Friday, December 1, 2017

New York again !!

El viernes 1 era el día que teníamos marcado en el calendario como el comienzo del viaje del año, al menos para Rhea, era el de su vida, jejeje. Nos íbamos a Nueva York, la ciudad que nunca duerme y qué razón tienen!!

El avión salía a las 10.20 de la mañana y por eso nos tocó madrugar, pero no más de lo normal. Era viernes, y yo los viernes me tengo que levantar a las 6am de todas maneras, así que era como otro día laboral más.

Nos preparamos, revisamos las maletas una última vez y las cerramos para ponernos en marcha al aeropuerto, yendo en metro primero a Plaza Cataluña, donde nos esperaba el Aerobus T1. Llegamos con tiempo de sobra y además, como las maletas ya estaban arriba y no llevabamos nada de mano, nos sentamos tranquilamente a hacer llamadas a la familia y poco más, creo que entramos entre los 20 últimos.

Sólo una cosa que reseñar, y fue que a Rhea le pusieron una pegatina roja en el pasaporte y a mi (y a la mayoría del pasaje) azul. Estaba con la mosca detrás de la oreja y cuando pasamos el control en la puerta de embarque, zasca!!!. Ella preguntó si era algo malo, y el chico de la puerta le dijo - No mujer, no es nada malo, pero pasa por aquí si ves que tal, con la china y el otro moro - aleatorio dicen :P

El vuelo no fue muy largo, de hecho, acostumbrados a las 16h de viaje a Asia en marzo, esto era de risa. Lo único malo fue que Rhea se empezó a encontrar algo catarrosa a mitad de camino, con estornudos y mucho pañuelo. Yo pensé que sería del aire, que en este tipo de vuelos lo ponen a tope siempre para prevenir malos olores de la gente, pero no, era un catarro cojonudo que le estaba entrando ( el estrés de que llegara el viaje clarísimamente).

Al entrar nos tocó hacer la cola de pasaportes y al principio parecía que avanzaba rápido, porque incluso nos movieron a los 2 a una máquina que te registra automáticamente la ESTA americana (visado de turista), antes de pasar por ventanilla a tomar huellas y foto. Pero después de esto, el infinito más absoluto. Había como 20 puestos de policía y solo 4 trabajando, una mierda vamos. Yo encima iba bromeando con Rhea de que le iban a meter en la jaula, es decir, que la iban a meter en una sala aparte por ser medio libanesa, y qué sorpresa, que a ella la dejan pasar sin más, y justo voy yo después, y la chica me dice - no te preocupes, es rutinario, pasa con mi compañero a la sala del fondo - pum, en toda la p**a cara!!!

Siempre me pasa lo mismo con esta gente, no sé qué leches ven en mi pasaporte, pero me paran siempre para revisar los datos, y eso que ya he estado 20 veces, hasta con pasaporte diplomático.

El problema ahora, era que Rhea se había ido a por las maletas, y no le pude advertir de que estaba en la jaula por tonto. Menos mal que el mismo policía que me acompaño a la sala, le dijo a ella dónde estaba (más que nada porque insistí que tenía que avisarla aunque no me dejó). Después de 5 minutos muy largos, me dejaron salir.

En un principio, cuando llegase tenía que avisar a mi amigo Jorge el cubano que estab viviendo en New Jersey, para que supiera que habíamos llegado bien, porque nos íbamos a ver al día siguiente básicamente. Cúal fue nuestra sorpresa cuando al abrirse las puertas de salida, ahí estaba él, esperándonos por sorpresa y sin avisar, jaja. Bueno nos aviso, pero como no teníamos internet todavía, no lo leí y me llevé el sorpresón.

La verdad que no ha cambiado nada, está igual (algo más fuerte tal vez, jaja.. América no ayuda), pero se le veía felíz de vernos. Así que nada, nos pusimos en marcha con su coche, y nos dejó en el hotel Red Lion Inn Brooklyn en aproximadamente una hora. Mientras tanto, en el coche, Rhea ya empezaba a flipar con todo lo que veía: los edficios, la gente, los buses amarillos de colegio...

Como el check in era a las 3pm, no nos quedó otra que dejar ahí las maletas en consigna e irnos a un centro comercial que había al lado, a comprar la SIM americana para el móvil y algunas pastillas para Rhea que se empezaba a encontrar mal ya. La putada de todo esto fue, que aparte del frío que hacía en ese momento, el día desaparecía poco a poco ante nuestro ojos mientras estábamos todavía en Brooklyn.

Cuando acabamos de hacer recados, y un poco perdidos con el coche por la zona, le pedimos a Jorge que por favor no esperase más para irse a casa, porque tenía que atravesar todo Manhattan para llegar a New Jersey y si se demoraba más, se comería un atasco infernal. Su idea era la de dejarnos allí con el coche, pero preferimos coger el metro. Él nos dejó incluso una tarjeta de metro, y además nos tuvo que hacer el favor de comprarnos la SIM, porque en esa maldita tienda de Brooklyn, nuestras tarjetas de EVO no funcionaban, ninguna de las 2.

Cuando llegamos al hotel de nuevo con Jorge, él se fue y nosotros subimos a ver la habitación, la 412 con vistas a la calle. Estaba genial, con televisión enorme, microhondas, nevera, cama enorme y algo que temíamos que no hubiera, miles de enchufes por todas partes, incluso en la base de las lámparas, genial.

