Thursday, December 28, 2017

Cocido maragato - v2.0


Como el año pasado por estas fechas, tocaba acercarse a Astorga a disfrutar de un estupendo cocido maragato en familia, y es que encima este año, no solo se unía Rhea sino también su madre Mónica desde Oviedo.

Pensábamos que caería una buena lluvia sobre nuestras cabezas pero nos equivocamos para bien. Eso sí, el aire que hacía no invitaba mucho a pasear por sus calles la verdad. Encima yo llevé el dron para capturar algunas imágenes de la ciudad, pero me tuve que conformas con 10 minutos al lado de la catedral, porque no se podía casi ni estabilizar del viento que le golpeaba.

El resultado del cocido es impresionante, para qué decir más, a las pruebas me remito:





Después un paseíto para bajar la comida por la zona de la catedral, y a las 6pm vuelta para León porque las invitadas tenían el Alsa de regreso a las 7pm. Llegamos muy justos jejej, a menos 10. Menos mal que salimos pitando por las nubes negras, para evitar una ducha, que sino, no llegamos.

Ojalá esta tradición dure muchos, muchos años y con la misma gente alrededor.

¡¡¡¡ Gran día familia !!!

Friday, December 8, 2017

New York - Friday 8th - Adiós

Tristemente hoy se acababa el viaje más importante del año (junto con el de Asia), y es que a las 6pm nos íbamos a casa de regreso.

Nos levantamos como de costumbre entre las 6.30 - 7 y nos pusimos a cerrar maletas y hacer últimos cambios en las maletas para dejarlas en la consigna del hotel.

No quisimos irnos sin probar el desayuno del Bubby's justo al comienzo de los highlines. Teníamos que volver al mismo sitio, pero bueno, no era problema, o eso pensamos hasta que entramos al metro, jajaja.

Pensábamos que el ticket de metro era para 7 días desde que lo usas por primera vez, pero no son 24h como tal, sino desde el primer uso hasta las 12 de la noche cuenta como un día entero, es decir, que si lo usas a las 11pm por primera vez, has perdido un día completo en una sola hora. Ladrones!!!

Bueno, todavía teníamos la tarjeta de transporte que nos había dejado mi amigo Jorge por si acaso, con algo de dinero. Le metimos otros 5$ y a cascarla. La verdad que en algunas entradas/salidas hicimos un poco el gitano y entramos sin pagar, pero es que nos habíamos dejado una pastísima en el bono semanal y encima nos querían robar el último día, no señor!!

En fin, llegamos al Bubby's sin prisa y nos sentaron enseguida. Ya había mucha gente y todo lo que veíamos que estaban comiendo parecía estar de muerte.
Esto era lo que se había pedido Rhea dulce para desayunar. Era para compartir, pero aún así asusta de verlo, y es que estos americanos no tienen medida de las cosas, porque te ponen demasiado, que al final acaba en la basura.

Cayeron los zumos habituales y nos dedicamos a ver fotos del viaje durante un buen rato, la verdad. No teníamos mucho más que rascar o ver como para que fuera rentable el paseo.
Nos subimos hasta la zona de Columnus Circle otra vez, dimos una vuelta, recogimos los últimos regalos con los que no quisimos cargar el día anterior (ya casi nos conocíamos el sitio de memoria, jeje) y nos pusimos en marcha hacia el este del parque.

Sólo nos quedaba por ver el Upper East Side de Manhattan. ¿Que por qué?, pues porque había otro local famoso de una película de la ciudad llamada Serendipity. Seguramente le sonará a mucha gente, pero a mi porque había visto en casa la película antes del viaje, sino de oídas. El caso es que nos pegamos una buena pateada y se nos echaba el tiempo encima, pero como el tren que nos venía bien estaba al lado de este sitio, no nos importó.

Cuando llegamos, el sitio estaba petadísimo. No me lo imaginaba como era, es decir, una especie de tienda de regalos y dulces al principio, en un pasillo muy estrecho, y al final la cafetería como tal. Entramos y salimos en 10 segundos, era imposible pasar. Lo mejor, que también nos cruzamos con Bloomingdales por el camino, que era otro sitio que queríamos ver. ¡¡2 pájaros de un tiro!!

Dimos la vuelta sin más y nos fuimos a la línea verde para bajar a Brooklyn, para comer por la zona e irnos al hotel a recoger las maletas de la consigna. Sin darnos cuenta, nos pusimos a pasear por la zona del Barclays Stadium del barrio y nos encontramos con un Shake Shack. Yo no opuse ni resistencia ya, me daba igual, era la última comida y por qué no, una hamburguesa para acabar con el viaje.

La acabamos, nos fuimos de camino al hotel con las bolsas de los últimos regalos mientras pedíamos un Uber que nos llevase al aeropuerto, porque realmente con todo el peso que llevábamos, volver al metro y petarnos una hora bajo tierra en ese metro, nos daba dolor de cabeza. Recogimos las maletas de la consigna y justo llegó el Uber a la puerta, justo a tiempo.

Era un chico joven, que resultó ser Egipcio, después de todas las coñas con Rhea y su cara de mora apellido, fue gracioso. Nos estuvo contando un poco su vida, donde vivía, lo que se pagaba en Queens por una casa de 3 habitaciones (fyi 2500$, the fuck!!!) y empezamos incluso a hablar de política, de Trump, jajaja tuvimos un viaje curioso, que duró alrededor de 50 minutos.

Al llegar al aeropuerto, guardamos las cosas que habíamos comprado por la mañana y todavía llevábamos encima y nos pusimos a la cola de facturación, porque el billete que nos habían imprimido en la ida no valía, qué raro, nosotros sin problemas, en fin... tras esto hicimos cola y esperando, esperando, esperando, esperando, zas!!! me tuvieron que revisar la mochila, ¿que por qué?, ni idea, debo tener cara de imbécil mala persona o no sé.

Yo me tomé un café de Starbucks con un bizcocho mientras Rhea apretaba una pizza en el aeropuerto, ya que habíamos llegado con tiempo de sobra por si acaso. El vuelo de vuelta era por Londres, y la verdad que el primer tramo se hizo muy ameno, porque fueron unas 5h y media, solo si. Fueron apenas 55 minutos de espera en Heathrow y pum, vuelo a Barcelona en un avión más pequeño esta vez, pero eso si, sin preocuparnos por maletas.

Al llegar a Barcelona, nos fuimos al Aerobús, para el cual ya teníamos el billete comprado, y cuando nos acercamos al bus que estaba esperando, cierra las puertas y se va, jajaja en nuestra cara, cabrones!!!! estábamos reventados y con ganas de pillar cama o sofá.

