El desayuno se hizo esperar, y es que nos tuvimos que desplazar desde Brooklyn hasta casi Central Park, bueno, ni tan casi porque era al lado del hotel Grand Plaza, el que salía en la película de "Solo en casa 2, perdido en Nueva York", y se llamaba Sarabeth's Central Park South.
Si no la liamos no seríamos nosotros mismos, jajaja. Pero no fue tan mal, el chico nos dijo que teníamos media hora de espera para entrar, ni tan mal. Por eso y para no estar allí en el medio de la puerta y con la corriente que entraba, decidimos ir a dar un paseo por el parque que estaba justo enfrente.
Entramos al fondo de todo casi, y es que yo no me imaginaba que fuese a ser tan grande. Todos los rincones estaban petados de gente comiendo todo tipo de desayunos, dulces, salados, mezcla... Nosotros nos sentamos pero ya casi teníamos claro lo que íbamos a pedir. Por mi parte algo dulce, por la de Rhea algo salado.
Top of the Rock.
Íbamos un poco pronto para subir ya, así que nos entretuvimos un rato en la pista de hielo de la calle, haciendo fotos, paseando por allí.
Al llegar, como ya teníamos los tickets que habíamos reservado días antes, sólo tuvimos que subir unas escaleras de caracol hasta la planta 2 y atravesar toda la zona de seguridad, como si fuese el aeropuerto. Nos tomaron la típica foto que nadie quiere luego y directos al ascensor. Mientras este subía, para que se hiciera más ameno, te iban proyectando en el techo una película.
Lo único que me decepcionó fue la vista hacia Central Park, porque estoy acostumbrado a ver en las películas esa vista clara, limpia del parque, pero cuando estás ahí arriba, ahora en 2017, te das cuenta que algo está cambiando, es decir, están construyendo tantos rascacielos al borde del parque, que apenas se aprecia ya la vista del mismo a lo largo. Es una auténtica pena. El único edificio nuevo que me sorprendió fue el que ahora es el segundo de la ciudad por detrás del World One, el 432 Park Avenue (si abrís el link lo entenderéis rápidamente).
Estuvimos una media hora larga, puede que algo más, y nos bajamos ya. Primero porque hacía demasiado frío para quedarte ahí quieto disfrutando del paisaje, y segundo porque no había mucho más que ver.
Ahora si que nos pusimos en marcha en dirección al parque. Fue un poco absurdo bajar para volver a subir, pero bueno, no pasa nada porque nos gusta caminar y por esas calles de rascacielos más aún. Caminamos la 5º avenida hacia arriba y nos íbamos encontrando con todo tipo de tiendas lujosas y de gente rara. Sobre todo cuado llegamos a la altura de la Torre Trump (donde esta viviendo el presidente actual del mismo nombre), porque había al mismo tiempo gente apostada frente a la fachada con pancartas de fuera Trump, y mientras otros haciéndose fotos con los agentes del servicio secreto detrás...muy rocambolesco todo.
Entramos por la parte sur, pero por el centro en lugar de irnos hasta la zona derecha como por la mañana. Estuvimos en la pista de hielo y seguimos caminando camino arriba hasta encontrarnos con el memorial a Jonh Lenon.
Allí había gente cantando a capella, un grupo de negritos gritando - "acérquense que no llevamos pistola, también revisense los bolsillos y verán que somos buena gente" - muy americano. Aparte y pese al frío, había un montón de gente navegando en pequeñas barcas por el lago, por no contar con el negocio de los carros de caballos y los carros donde te lleva un tío pedaleando mientras te explica lo que ves.
Seguimos subiendo hasta encontrarnos con el castillo de Belvedere, muy chulo y con unas vistas de la parte norte del parque espectaculares. Mientras tanto, las ardillas empezaron a hacer acto de presencia por todas partes. Como las zonas grandes de césped estaban cerradas por el invierno, aprovechaban para bajar de los árboles en busca de frutos secos caídos de los árboles.
Rhea tuvo la increíble suerte de que una de ellas se le subiera incluso a la pierna. Como les hacía el gesto de darles algo de comer, ellas venían, pero cuando vieron que no había nada corrian al verde otra vez, jeje. Vimos de todo tipo, como esta, negras, sin pelo, enormes, pequeñas, pero todas muy bonitas e hipnotizantes. De ahi, y después de casi dos horas de caminata y fotos, decidimos salir de parque por la parte izquierda para ir a comer a otro de los sitios marcados en nuestro mapa. Se llamaba Gray's Papaya, y como se puede imaginar, también sale en varias películas. |
Nosotros pedimos 2 cada uno y nos sobró una que nos llevamos para después por si acaso. Fue un almuerzo un tanto rápido, pero es que teníamos en mente un postre ya, que se encontraba unos bloques más arriba en la misma calle, el Levain Bakery.
Nosotros no supimos cuál pedir, así que compramos 4 de todos los sabores que había: chocolate negro, chocolate con mantequilla de cacahuetes, y otra de nueces. Nos comimos allí mismos sentados la primera, y dejamos el resto para el hotel, porque siempre por la mañana a mi me apetece meterle un bocado a algo dulce y nunca tenemos nada.
A partir de aquí el día ya empezaba a desaparecer y no nos quedaba mucho en la lista por hacer en esa zona, así que empezamos a bajar por Broadway. Primero nos metimos a un centro comercial a comprar una mochila (que no se me ocurrió llevar a mi de España, cuando tengo 3), porque era muy incómodo llevar la GoPro con el estabilizador en la mano con el frío que hacía, y los guantes, gorro, braga, etcétera.
Estuvimos a punto de comprarlo en la calle a un hombre que vendía varias pero acabamos entrando en el 21 Department Store de Broadway. La compramos y seguimos calle abajo hasta toparnos con el mercado de navidad de Columbus circle, justo en la esquina suroeste del parque. Había docenas de puestos de todo tipo para comprar regalitos y nos dimos una vuelta por ahí. Vimos algunas cosas pero decidimos no comprar hasta el último día por no andar cargando con todo.
Continuamos calle abajo y nos topamos con la tienda de DJI, es decir, la de drones como el que tengo yo y sí, ese de la foto soy yo probando las gafas de VR del dron que, si son una pasada, pero si son super caras y además marean un poco si no estás acostumbrado a este tipo de dispositivos. Al final decidí no comprarlas porque es un trasto como se puede apreciar, casi tanto como mi cabeza mas su mochila con los cables.
Llegamos a Bryant Park y decidimos sentarnos un poco a tomar un chocolate en Le Pain Cotidien que tenían una caseta por ahí (aunque en realidad son una plaga en NY). Pedí un chocolate belga para los dos, mientras Rhea nos reservaba un sitio en las típicas sillas metálicas que hay siempre en este parque. Cuál fue mi sorpresa cuando llego y hay un
Bueno, tonterías aparte, a Rhea le vino a la cabeza que podíamos ir a los iglúes que le comentaron las amigas en lo alto de una azotea cerca del parque, así que nos pusimos en marcha a pie.
Hicimos algo de tiempo porque era pronto para cenar y después de aproximadamente una hora decidimos salir e ir bajando para acercarnos al restaurante llamado Cacio e Pepe.
No comments:
Post a Comment