Monday, December 4, 2017

New York - Monday 4th

Nuevo día en Brooklyn y todavía con algo de jetlag en nuestros cuerpos. Por esto, como todavía era de noche y amanecía por nuestra ventana, decidí invertir mi tiempo en hacer un timelapse por la ventana mientras nos preparábamos para salir a desayunar.

Hoy el desayuno no estaba del todo decidido, pero si que teníamos en mente ir a uno de Brooklyn que nos quedaba bien para visitar el puente a continuación, se llamaba el Café Luluc.
El único inconveniente era que este sitio abría a las 8.30am, y como nos habíamos levantado pronto por el jetlag, era pronto y tuvimos que pasar por una farmacia a hacer tiempo, comprar algo para el catarro de Rhea, y por qué no, aguantar un poco en un lugar caliente, porque por la mañanas hacía un frío guapo.

Sobre la hora de apertura entramos al local los primeros y nos sentamos. Misma historia de siempre, plato salado y otro dulce para compartir, pero esta vez se nos fue de las manos.

En la foto no se aprecia el tamaño de esas raciones y es que aquí te ponen de comer para 10. Aún así no le dimos mucha cuenta, jeje, lo acabamos enseguida porque estaba buenísimo.

Cuando acabamos de cebarnos en el Luluc, nos pusimos en marcha con la panza a tope dirección puente de Brooklyn, pero en metro claro está. El metro nos dejó cerca de la zona llamada DUMBO, que por si alguien no lo sabe, es la zona que está entre los puentes de Brooklyn y el de Manhattan.
Desde ahí nos fuimos acercando a la zona justo debajo del segundo puente para hacernos unas cuantas fotos típicas de las películas, y es que en esta zona se ruedan muchas secuencias, y nos picaba la curiosidad.

Aguantamos un buen rato y eso que calor no hacía precisamente, hasta que nos cansamos de sacar fotos, porque las que realmente queríamos sacar estaban justo debajo del otro puente, el de Brooklyn, y eso nos tocaba otro día.

Sin más dilación, nos pusimos en marcha a la base del puente y comenzamos a subir. La subida no es trivial, y es que hay que desplazarse desde Dumbo hacia el este para encontrarse casi con la base del mismo puente. Una vez allí, hay unas escaleras que atajan un poco la subida de peatones.
En esta parte no hay mucho que explicar, simplemente que las vistas son una pasada, y como era pronto por la mañana y hacía frío, todavía no había mucha gente atravesando el puente, lo cual nos benefició a la hora de sacar fotos y vídeos.

Tardamos algo más de media hora en cruzarlo, pero teníamos suficiente tiempo hasta nuestro próximo evento, el helicóptero.
Cuando llegamos al final del puente, por la zona del ayuntamiento, giramos hacia la izquierda por la Pace University. Seguimos calle abajo hasta cruzarnos con el distrito financiero y de ahí a mano izquierda hacia los helipuertos donde teníamos que subir al helicóptero.

Llegamos con unos 20 minutos de antelación al sitio, pero ya había gente haciendo cola a ambos lados del edificio. Al no saber, tuvimos que preguntar cómo iba eso y resultó que todos los que trabajaban ahí eran cubanos o dominicanos, jeje.

Nuestra sorpresa llegó cuando nos dijeron que aún llegando pronto, iban con hora y media de retraso porque las malas condiciones del viento nos les había dejado volar todavía... cagada en 3..2..1 !!

No podíamos hacer otra cosa que esperar en la cola hasta que fueran pasando los turnos, y es que, pese a haber varios helicópteros por compañía (porque en ese helipuerto había 2 compañías volando), tardaban 15 minutos por vuelo, y en cada unos sólo montaban unas 5-7 personas dependiendo del peso de las mismas.

Tras casi una hora esperando fuera y pasando frío, nos llegó el turno de entrar al edificio, pero no era para otra cosa que para seguir esperando. Lo primero, pagar las tasas del aeropuerto, 40$ por persona. Lo segundo, dejar todas nuestras pertenencias en una taquilla con candado a excepción de cámaras o móviles, cazadoras incluidas, ya que nos advirtieron de que en el helicóptero hacía bastante calor.