Al llegar a Plaza Cataluña, nos subimos al primer taxi de la cola y vaya 10 minutos de trayecto que nos dió el tipo. Era muy raro y empezó a contarnos que si eramos sus terceros clientes del día desde las 6am (eran las 11am) y como con sarcasmo que no le compensaba o yo que sé. Empezó a decir que no le daba tiempo ni a ir al baño, pero si a lavarse las manos, que eso siempre hay que hacerlo, jajajajja, surrealista del todo... y luego que si su madre se había muerto joven de cáncer y tal.... yo no sabía donde meterme, con el sueño que tenía encima. Contándonos que estuvo en NY también en el verano pasado, donde durmió, cuánto pago, etcétera... ahí llegamos y nos deshicimos de él definitivamente, joder vaya chapas!!!!

Al final, tocó sofa, dormir como 12horas o más, por la noche más todavía y gracias que era sábado, que sino, el primer día de curro habría sido insufrible.


Thursday, December 7, 2017

New York - Thursday 7th

Ya quedaba poco del viaje pero las ilusiones por ver cosas nuevas no se habían acabado, pese a que nos habíamos pateado ya casi toda la ciudad, al menos en los que a Manhattan se refería.

La noche anterior había sido corta porque llegamos del partido de los Knicks algo cansados y más tarde que nunca, yo creo que hasta la medianoche no tocamos cama. Como ya teníamos tiempo para hacer lo que nos diera la gana, decidimos ir a desayunar unos bagels, pero no lo teníamos preparado y tuvimos que improvisar.

A mi me salieron algunos resultados en google sobre sitios con bagels y fuimos a parar a uno que estaba al lado de Levain Bakery, a Bagel Talk. Estaba unos 3 bloques más arriba, así que tardamos como 45 minutos en llegar en metro desde el hotel, aunque nos bajamos algo antes, a la altura del Gray's Papaya y fuimos andando lo que quedaba de camino.
Teníamos en mente después de los bagels acercarnos a Levain a por algunas galletas para el viaje de regreso o incluso para comer en Barcelona, pero íbamos tan hartos de dulce que dudamos y al final no las compramos.

Los bagels estaban de muerte, aunque los que los vendían eran un poco secos (mejicanos algunos, otros parecían árabes), y nos duraron menos que un suspiro. Rhea se cogió el caliente con bacon y huevo, mientras yo cogía el frío con aguacate y queso de untar.

Cuando terminamos nos pusimos a caminar hacia el este dirección Central Park. Queríamos terminar de recorrer el parque desde donde lo dejamos varios días antes, continuando hasta el lago grande de la parte superior, para después dar la vuelta.

Así lo hicimos, para poder bajar el desayuno, comenzamos a la altura del museo de historia natural y continuamos buscando un puesto típico de comida en la calle, porque Rhea quería comprar algo de frutos secos para dar a las ardillas. No encontramos ninguno a esas horas y nos metimos al parque sin más. Al llegar al lago dimos la vuelta y regresamos hacia el principio por la carretera llamadas "East Dr".

Rhea quería conseguir la instantánea perfecta dando de comer a las ardillas y nos costó un huevo, de hecho yo me cansé y le dije que nos fuéramos ya que me estaba cansando de hacer el tolai detrás de las ardillas. Antes de ceder, un par de ardillas respondieron a la llamada del hambre, y como habíamos encontrado varios frutos secos entre las hojas en el suelo, se empezaron a acercar.
Esto fue lo máximo que conseguimos que la ardilla se acercase a la mano de ella, y lo denominamos "Dame el fruto desde lejos, que no te toco ni con un palo" :P

Tras una sesión de fotos tremenda en el parque, nos dirigimos a la salida suroeste del parque donde estaba el mercado de navidad, previo paso por el baño en el centro comercial de Columbus Circle. Nos quedamos por la zona buscando regalos y cositas de recuerdo para comprar y de ahí nos fuimos finalmente a ver los highlines, al lado del Bubby's, donde íbamos a desayunar al día siguiente, jeje.
Antes de llegar a las vías del tren, porque eso son los denominados "highlines", tuvimos la oportunidad de visitar varios escenarios de películas o series famosas, en este caso, se puede apreciar en la imagen de la derecha la fachada de la serie Friends. La verdad que en la tele parecía otra cosa, en la vida real es un bloque de pisos enano. A continuación pudimos ver una entrada a una casa famosa por la serie/película "Sexo en Nueva York". La verdad que cuando llegamos ya había gente haciéndose fotos, y además la propia puerta de la casa estaba vallada para evitar que la gente entrase a molestar, porque debía ser algo habitual.

Cuando llegamos a las vías del tren, subimos por ellas y comenzamos nuestro recorrido por ellas. Las vistas eran geniales y encima el sol comenzaba a salir por el horizonte y nos ayudaba un poco para combatir el viento frío que hacía. Yo me quedé grabando un poco con la GoPro mientras Rhea tomaba el sol de la guisa que se ve en la foto de la izquierda :)

Al rato nos reencontramos y seguimos camino hacia el norte donde llegamos al anfiteatro que tienen cruzando por encima de la carretera. Es algo raro porque es un anfiteatro que se va ocultando por debajo del camino de las vias del tren y acaba como en una pared de metacrilato que te permite ver los coches pasando por debajo.

Estuvimos un rato, porque como no pegaba el aire se estaba genial con el sol. Al rato nos entró un poco el hambre y tuvimos que improvisar de nuevo. Esta vez tendría que ser un sitio cercano porque se nos había ido un poco la hora de comer. El sitio elegido fue Westville Chelsea, que estaba muy cerca del Chelsea Market, de hecho, nos bajamos de los highlines por el mercado de Chelsea que ocupa toda una manzana.

Este sitio era de gente un poco alternativa, bohemia, ochentera, vegana, de ese rollo, aunque se podía comer de todo claro está, esto es América, jeje. Nos pedimos algo para compartir como siempre y entramos un poco en calor también, que nos hacía bastante falta.

No queríamos comer mucho porque Rhea quería probar las tartas de Junior's, y no quedaban días físicos para hacerlo si no era esa misma tarde. Contando con que ya era tarde de por sí para comer, y que habíamos desayunado tarde, yo iba un poco sin ganas de dulce, pero bueno. Salimos de este local y nos fuimos calle arriba por la 8ª avenida. Todavía era de día cuando salimos, pero se nos hizo de noche andando hacia el Junior's que estaba en Times Square.
Jamás pensé que el tamaño de esto fuese a ser así, y eso que ya habíamos visto fotos de gente que se pedía el más grande, que es un batido de lo que quieras, y encima de la copa te ponen una tarta de estas, pero es que sea lo que fuere, esto era una sobrada.