Ya casi no nos quedaba tiempo de día, pero aún así nos pusimos nuestra mejor ropa de invierno y salimos en dirección al centro comercial otra vez, porque estaba ahí mismo la boca del metro. La primera estación en la que nos bajamos fue justo en frente de Macy's, en la 34th. Aquí empezó a cambiar la cara de Rhea, como al de un niño con un juguete nuevo.


Tanto tiempo esperando este momento y ahí estaba, delante de sus narices, o en este caso, al fondo, el Empire State building. Con la sonrisa bloqueada en la cara seguimos paseando por la 34th en dirección a B&H, una tienda enorme de electrónica que nos habían recomendado algunos amigos por lo espectacular del tratamiento de paquetes. La idea era comprarme un estabilizador para la GoPro y poder grabar videos chulos por la ciudad, pero llegamos y estaba cerrado, habían cerrado a las 2pm, y lo peor de todo era que al día siguiente estaba cerrado también, mierda para mí!!!

Al final nada, nos dimos la vuelta y comenzamos a caminar en al Rockefeler center, donde estaba la pista de patinaje.
La zona estaba petada de gente y vallada, dado que el día anterior habían encendido el árbol de navidad, y nos lo perdimos por poco, aunque poco podríamos haber visto con tanta gente.

Nos hicimos algunas fotos mientras Rhea lo flipaba, jeje, y aprovechamos para entrar al edificio donde está el "Top of the Rock" para reservar una hora y día para subir, ya que con tanta gente era normal que nos quedásemos sin sitio, y aunque teníamos al CitiPass C3 para entradas preferentes, les daba igual.

Al final reservamos para el domingo a las 11am. Después de tanta sorpresa y ajetreo, era la hora de empezar a desgustar Manhattan, y qué mejor alimento que una de sus hamburguesas, pero no una cualquiera, sino la de uno de los mejores sitios de la zona, aunque una vez lo ves no lo parezca.

Seguramente no se aprecia gran cosa, solo una hamburguesa y unas patatas fritas al lado, pero no solo es la comida, es el sitio, dentro del hotel Parker Meridien, en una esquina que encontramos de milagro, porque tenía una hamburguesa de neon en la puerta. El sitio se llamaba burguer Joint.

Digo de milagro porque el hotel parecía lujoso, pero tenía una especie de cortina en la entrada como de separación de "algo", y me dió por mirar a mi y efectivamente, había una entrada secreta.

No había casi nadie en la entrada y nos acercamos, ¡¡bingo!! dentro si que había cola y mucha. Ni un solo sitio para sentarse, y eso que no parecía gran cosa. No sé como definirlo. Era como una sala que ha quedado en pie después de una demolición. Como si hubieran construido el rascacielos del hotel encima sin quitar del medio esa habitación minúscula.

Tenía un encanto especial, con todas las pareced cubiertas de personajes famosos, fotos raras, decoración antigua, no sé, muy viejo como un chigre, pero bien...en fin, mientras esperábamos a la cola, cogimos un papel de la entrada donde podías ir eligiendo la comida en 5 idiomas, para luego dárselo al chico de la caja y pagar sin más.

Mientras tanto, Rhea vigilaba por si alguien se levantaba de su sitio y efectivamente una pareja se iba. Ella corrió mientras yo me quedé esperando por los menos ya de 10 que teníamos delante.

Cuando llegué a la barra enseñé mi papel junto a esa cocina minúscula de menos de 5 metros cuadrados, pagué con mi tarjeta y me fui a sentar con Rhea. No tardaron casi ni 5 minutos en llamarme para ir a por ello, y es que no daban abasto con tanta gente.

De verdad que era un sitio singular, y que a Rhea le dejó huella, y es que era su primera hamburguesa en USA, pero no pudimos volver en todo el viaje porque teníamos una lista de sitios de locura para comer.

Cuando acabamos, corrijo.. "incluso antes de que acabásemos" ya había gente esperando a nuestro lado esperando a que nos levantásemos. Salimos del local y vimos cómo la cola no sólo no había mermado, sino que encima daba la vuelta a la cortina de la entrada e incluso tenían puesta la típica cinta de las colas de museos, jajaj, triunfamos con la hora, y es que no debían ser mas de las 7.30pm.

Desde ahí decidimos ir a ver Times Square por primera vez y de noche. No estaba muy lejos, a unos 10 minutos andando y nos vino bien para bajar la comida. Ya cuando nos íbamos acercando y se veían luces por todas partes, Rhea se empezó a poner contenta y con esa sonrisa de niño pequeño al ver el paquete del regalo, jaja.

Entramos por la parte de las escaleras TKTS, donde se sube todo el mundo a hacerse fotos y ahí nos quedamos un buen rato a contemplar las luces, la gente, los rascacielos, es una auténtica pasada (aunque para un epiléptico no mucho, jajaja). Cuando a Rhea se le pasó la emoción, comenzamos a caminar en dirección al metro de la otra esquina de la plaza, y aprovechamos para probar nuestra tarjeta de Evo en el cajero del Chase Bank.

Eran ya como las 8pm pasadas y estábamos completamente reventados. Yo creo que al llegar al hotel no llegamos a ver la cama muy bien, jeje, fue ponerse el pijama, caer encima de la cama y hasta luego...

No comments:

Post a Comment