Tras todo esto, te sientas en unos bancos a esperar hasta que llamen a tu nº, asignado al pagar las tasas. Creo recordar el nuestro era el 42, que iba en función del peso, talla, etcétera. Cuando te llamaban, era para que te colocases depié en una de las 5 bandas de separación que conformaban cada helicóptero, mientras veías en la pantalla un video de seguridad y de cómo usar los cinturones y tal y cual.
Parecía que ya estaba ahí, tan cerca pero a la vez tan lejos. El grupo anterior ya había salido volando y solo quedaba esperar al siguiente viaje, pero de repente regresan en apenas 3 minutos de vuelo.

A una de las chicas le dió pánico y tuvieron que regresar forzosamente a base para dejarla ahí. Después de pagar esa pasta, esperar hora y media, te entra el pánico y te quedas en tierra, pobre mujer!!!

Cuando acabamos nuestro vuelo y salimos, seguía fuera tratando de respirar hondo.

Ahora si, era la hora de salir hacia el helicóptero. Íbamos siguiendo a uno de los trabajadores por la línea amarilla como explicaba el vídeo de dentro. Yo sin mi estabilizador de imagen me iba cagando en todo, porque no me lo dejaron sacar, y sabía del resultado final del vídeo, en fin.

Nos colocamos junto al helicóptero, y Rhea tenía la errónea idea de que si esperábamos o íbamos los primeros, nos tocaría elegir asiento y ponernos adelante, pero no. El tipo este te sentaba donde quería, y bueno, nos tocaron 2 austriacos y la mujer de uno, cada cual más grande. Al grande le pusieron junto al piloto y apenas sacó ni una foto, nos dió mucha rabia.
Yo estaba algo acojonado porque me temía un despegue movidito, y me dediqué a ajustarme el cinturón y los auriculares (que vaya pasada por cierto).

El piloto nos iba hablando y eran como de circuito cerrado, todos nos oíamos todo lo que hablábamos, y creo que por eso cuando Rhea preguntó algo, el tío paso de nosotros, porque se pensó que hablábamos en Español o algo.
En fin, el despegue no pudo ser mas suave, impresionante, ni me enteré. A partir de aquí a gozar por las alturas. Empezamos sobrevolando la isla del gobernador, por la estatua de la libertad y río Hudson arriba por el borde mismo de Manhattan.

Nosotros dos estábamos flipándolo, en puro éxtasis, el mejor regalo de mi vida...y todo gracias a ella, la de la foto <3 . El piloto nos seguía explicando todo lo que veíamos y nosotros dos haciendo fotos, selfies, videos y de todo, mientras los otros 3 siesos autriacos parecía que iban en autobús a Viena, vaya tela.

Tengo mis dudas de que fueran 15 minutos completos, porque se me pasaron muy rápidos y fui tonto de no revisar el reloj, pero con la emoción se me pasó. Cuando el tío puso rumbo de nuevo al helipuerto yo no me quería bajar. Ya verdad que se lo deben pasar bien estos pilotos. Lo único a reseñar y que no lo sabíamos, es que no se les permite sobrevolar la ciudad, siempre tienen que hacerlo por un circuito aéreo no marcado que coincide con los entrantes de agua por ambos lados de Manhattan.

Todavía con la emoción en el cuerpo bajamos del helicóptero y nos dirigimos a la salida. Allí seguía la chica del mareo completamente blanca esperando a sus compañeros de viaje.

Nos pusimos en marcha de nuevo hacia Battery Park, la zona sur, para comenzar a ver esa parte junto con el distrito financiero. En Battery park estuvimos bien poco, porque había una bruma que entraba desde el sur que no dejaba ver absolutamente anda, aunque los chinos ahí estaban dándole caña a la Canon de 2000€, en fin..

Decidimos girar e ir directamente a ver el toro famoso de la zona financiera, pero mientras caminábamos vi un Citibank, y me vino a la cabeza esa cuenta famosa que tengo desde que estuve en Chicago, con algo de dinero, y que nunca había conseguido recuperar. Por tanto, le pedí a Rhea un pelín de paciencia y nos metimos al banco. Tras unos 20 minutos intentando localizar mi cuenta y mis datos del país, me devolvieron mi dinero y me cerraron la cuenta.
Ahora sí que era el momento de visitar el toro, y digo "visitar" porque lo de ver estaba complicado. Había como 200 millones de personas rodeándolo, y tuvimos que hacer algo de esfuerzo para meternos ahí delante, junto a los cuernos.