Encima no pedimos una para compartir no, una cada uno con 2 c*j*n*s!!! Se nos fue la mano y claro, cada poco venía el camarero (muy majete él) a preguntarnos si íbamos bien, si necesitábamos más agua para pasarlo o qué. Yo empecé a comer y cuando me quedaba un tercio dije basta. Rhea casi se lo acabó pero también dejó algo.

Fue una pena dejarlo, porque llevarlo no era viable dado que nos íbamos al día siguiente, y acumular comida en el hotel era bobada porque acabaría en la basura igual. Lo peor de todo es que dijimos que nos cebaríamos mucho porque Rhea me quería llevar por la noche a un restaurante sorpresa. Yo me temía lo peor, no por el precio, sino por dónde iba yo a meter nada después de ese mazacote de azúcar. Ella me advirtió que lo dejase bastante antes, pero me daba pena dejarlo todo ahí.

El local la verdad que estaba genial, muy parecido a la Chessecake Factory de Chicago, y petadísimo de gente comiendo de todo, pero sobre todo las famosas tartas de queso, como nosotros. También como nosotros, la gente se dejaba siempre algo, o lo pedían para compartir entre 4, que era lo lógico.

Después de ponernos en pie, no sin dificultad, salimos rodando por la puerta y teníamos que hacer tiempo para la cena, que estaba puesta a las 8pm en algún lugar de Chelsea, es decir, otra vez de vuelta a donde habíamos estado antes.

En este punto, no recuerdo bien que estuvimos haciendo, aunque creo que lo siguiente fue entrar a la tienda de Levi's de Times Square a buscar unos pedidos de mi cuñado y por qué no, algo para mi también si era verdad que el precio era bueno. Al final no nos ahorramos tanto la verdad. De ahí nos fuimos al Macy's a ver si conseguía mejor precio en los vaqueros con el típico descuento que hacen a extranjeros por llevar el pasaporte.

Nuestra sorpresa fue que eso ya no existía, pero Macy's hacía un 30% de descuento con lo que compensaba un poco más. Nos costó un huevo y parte del otro encontrar la sección maculina en todo ese monstruo de edificio de hacer dinero. Estuve probándome pantalones y ropa durante casi una hora, y salí solo con un vaquero, jejej, pero como nos sobraba tiempo pues todo en orden.

De aquí ya nos fuimos a la cena, destino Chelsea, al lado del mercado. Resultó que el sitio del que hablaba Rhea era el Budakkan, que era famoso por, "otra vez", la serie de sexo en Nueva York. Yo el otro día ni me había fijado y la verdad que era complicado, porque era la tipica puerta de 4 metros de altura totalmente difuminada con la fachada, que pesaba mil kilos, y de la que solo entraban y salían personajes en traje y corbata o vestido de boda casi. Ahí entendí la insistencia de Rhea de "vete en camisa mínimo, por si acaso", jajaja.
Cuando entrabas, encontrabas una mesa llena de gente como recepcionistas de un hotel que cogían las reservas, pero eso sí, con poca luz, como dándole un aire de speakeasy típico de película de gangsters. Yo lo estaba flipando.

Nos dijeron que nos acercásemos a la barra, que alguien se acercaría a buscarnos cuando la mesa estuviese lista. Así lo hicimos, subimos unos escalones y accedimos al bar, repleto de gente y con la música demasiado alta. A la izquierda la barra con gente tomando algo, y otros como nosotros, esperando.

No pasaron ni 10 minutos, y se acercó una chica y nos hizo un gesto de "seguidme". Pues nada, detrás de ella con todos los bártulos (mochila, cazadoras, bufandas, gorros..) y nos empezamos a mover por un pasillo oscuro con mesas a los lados y gente sentada cenando con unas velas en la mesa alumbrando mínimamente los platos. A la izquierda, unas escaleras que daban a un salón principal con una mesa para 30 personas y una fila de chandeliers enorme encima.
Fue muy gracioso cuando llegamos a la mesa y los que teníamos sentados a nuestro lado, estaban alumbrando con el móvil la carta porque no veían nada, jajaja. Yo no quise decir nada antes porque era un sitio elegido por Rhea y tampoco quería ser desagradecido, pero es verdad que se pasaban con la oscuridad. Para una vez que estamos en un país que pasa del gasto energético, estábamos cenando con velas como en el siglo XII.

Es cierto también que cuando ella me dijo que me arreglase, le dije que la gente en este país va como quiere sea donde sea, y efectivamente, había gente muy elegante, pero también algunos con la gorra, unos vaqueros normales y camiseta. En fín, de todo. Lo mejor era que la música de la entrada se oía muy poco y se estaba genial ahí.

La cena no salió barato, eso me lo dijo Rhea de antemano, pero le hacía mucha ilusión, y además tengo que decir, que todo lo que comimos estaba de 10. No pedimos mucho por el empacho que traíamos de la tarta, pero la carne, el arroz, las gyozas, etcétera, no los había probado mejores en todo el viaje y puede que en mucho tiempo en España. La cocina funcionaba en ese sitio, si señor!!

Con la barriga llena nos levantamos y nos fuimos por donde vinimos, de regreso al frío neoyorquino, que ya empezaba a notarse en esos días finales, porque además daban muy malo para el día siguiente con máximas de 2ºC, flipante. Sin mucho más que ver o hacer, nos fuimos al hotel a descansar el cansancio, preparar las maletas un poco para el día siguiente y dormir, dormir todo lo que se pudiera.

Wednesday, December 6, 2017

New York - Wednesday 6th

Miércoles después de resaca, de resaca de lluvia me refiero, porque lo del día anterior no era normal. Yo creo que no dejé de escuchar lluvia hasta que me quedé dormido y algo más tarde. Creo que hasta las 3am.

Cuando me desperté, no era muy tarde, sobre las 6.30am, es decir, pronto para salir a la calle. Por eso me puse a investigar con el móvil y ví que ya nos había entrado el dinero de la transferencia de mi amigo desde España (que a nosotros normalmente nos tarda 2 días), y aproveché para comprar el móvil y dejarlo reservado. La hora de recogida la puse por la tarde para cuando regresásemos o al día siguiente, daba igual, el caso es que ese día no pensábamos volver pronto.

Este era un día de muchas emociones por lo que se nos venía, y lo quisimos utilizar también para acercarnos al puente de Brooklyn por debajo, pero no a la zona de DUMBO sino más hacia el puente de Brooklyn, es decir, donde cenamos el otro día la pizza que no pudimos ver las vistas, pues ahí.

