alemanes u holandeses, menudo coñazo. Tras una buena cena, decidimos salir a dar una vuelta, pero antes de nada, tuvimos que volver a pasar por recepción porque nos hicieron mal el cálculo del coste de las habitaciones, y tuvimos que poner algo de dinero extra.

Tras un rato en la recepción, y estando todos sentados, no sabemos cómo, Rubén se da un golpe en un nervio del brazo según él, y empieza a saltar de dolor, jajaja, Los demás le dimos importancia cero, porque parecía ser un golpe sin más...pero no. 10 segundos después oímos un "aaaaaaaaah" y al girarnos vemos cómo Rubén se desploma inconsciente en el suelo entre un banco y una mesa de madera. whattttttt!!!!

Le empezamos a dar golpes en la cara para que reaccionase, y la imagen era bastante acojonante, con los ojos abiertos y mirada perdida al techo. Pero 10 segundos después, de respente despierta y se levanta por su propio pié. Qué susto, no me jodas!!! Entre el golpe en el nervio, el calor, y la fatiga de todo el día, se desplomó. Estuvimos un rato con él allí tranquilamente, pero como no quería quedarse solo en la habitación, por si acaso, se vino con nosotros al Lippo Mall a coger un Uber que nos llevase a una discoteca que había encontrado Mol. La verdad que íbamos al centro comercial a pedirlo, porque los tenían amenazados en los hoteles, y por precaución pues....

Aquí llega otro gran momento del día, la búsqueda de Ubers. Pensábamos que con uno grande bastaría para los 7 pero era imposible, así que Mol pedía uno con su móvil, mientras yo le robaba la wifi a Rubén para pedir otro. Si he dicho "robaba", y aquí voy a hacer un inciso para los interesados en este tema de SIM cards.

<inciso>
Si estás pensando en comprarte una SIM de este país, ten en cuenta que te ofrezcan lo que te ofrezcan, siempre tiene truco. A nosotros nos vendieron una SIM con, supuestamente 12Gb. De esos 12 GB realmente sólo pude disfrutar 500MB porque el resto solo podías gastarlo en "Local Data 4G" y "Local Data", es decir, en la misma zona donde lo activases, en mi caso, Jakarta. Una mierda y un robo vamos.
</inciso>

Volviendo al punto caliente de los Uber, Sergio y otros 3 se van en el primero de los Uber dirección la discoteca, que estaba a unos 25 minutos con el tráfico de ese momento. Yo pido uno que no llega nunca mientras espero sentado en las letras del centro comercial, ya apagadas claro.

Como no llegaba lo cancelo y pido otro que tarda otros 5-10 minutos. Al llegar el Uber yo me siento delante de copiloto y nos vamos Rhea, Rubén y yo (unos 20 min después de que salieran los demás). Cuando llegamos al lugar, el conductor nos indica cómo caminar a la discoteca, pero justo cuando salgo del coche, me doy cuenta que me falta algo en la mano, !!MIERDA, LA MOCHILA!!!!!

Yo pidiéndole al del Uber que por favor me llevase de inmediato al mismo sitio donde nos recogió, con la esperanza de encontrar allí la mochila entre las letras del centro comercial, en la oscuridad de la noche, con poca confianza, pero bueno. Me sentía como en esos exámenes que sabes que la has cagado a fondo, pero aún así crees que apruebas... (si claro... y qué más?).

Pues nada, el conductor con su pachorra me dice en balines que tiene que ir a poner gasolina primero, y se mete a una estación sin más, con dos c*j*n*s.... yo cagándome en todo por dentro temiéndome lo peor, y efectivamente cuando llegamos, nain de nain, la mochila se había esfumado, y con ella mis tarjetas, DNI, carnet de conducir y lo peor, las gafas graduadas...a esto, 50K IDR de ida y otros 50K IDR de regreso al centro comercial que nos cascó el conductor.

Pues nada, yo me puse a buscar por todas partes, a preguntar a los de seguridad del centro comercial, pero nada, se la habían llevado los muy hijos de p**a!!! Siguiente paso (obviando el cabreo, la mala hostia y los puñetazos al mobiliario urbano que dí), era irse a comisaría a denunciar. Desde el hotel nos llamaron a un taxi, y mientras llegaba yo consegui ponerme en contacto con mi hermana via Whatsapp para cancelar todas las tarjetas... qué jaleo, madre mía!!! (yo seguía cagándome en todo claro está, y pagándolo con Rhea que la pobre no tenía culpa...)

El taxi llegó y nos llevó a la comisaría mas cercana, que estaba a apenas 5 minutos del hotel en coche, por 30K IDR, que era la tarifa mínima, ya que estábamos tan cerca que no llegamos ni a eso con el taxímetro. Allí me pidieron los datos: qué había perdido y poco más, firma, sello y a correr. Ni siquiera me preguntaron por el color, ni el tamaño de la mochila, ni dónde había sido, les daba igual, porque seguramente no se iban ni a molestar en buscarlo. Regresamos al hotel con el papelito pero la noche no había acabado todavía.

Como se puede ver en la imagen, nuestro hotel estaba casi en línea recta desde la comisaría, pero este tipo se dedicó a darnos vueltas por toda la isla. Iba con una mano en el volante y otra en el móvil sin saber usarlo.

Le tuvimos que preguntar varias veces si sabía dónde narices estaba yendo, porque estaba claro que no. Tras un buen rato llegamos a destino pero con el cabreo que llevaba encima, solo me faltaba un inútil para rematar la noche.

La puntuación negativa se la llevó y encima yo pedí reembolso del trayecto por poca profesionalidad (algo me devolvieron los de Uber días después.)

Yo, que no podía dejar de pensar en las cosas que había perdido, volví de mala leche al centro comercial a volver a buscar con la luz del móvil pero nada. A la 1.30am yo ya me dí por vencido y me resigné a saber que ya no volvería a ver ni la mochila ni las gafas.

Al llegar de nuevo al hotel, nos cruzamos con Sergio y los Javis que salían con la moto a buscar algo de comer. Fíjate lo que tardaríamos en hacer trámites que estos ya estaban de vuelta de la discoteca. Nosotros pasamos de salir con la moto y nos fuimos a dormir la borrachera de mala sangre que llevábamos encima, sobre todo el menda.

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