Había dos opciones, o la hacías por delante con los cuernos de forma más o menos rápida, o te la hacías con las criadillas del toro y esperabas un buen rato a que se despejase la zona, jeje.

Nosotros optamos por la que se ve, incluso apunto de que nos pillase un coche para poder hacerla, porque no lo parece pero estamos en una intersección de calles, es un rotonda casi (los locales lo deben flipar al ver la estampa).

Seguimos por Broadway hacia arriba y cogimos dirección a la bolsa de NY, esa tan famosa que sale en la tele con cientos de personas gritando "COMPRA", "VENDE", etcétera...pues esa. El edficio es chulo, pero está en una zona muy angosta, con edificios muy altos alrededor, y encima estaban en obras, con lo que se aprecia poco lo que es.

No daba para mucho más esta zona y salimos hacia Broadway otra vez, justo enfrente de Trinity Church. Ya era un pelín tarde y teníamos dos opciones, irnos a la zona cero y comer más tarde, o buscar algo por los alrededores. Optamos por la segunda y encima Rhea tuvo suerte porque había un Shake Shack famoso que tanto le gusta, en un centro comercial a pocos metros, en concreto en la parada de metro de Fulton.

El sitio esta genial, totalmente recomendable y a la vez es raro, porque tiene la zona cero tan cerca, que es raro que hagan otro centro comercial en parada de metro a pocos metros del otro, pero bueno, esto es América y se la pela.

Cuando acabamos, salimos de frente hacia el Oculus, que es esto que se ve en la foto, obra del arquitecto español Santiago Calatrava.

Hay que decir que es bonito, desentona y eso lo hace llamativo e interesante a la vista, pero se gastaron una pasta que no lo merece. Por si hace falta más info, aquí.

Yo hacía como 3 años que no pisaba NY y no me acordaba de muchas cosas. Es más, cuando yo estuve no se podía visitar las fuentes libremente, había que hacer unas colas y solo permitían la entrada al recinto a un nº determinado de personas por hora. Ahora no, ahora es un espacio abierto, como un parque donde cada persona puede ir y venir sin problema.
Lo que si no había visto era el World One acabado 100%, ni el museo del 11S que estaba justo al lado de las fuentes. Por si no queda claro, había 2 fuentes y cada una representa el hueco dejado por cada edificio caído tan fatídico día de 2001.

En principio no pensábamos hacer nada por ahí mas que visitarlo por fuera y ya, pero nos pusimos a hablar con una guía que decía tener familia española y nos liamos la manta a la cabeza. Al final entramos al museo, y eso que habíamos dicho de dejarlo para días lluviosos, pero bueno, ya de estar ahí, había que verlo, por 28$/each claro está.

La verdad que el museo es para verlo. Yo grabé algo con la GoPro (porque está permitido en casi todo el recinto) pero no hicimos fotos. La verdad que hay que ir a verlo para sentir un poco lo que pasó hace tantos años. Había como 7 plantas bajo tierra que seguían la estructura de los cimientos del edificio, y en este caso las paredes de las fuentes.

Una vez llegabas abajo, había recuerdos de todos los que fallecieron, sus vidas, como murieron, audios finales de llamadas telefónicas, ambulancias reales de ese día, coches de bomberos tal cual quedaron, chapas, teléfonos, trozos de los aviones, estructuras de acero doblado de los edificios, de todo, es decir, de todo y más... hay que verlo sí o sí.

Cuando quisimos salir ya habían pasado dos horas y media tranquilamente, y no nos habíamos cansado de caminar, nada de eso, simplemente dando vueltas por él ya gastas eso. Era de noche por supuesto, así que no nos quedaba mucho más que hacer o ver por la calle, y como tampoco era tarde, se nos ocurrió que sería buena idea bajar hasta la zona de Dyker Heights en Brooklyn.