El caso es que para ir ahí no podíamos desayunar en Manhattan para luego volver, así que nos fuimos a desayunar cerca del puente, a un local llamado Iris Cafe.
Para llegar hasta él, la verdad que el recorrido era bastante feo y Rhea iba de esta guisa por la calle; primero porque hacía un frío que cortaba la cara, y segundo porque la capucha de esa cazadora no era muy buena, era el típico gorro que se recoge en el cuello plastiquero...

En fin, seguimos calle abajo por Atlantic avenue hasta cruzar un parque y justo después estaba este sitio. El vecindario la verdad que tenía pinta de ser bastante caro, con coches grandes y de dinero.

El local era bastante normal, con decoración un poco de perroflauta pero con un toque americano diferente, con sillas de madera, ventanas grandes, una cortina en la entrada para controlar el aire frío que entraba de la calle.
El desayuno no lo teníamos claro, lo único los zumos de siempre. No había mucha variedad con respecto a los de otros días, aunque si recuerdo que tenía un toque más vegetariano.
Como se ve, no nos comimos mucho la cabeza para pedir. Pedimos dulce y salado de nuevo para poder compartir los dos, y como yo ya iba un poco cargado de tantos días comiendo a tope, me sobró.

El sitio no es barato, eso hay que decirlo, pero como dije antes, ni el barrio, ni la ciudad ayudan a que lo sea, así que a disfrutar y listo.

Antes de salir a la calle, como Rhea tenía un poco de frío, la cazadora no ayudaba en absoluto y tenía que pasar por una farmacia a por medicamentos para la nariz, decidimos volver a la parada de Atlantic, ya que allí estaba también la tienda de Apple que tendríamos que visitar de una manera u otra.
Lo primero fue ir a la tienda de Apple, recoger el dispositivo de mi amigo y de ahí nos movimos al centro comercial de al lado, donde había un Target con farmacia. Rhea se quedó ahí comprando medicamentos y algo de ropa para ella, mientras yo regresaba andando al hotel a dejar el móvil de mi amigo y para hacerle el favor a ella de cambiarle la cazadora por la otra.

No tardé mucho, y en menos de media hora estaba de vuelta con la cazadora buena. Sin esperar mucho más, nos subimos al metro de nuevo y nos fuimos directos a la parada anterior para ir a visitar el puente por debajo.
Cuando aparecimo por allí debajo, no habían pasado ni 2 horas y a Rhea se le antojo el bocadillo de langosta que se ve en la imagen. Yo sinceramente no había empezado a digerir el desayuno y ya me quería meter marisco en el boca, ni de coña!!

Se lo compró para ella en un puesto escondido debajo del puente, se lo zampó mientras yo hacía videos y fotos del sitio, y luego nos volvimos por el mismo sitio y nos tuvimos que acabar resguardando en un Starbucks porque el frío que hacía era ya típico de NY. Era raro porque el día anterior había estado en mangas de camisa en Times Sq. y este día mira.

Estuvimos en el Starbucks una media hora larga hasta que nos bebimos el chocolate y entramos en calor. Cuando pasó ese rato, tuvimos que regresar andando al metro de la línea azúl para que nos dejase en la zona financiera. Salimos junto al ayuntamiento y fuimos subiendo por Centre street hasta llegar a los juzgados con columnas romanas, que son una pasada.

Antes de llegar a los juzgados y que me diera tiempo a decir nada, zasca!! nos encontramos con el rodaje de una serie muy conocida, llamada "Ley y orden". Era una pasada, porque estaba actuando en ese momento el actor Kurt Fuller, y justo delante mirardo estaba la actriz Mariska Hargitay con la cazadora puesta preparada para rodar algo, o esperando a que acabase la escena para irse.

No queríamos irnos, pero los actores acabaron las tomas y se fueron cada uno por su lado, uno en coche el otro se metió en una furgoneta de set, probablemente para protegerse del frío. Nosotros seguimos nuestro camino calle arriba para acabar llegando a Chinatown.

Pese a que lo cuente tan rápido, había pasado ya un buen rato y nos tocaba ir a comer. Esta vez, el restaurante elegido estaba en la zona de Litte Italy, que solapa con Chinatown. El sitio se llamaba Rubirosa Ristorante.
Esta vez lo hicimos bien y no nos cebamos mucho. Nos pedimos un plato de pasta para compartir y una pizza.

Aunque parezca enorme, la masa era tan fina que casi costaba cogerla con la mano y que no se rompiera.

Encima como estábamos al lado de la cocina, la orden llegó rápido y la temperatura era perfecta.
Cuando acabamos de comer, nos levantamos y nos dirigimos calle atrás hasta la entrada o zona central de Chinatown. La verdad que no llegamos a ver lo que me hubiera gustado enseñarle a Rhea, que son las típicas tiendas con animales vivos en calderos listos para vender y comer. Supongo que eso solo lo tendrán en verano.

Dimos una vuelta por el barrio, sacamos algunas fotos, pero la verdad que no había mucho que hacer. Estaba mucho mejor y más bonita la zona de Little Italy que la de chinos, que era sucia y demasiado llamativa con cartéles de colores raros, etcétera.

Como empezaba a anochecer, nos dirigimos directamente al Empire state. Queríamos subir para poder capturar el momento del anochecer y la noche en sí. Primero nos costó encontrar la entrada, porque como el edificio ocupa toda la planta de una manzana, a saber dónde estaba la entrada. Finalmente la encontramos en la 5ª avenida.

Cuando llegamos, apenas había gente en la cola, porque muchos se dedicaban a hacerse fotos en el mismo pasillo de la entrada. Nosotros tomamos las escaleras mecánicas que conducen a la segunda planta y como teníamos el Citipass C3, no tuvimos que hacer cola para comprar.

Nos condujeron por un pasillo largo, giro para un lado, para otro y finalmente el ascensor. Sube tan rápido que los números ni salen, simplemente hacen como en el Top of the Rock y te muestran un video chorra proyectado en el techo.
Cuando llegamos a la planta 83 (porque el ascensor no sube hasta la 86), nos dijeron que teníamos que subir las tres últimas andando por las escaleras. ¡¡Sorpresa!!

Llegamos con la lengua casi fuera, pero con unas ganas de salir y verlo que no podíamos. Una vez fuera, lo que teníamos ganas era de volver a entrar, jajaja, joder qué frío hacía!!! El problema no era casi tanto el frío como el viento que hacía ahí arriba. Yo mira que subí con mi madre con frío también hace años, pero esto no era normal.

Me agencié un pequeño espacio entre la pared y uno de los telescopios que ponen para que la gente eche la moneda y mire, coloqué mi trípode de GoPro y ahí me apalanqué hasta que se hizo de noche. Rhea se puso a hacer fotos alrededor de la terraza mientras yo estaba ahí. Estuve como unos 10-15 minutos sin moverme de ahí y casi muero. Yo pensaba que de esa no me libraba ni Cristo de coger catarro. Se puede apreciar en la foto de la derecha cómo íbamos.

A la media hora escasa volvimos a entrar y ya nos fuimos a la calle, no había mucho más que hacer con ese viento que soplaba. Nos costó un poco de cola el poder bajar, pero no fue mucho. El siguiente paso, el partido de los New York Knicks en el Madison Square Garden, ouyeah madafaka!!! :P :D

Nos pusimos en marcha andando por la 34th hasta llegar al Madison, y en un principio no sabíamos por dónde entrar. Yo lo intuía pero Rhea no me quiso dejar (hola cabezona), y al final acabamos entrando por donde decía yo.

La entrada ya estaba petada de gente haciendo cola para pasar los arcos de seguridad, como si fuera el aeropuerto. Una vez pasabas ese control, había otra cola de gente que acababa contra una tira de esas de aeropuerto, de separación. Mientras abrían y no, Rhea se fue a comprar la típica mano.
Una vez que abrió a barrera el de seguridad, hordas de gente empezaron a subir la rampa que daba acceso al graderío, y nosotro teníamos que subir bastante, estábamos en el piso 4.

Sube, sube, sube y hasta que llegamos y encontramos la puerta de acceso a nuestro palco, pudimos ver un poco lo que tenían montado porque era pronto.

Había de todo, lo típico de comida y bebida, ropa del equipo, la banda de música que toca en directo las sintonías típicas, etcétera.
Yo la verdad que no me esperaba estar sentado tan tan tan arriba, es decir, la última fila de nuestra grada, joder qué palo.. Lo peor no era estar ahí, porque se veía el campo bien, sino que nos cruzaba por encima otra fila VIP y no veíamos el marcados giratorio de todos los campos, nos tuvimos que conformar con una pantalla en nuestra zona cuadrada.

En fin, el partido empezó a la hora, con Marc Gasol como abanderado de media grada del Madison, ya que éramos casi todos españoles en ese lado. Al principio bien,jiji jaja mira ese, mira aquel, mira la música cómo mola, pero fue avanzando el partido y no había emoción alguna.

Yo recordaba los partidos de Chicago Bulls con más garra, o puede que sea el tiempo que ha pasado desde entonces, pero este me decepcionó bastante. Es verdad que había animadores, tirando camisetas, bailarinas, banda de música en directo, pero nada realmente espectacular que merezca pagar esa pasta por las entradas, y eso que las mías eran de precio razonable, pero si pago 300$ y juegan así, no vuelvo.

Lo único señalable la grada VIP a pie de pista en la que estaban varios famosos como el niño negro de Stranger Things, la protagonista de la saga Divergente Shailene Woodley, algún rapero, humorista, Laurent Jauregui, Ty Dolla $ign...etcétera. La gente se dormía literalmente en sus asientos, y los que no estaban jugando con el móvil constantemente, el partido era lo de menos para todo el mundo.

Nosotros aprovechamos para comprar algo de comer y beber ya que estábamos al borde del pasillo, porque esa es otra, nos cabían las piernas de milagro en esos asientos. Coño es que parece mentira que sea en Estados Unidos, donde está la gente más grande y gorda con esos asientos de mierda. Cada vez que uno de la fila de 30 personas quería ir a por algo, se tenían que salir (no levantar) al pasillo todos para dejar paso, increíble.

Cuando aún faltaban 5 minutos para acabar el partido, y con Memphis perdiendo de mucho y sin correr, decidimos poner pies en polvorosa y salir del estadio antes de que la marabunta nos atacase. Aparte teníamos que subir al metro para llegar a Brooklyn. Yo creo que fue el día que más tarde llegamos a dormir de todo el viaje.

Tuesday, December 5, 2017

New York - Tuesday 5th

Martes lluvioso, o eso era lo que predecían todas las webs climatológicas que comprobábamos cada día. Por eso, decidimos dedicar este día a cosas que se pudieran hacer dentro de edificios.

Lo primero era desayunar, y para este día teníamos preparado otro Instabar, es decir, City bakery.
De nuevo el sitio estaba en Manhattan, junto a la 5th con la 18th. Por ello, de nuevo tuvimos que caminar hasta Atlantic terminal para subir en metro directo hasta la parada que salía justo en el parque Union Square.

De ahí nos fuimos caminando unos 5 minutos, y ya se apreciaba un poco las nubes que sobrevolaban la ciudad, no tenía buena pinta.

El local estaba bien, era grande, con no mucha gente para ser la hora de desayunar y una barra para atender en medio pequeña.
En principio no parecía que tuviese muchas opciones para elegir, y encima nosotros (bueno Rhea) traíamos una idea de qué pedir para desayunar ese día, osea lo que se que ve en la foto, que debía ser muy famoso allí. No era otra cosa que un chocolate caliente con un pedazo de marshmellow o en español malvavisco. En definitiva, pura azúcar para tu body.

Luego para acompañar elegimos un par de dulces de los que había. A mi sinceramente no me llamó mucho el malvavisco, pero el chocolate si que estaba bueno.

Tras algo menos de una hora nos pusimos en marcha de nuevo dirección norte por la 5ª avenida hasta que sin saber cómo ni por qué, nos cruzamos con el Flatiron building.
Al principio no lo parecía, pero cuando nos íbamos acercando quedaba claro que esa fachada no era normal, jeje.

De todas las veces que había estado en la ciudad, no recordaba haber pasado ni cerca. La verdad que es un edificio muy curioso. Hicimos unas cuantas fotos y seguimos nuestro camino calle arriba, porque teníamos ganas de ir a ver la estación central de trenes.

El día cada vez chispeaba más, pero bueno, no amenazaba con nada serio, todo hay que decirlo.

Seguimos calle arriba por Madison Av. hasta llegar a la 42th, y la verdad que el paseo era bastante agradable porque ibas viendo todos los rascacielos famosos a ambos lados. El Crysler, el Empire State, etcétera, una pasada, y por supuesto Rhea con la baba cayéndole de la barbilla, jejeje.

Empezaba ya a caer un poco más de agua y nos obligó casi a sacar el paraguas, pero bueno, estábamos cerca de la estación y no fue para tanto. Una vez dentro a Rhea se le iluminó la cara con lo que estaba viendo.
La verdad que te sientes un poco como en una película, porque todo el mundo ha visto alguna película que estuviese rodada en esa estación.