A simple vista no parece nada llamativo, y yo de hecho ni lo conocía hasta que me lo dijo Rhea, pero es un barrio bastante al sur de NY, en el barrio de Brooklyn pero al sur sur, es decir, a una hora y pico de metro y luego a pie otros 15 minutos. Sin esperar más nos fuimos a una boca de metro que nos llevase en esa dirección y la más cercana era la de fulton, pero decidimos entrar por el Oculus para poder verlo por dentro.

La verdad que esta estación/centro comercial/quéseyo es como una tienda de Apple por completo. De hecho, había una tienda de Apple dentro y casi no se distinguía del resto de tiendas, jeje. Pues bien, lo cruzamos entero y llegamos al otro extremo donde estaba el metro.

Tuvimos que esperar como 15 minutos a que pasase el tren adecuado, y claro, la gente se va amontonando en los andenes. Cuando llego corrimos a ponernos adelante para poder entrar, pero el tumulto era inevitable. Tras aproximadamente la hora de viaje nos detuvimos en la 86th y salimos a la calle.

La zona era un poco oscura en principio, aunque tuvimos suerte que la calle que nos llevaba era mucho más luminosa, de hecho había absolutamente de todo, de comer, de ropa, lo que quisieras, No te hacía falta subir a Manhattan para nada. El peor tramo fue cuando tuvimos que cruzar la autopista por encima, con uno de esos puentes cerrados por encima incluso con alambre, parecido a una cárcel, sin luz, un poco creepy.
 

Al otro lado ya se empezaba a vislumbrar algo de luces en algunas casas. Cuanto más nos adentrábamos en la zona este, más luces y gente por las calles se veía. Al principio parecía que estabamos vigilando las casas, o intentando robar, jeje, pero de repente empezamos a ver ordas de gente haciendo fotos, selfies, videos y sobre todo, hablando español. Medía España estaba esa misma noche ahí visitando Dyker Heights, qué pena (aunque te hacía sentirte algo más seguro).

Algunas casas estaban muy chulas, con incluso un par de norias dentro del jardín, todo tipo de hinchables, y luego la de la foto de la derecha que no sé cuánto pagará de luz, pero una pasta seguro porque se le fue la pinza poniendo adornos. ¿Quién necesita calefacción con tanto adorno? sin sentido.

Tras un buen rato por la zona, nos cansamos de tanta luz y volvimos por donde vinimos hasta la 86th para volver a subirnos al metro dirección el hotel. La idea era ir en esa dirección, pero no habíamos cenado, así que decidimos no parar en el hotel sino seguir un cachito mas y parar cerca del puente de Brooklyn, ya que teníamos marcado otro local especial.
El sitio elegido fue el Juliana's piza, y eso que al lado tiene otro muy famoso también llamado Grimaldi's, que siempre tiene cola, pero como ese ya lo había probado, preferí cambiar a ver.

Nos bajamos en una parada que estaba a unos 10-12 minutos andando de este sitio, y es que era muy raro encontrar un metro que llegase más cerca.

Cuando llegamos eran sobre las 9.30pm aproximadamente y estaba todavía petado de gente cenando. Nos sentaron en la primera mesa libre que había de 2 personas y listo, a pedir. El servicio fue extremadamente rápido y eso que los pedidos no dejaban de salir.
Se veía el horno de leña al fondo donde se hacían las pizzas y olía que daba gusto. A los 10-15 minutos de entrar ya estábamos comiendo la pizza. Pedimos una solo, porque lo que se ve ahí es el tamaño pequeño, es decir, todavía había otro más grande, como para 4 personas.

Mientras cenábamos, la gente seguía entrando y los del restaurante dando mesas, y eso que cerraban a las 10.30pm. La mayoría de la gente que entraba era, como no, española. El horario para cenar que no se pierda, jajaja.

Cuando acabamos la pizza, que por cierto está buenísima, yo le planteé a Rhea acercarnos a la orilla del parque para ver la ciudad de noche y hacer algunas fotos, pero estaba muy cansada y hacía frío así que nos pusimos en marcha hacia la parada de metro de la que habíamos salido para volver ya al hotel.

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