Nos entretuvimos un buen rato haciendo fotos desde arriba, abajo, desde una escalera, la de enfrente... y fue justo ahí, cuando llegamos a la de enfrente, cuando vimos una tienda de Apple. Un amigo mio me había pedido un IphoneX y subimos a preguntar a un empleado. Este que parecía ser una pregunta tonta, nos llevó más de una hora ahí arriba.
El problema fue preguntarles por un IphoneX con el código que funciona en Europa en plenas navidades y en NY donde está la gente como loca por comprarse la última mierda que salga de cualquier tienda. Y claro, esta no iba a ser especial, solo les quedaba un modelo en todo NY, que por causalidad, era la tienda de Brooklyn donde nos bajamos nosotros del metro para ir al hotel, ufff!!! menos mal, porque si nos llega a decir el Bronx otra vez como por mi estabilizador me pego un tiro.

Me dio tiempo a hacer un timelapse de la estación y todo mientras esperábamos por respuestas de los empleados y sobre todo estuvimos un buen rato diseñando un plan para que mi amigo nos hiciera llegar el dinero en el acto, porque temíamos que el móvil volase.

Tras un buen rato divagando y haciendo el imbécil en la web de Apple, decidimos que lo mejor era que nos pasase la pasta en una transferencia y nos fuimos de la tienda escaleras abajo, en dirección a la planta baja que tampoco habíamos visitado. En esta planta es donde están los andenes, pero también donde están todos los sitios de comida, cafés, etcétera.

Al rato cogimos dirección a la calle aunque nos entretuvimos un instante en una tienda de regalitos típica americana. La siguiente parada era la biblioteca municipal (que supongo que será una de muchas, aunque esta era famosa también). En ella se rodaron escenas de "Sexo en Nueva York" según me dijo Rhea, yo ni idea.
La verdad que la biblioteca es muy chula y por supuesto, nada mas entrar control de seguridad y a enseñar los bolsos. No sé si será muy efectivo porque apenas lo miraban, pero bueno.

Justo después, de frente, estaba el árbol de navidad con turistas haciéndose la típica foto, y a ambos lados subían dos impresionantes escaleras de piedra a una segunda y tercera planta con exposiciones de cuadros en la pared de algún artista que no conocíamos.
Nosotros fuimos a lo importante, que eran las salas de lectura, eso si que era impresionante y encima te dejaban grabar y hacer fotos sin problema, cojonudo!!! :P
Al poco salimos y nos dimos cuenta que estábamos nada más y nada menos que en el Bryant park, es decir, la biblioteca era la pared sur del parque y nosotros sin saberlo. La verdad que teníamos ganas de pasar aunque fuese un día que no fuera de noche a verlo y la verdad que cambia bastante.

Estaba todo lleno de gente en traje y corbata tomando el poco sol que salía, comiendo en las mesas del parque, incluso gente haciendo malavarismos con unos tíos (seguramente contratados por alguna empresa) que estaban ahi jugando, un ambiente muy chulo la verdad. Yo supongo que esos momento al aire libre te dan la vida en una ciudad como esa.

Nosotros nos pedimos algo de beber y Rhea algo de comer, aunque yo también lo acabé probando, porque no era hambre lo que teníamos pero sí algo de gusa. Antes de irnos, volvimos a entrar a la biblioteca pero esta vez para ir al baño y salir, jeje.

Era todavía pronto y empezamos a caminar por la 5ª Av. en dirección sur y de alguna u otra manera acabamos en el Madison Square Garden. Entramos porque vimos un lugar que estaba marcado en nuestro mapa famoso, llamado The Cinnamon snail. Fue muy gracioso porque la chica que nos atendió, nada más vernos dijo - ohh qué guapos, vosotros no sois de aquí, parecéis italianos o algo parecido - casi casi, jajaja.

Ahi se compró algo Rhea porque a mi no me apetecía comer nada de momento, me apetecía beber algo caliente y qué casualidad (ninguna) que al lado justo había un Starbucks, pues nada para dentro. Me pedí un moccha y justo cuando vamos a salir a la calle empieza a caer agua otra vez, vaya mierda. Nosotros por supuesto, vuelta para el Starbucks a sentarnos junto a la ventana y beber/comer lo que teníamos.

Tuvimos suerte porque la lluvia no duro ni 20 minutos, con lo que nos dió pie a salir andando hacia la zona de Times square, donde había varias tiendas que teníamos apuntandas para ver cuando lloviese, la tienda de M&Ms y la de Hershey's (ambas de chocolate).

En la primera duramos poco porque realmente son todo tonterías para niños y azúcar a morir, aparte de caro todo. Por suerte era cerca de la otra, a la entrada de Times sq. Casi no la encontramos, porque la habían cambiado de sitio reciéntemente, pero al final dimos con ella, y nada más entrar, ya te obsequiaban con un besito de hershey's (chocolatina).

La verdad que los americanos otra cosa no pero marketing tela. Te podía serigrafiar la cara en tabletas de chocolate para luego regalarlo, había miles de tipos de chocolatinas y merchandising de Hershey's, una pasada. Nosotros nos llevamos varias bolsas para compartir en el curro y en casa claro está.
Cuando salimos nos fuimos directos a las escaleras de TCKT de la plaza, porque el hecho de que estuviera medio lloviendo, hacía que la temperatura se elevase casi hasta los 14ºC.

Como se puede apreciar, yo andaba en mangas de camiseta por ahí, en pleno diciembre y en NY, no era normal.

Aguantamos un buen rato porque estábamos cansados de tanto patear, y eso que el día había sido suave. Hicimos fotos, videos y sacamos algo de hambre para cenar, lo que no estaba claro era la zona.
Como daba sensación de que llovería, pensamos en la opción de ir por la zona de Chelsea, al mercado que tienen allí, del que había oído hablar, pero nunca había estado.

Sin pensarlo dos veces, nos pusimos en marcha a pie dada la buenísima temperatura que hacía, pero no sabíamos lo que estábamos haciendo. A mitad de camino, cuando llevábamos unos 15 minutos andando empezó a jarrear agua como si no hubiera llovido en meses. Si es que ya lo decía yo que no era normal esa temperatura.

Como teníamos los paraguas encima no nos mojamos mucho, pero si que tuvimos que parar en algún local resguardado porque la que caía no era normal y todavía nos quedaban otros 15 minutos andando al local.

Al llegar al Chelsea market, Rhea me dijo que donde íbamos a cenar el jueves de sorpresa estaba por ahí cerca, que casi destripa la sorpresa, pero yo iba ya pendiente de no mojarme como para mirar a los locales, jaja.

El mercado de Chelsea no es otra cosa que un bloque entero, de lado a lado, que parece que fuese un local industrial hace muchos años, y que han reutilizado para construir ahí todo tipo de tiendas en pasillos subterráneos (bueno, en la planta baja). Tenía bancos de piedra natural, las tuverías de los desagües vistas, la verdad que era una auténtica maravilla, que si no te lo dicen no lo ves ni por asomo.
Aquí si que nos empezó a entrar el hambre y nos calentamos, especialmente yo, que pensé que las raciones eran normales otra vez.

Rhea se fue a comprar comida tailandesa a un local, mientras en el de enfrente, ella misma me compraba los nachos que se ven y el burrito con los otros nachos, venga festival!!!!

No pensé que fuese tan brutal y decidí tirarme por el burrito. Los nachos quedaron casi enteros y los acabamos llevando para dejarlos en la nevera del hotel (forever and ever).

Como no dejaba de llover, teníamos dos opciones, coger un Uber a la puerta que nos acercase al hotel, lo que era algo caro la verdad, o las segunda era coger el metro más cercano, que era línea azul, y plantarnos lo más cerca del hotel que pudieramos. Al final triunfó la opción 2.
Nos subimos en línea azul que estaba a escasos 10 minutos, la 14th con la 8ª. Una vez dentro, se podía ver como el agua se filtraba por todas partes, porque repito, estaba cayendo como nunca. Este metro nos dejó en la parada de Hoyt, ya en el lado de Brooklyn, pero aún lejos de casa.

Una vez ahí, pedimos un Uber que no tardó mucho en llegar. En NY tienen 40 tipos de Uber diferente: _UberX, UberPool, UberVIP, etcétera, por si te aburres, jaja. Nosotros optamos por el pool que era algo más barato. Al final nos salió por 10$ y no nos mojamos, que era lo que queríamos evitar a toda costa.


Había sido un día intenso, porque pensamos inicialmente que la lluvia no nos dejaría hacer nada, pero nos equivocamos y acabamos haciendo más de lo que debíamos :) Ahora a descansar tocaba.

Monday, December 4, 2017

New York - Monday 4th

Nuevo día en Brooklyn y todavía con algo de jetlag en nuestros cuerpos. Por esto, como todavía era de noche y amanecía por nuestra ventana, decidí invertir mi tiempo en hacer un timelapse por la ventana mientras nos preparábamos para salir a desayunar.

Hoy el desayuno no estaba del todo decidido, pero si que teníamos en mente ir a uno de Brooklyn que nos quedaba bien para visitar el puente a continuación, se llamaba el Café Luluc.
El único inconveniente era que este sitio abría a las 8.30am, y como nos habíamos levantado pronto por el jetlag, era pronto y tuvimos que pasar por una farmacia a hacer tiempo, comprar algo para el catarro de Rhea, y por qué no, aguantar un poco en un lugar caliente, porque por la mañanas hacía un frío guapo.

Sobre la hora de apertura entramos al local los primeros y nos sentamos. Misma historia de siempre, plato salado y otro dulce para compartir, pero esta vez se nos fue de las manos.

En la foto no se aprecia el tamaño de esas raciones y es que aquí te ponen de comer para 10. Aún así no le dimos mucha cuenta, jeje, lo acabamos enseguida porque estaba buenísimo.

Cuando acabamos de cebarnos en el Luluc, nos pusimos en marcha con la panza a tope dirección puente de Brooklyn, pero en metro claro está. El metro nos dejó cerca de la zona llamada DUMBO, que por si alguien no lo sabe, es la zona que está entre los puentes de Brooklyn y el de Manhattan.
Desde ahí nos fuimos acercando a la zona justo debajo del segundo puente para hacernos unas cuantas fotos típicas de las películas, y es que en esta zona se ruedan muchas secuencias, y nos picaba la curiosidad.

Aguantamos un buen rato y eso que calor no hacía precisamente, hasta que nos cansamos de sacar fotos, porque las que realmente queríamos sacar estaban justo debajo del otro puente, el de Brooklyn, y eso nos tocaba otro día.

Sin más dilación, nos pusimos en marcha a la base del puente y comenzamos a subir. La subida no es trivial, y es que hay que desplazarse desde Dumbo hacia el este para encontrarse casi con la base del mismo puente. Una vez allí, hay unas escaleras que atajan un poco la subida de peatones.
En esta parte no hay mucho que explicar, simplemente que las vistas son una pasada, y como era pronto por la mañana y hacía frío, todavía no había mucha gente atravesando el puente, lo cual nos benefició a la hora de sacar fotos y vídeos.

Tardamos algo más de media hora en cruzarlo, pero teníamos suficiente tiempo hasta nuestro próximo evento, el helicóptero.
Cuando llegamos al final del puente, por la zona del ayuntamiento, giramos hacia la izquierda por la Pace University. Seguimos calle abajo hasta cruzarnos con el distrito financiero y de ahí a mano izquierda hacia los helipuertos donde teníamos que subir al helicóptero.

Llegamos con unos 20 minutos de antelación al sitio, pero ya había gente haciendo cola a ambos lados del edificio. Al no saber, tuvimos que preguntar cómo iba eso y resultó que todos los que trabajaban ahí eran cubanos o dominicanos, jeje.

Nuestra sorpresa llegó cuando nos dijeron que aún llegando pronto, iban con hora y media de retraso porque las malas condiciones del viento nos les había dejado volar todavía... cagada en 3..2..1 !!

No podíamos hacer otra cosa que esperar en la cola hasta que fueran pasando los turnos, y es que, pese a haber varios helicópteros por compañía (porque en ese helipuerto había 2 compañías volando), tardaban 15 minutos por vuelo, y en cada unos sólo montaban unas 5-7 personas dependiendo del peso de las mismas.

Tras casi una hora esperando fuera y pasando frío, nos llegó el turno de entrar al edificio, pero no era para otra cosa que para seguir esperando. Lo primero, pagar las tasas del aeropuerto, 40$ por persona. Lo segundo, dejar todas nuestras pertenencias en una taquilla con candado a excepción de cámaras o móviles, cazadoras incluidas, ya que nos advirtieron de que en el helicóptero hacía bastante calor.

Tras todo esto, te sientas en unos bancos a esperar hasta que llamen a tu nº, asignado al pagar las tasas. Creo recordar el nuestro era el 42, que iba en función del peso, talla, etcétera. Cuando te llamaban, era para que te colocases depié en una de las 5 bandas de separación que conformaban cada helicóptero, mientras veías en la pantalla un video de seguridad y de cómo usar los cinturones y tal y cual.
Parecía que ya estaba ahí, tan cerca pero a la vez tan lejos. El grupo anterior ya había salido volando y solo quedaba esperar al siguiente viaje, pero de repente regresan en apenas 3 minutos de vuelo.

A una de las chicas le dió pánico y tuvieron que regresar forzosamente a base para dejarla ahí. Después de pagar esa pasta, esperar hora y media, te entra el pánico y te quedas en tierra, pobre mujer!!!

Cuando acabamos nuestro vuelo y salimos, seguía fuera tratando de respirar hondo.

Ahora si, era la hora de salir hacia el helicóptero. Íbamos siguiendo a uno de los trabajadores por la línea amarilla como explicaba el vídeo de dentro. Yo sin mi estabilizador de imagen me iba cagando en todo, porque no me lo dejaron sacar, y sabía del resultado final del vídeo, en fin.

Nos colocamos junto al helicóptero, y Rhea tenía la errónea idea de que si esperábamos o íbamos los primeros, nos tocaría elegir asiento y ponernos adelante, pero no. El tipo este te sentaba donde quería, y bueno, nos tocaron 2 austriacos y la mujer de uno, cada cual más grande. Al grande le pusieron junto al piloto y apenas sacó ni una foto, nos dió mucha rabia.
Yo estaba algo acojonado porque me temía un despegue movidito, y me dediqué a ajustarme el cinturón y los auriculares (que vaya pasada por cierto).

El piloto nos iba hablando y eran como de circuito cerrado, todos nos oíamos todo lo que hablábamos, y creo que por eso cuando Rhea preguntó algo, el tío paso de nosotros, porque se pensó que hablábamos en Español o algo.
En fin, el despegue no pudo ser mas suave, impresionante, ni me enteré. A partir de aquí a gozar por las alturas. Empezamos sobrevolando la isla del gobernador, por la estatua de la libertad y río Hudson arriba por el borde mismo de Manhattan.

Nosotros dos estábamos flipándolo, en puro éxtasis, el mejor regalo de mi vida...y todo gracias a ella, la de la foto <3 . El piloto nos seguía explicando todo lo que veíamos y nosotros dos haciendo fotos, selfies, videos y de todo, mientras los otros 3 siesos autriacos parecía que iban en autobús a Viena, vaya tela.

Tengo mis dudas de que fueran 15 minutos completos, porque se me pasaron muy rápidos y fui tonto de no revisar el reloj, pero con la emoción se me pasó. Cuando el tío puso rumbo de nuevo al helipuerto yo no me quería bajar. Ya verdad que se lo deben pasar bien estos pilotos. Lo único a reseñar y que no lo sabíamos, es que no se les permite sobrevolar la ciudad, siempre tienen que hacerlo por un circuito aéreo no marcado que coincide con los entrantes de agua por ambos lados de Manhattan.

Todavía con la emoción en el cuerpo bajamos del helicóptero y nos dirigimos a la salida. Allí seguía la chica del mareo completamente blanca esperando a sus compañeros de viaje.

Nos pusimos en marcha de nuevo hacia Battery Park, la zona sur, para comenzar a ver esa parte junto con el distrito financiero. En Battery park estuvimos bien poco, porque había una bruma que entraba desde el sur que no dejaba ver absolutamente anda, aunque los chinos ahí estaban dándole caña a la Canon de 2000€, en fin..

Decidimos girar e ir directamente a ver el toro famoso de la zona financiera, pero mientras caminábamos vi un Citibank, y me vino a la cabeza esa cuenta famosa que tengo desde que estuve en Chicago, con algo de dinero, y que nunca había conseguido recuperar. Por tanto, le pedí a Rhea un pelín de paciencia y nos metimos al banco. Tras unos 20 minutos intentando localizar mi cuenta y mis datos del país, me devolvieron mi dinero y me cerraron la cuenta.
Ahora sí que era el momento de visitar el toro, y digo "visitar" porque lo de ver estaba complicado. Había como 200 millones de personas rodeándolo, y tuvimos que hacer algo de esfuerzo para meternos ahí delante, junto a los cuernos.

Había dos opciones, o la hacías por delante con los cuernos de forma más o menos rápida, o te la hacías con las criadillas del toro y esperabas un buen rato a que se despejase la zona, jeje.

Nosotros optamos por la que se ve, incluso apunto de que nos pillase un coche para poder hacerla, porque no lo parece pero estamos en una intersección de calles, es un rotonda casi (los locales lo deben flipar al ver la estampa).

Seguimos por Broadway hacia arriba y cogimos dirección a la bolsa de NY, esa tan famosa que sale en la tele con cientos de personas gritando "COMPRA", "VENDE", etcétera...pues esa. El edficio es chulo, pero está en una zona muy angosta, con edificios muy altos alrededor, y encima estaban en obras, con lo que se aprecia poco lo que es.

No daba para mucho más esta zona y salimos hacia Broadway otra vez, justo enfrente de Trinity Church. Ya era un pelín tarde y teníamos dos opciones, irnos a la zona cero y comer más tarde, o buscar algo por los alrededores. Optamos por la segunda y encima Rhea tuvo suerte porque había un Shake Shack famoso que tanto le gusta, en un centro comercial a pocos metros, en concreto en la parada de metro de Fulton.

El sitio esta genial, totalmente recomendable y a la vez es raro, porque tiene la zona cero tan cerca, que es raro que hagan otro centro comercial en parada de metro a pocos metros del otro, pero bueno, esto es América y se la pela.

Cuando acabamos, salimos de frente hacia el Oculus, que es esto que se ve en la foto, obra del arquitecto español Santiago Calatrava.

Hay que decir que es bonito, desentona y eso lo hace llamativo e interesante a la vista, pero se gastaron una pasta que no lo merece. Por si hace falta más info, aquí.

Yo hacía como 3 años que no pisaba NY y no me acordaba de muchas cosas. Es más, cuando yo estuve no se podía visitar las fuentes libremente, había que hacer unas colas y solo permitían la entrada al recinto a un nº determinado de personas por hora. Ahora no, ahora es un espacio abierto, como un parque donde cada persona puede ir y venir sin problema.
Lo que si no había visto era el World One acabado 100%, ni el museo del 11S que estaba justo al lado de las fuentes. Por si no queda claro, había 2 fuentes y cada una representa el hueco dejado por cada edificio caído tan fatídico día de 2001.

En principio no pensábamos hacer nada por ahí mas que visitarlo por fuera y ya, pero nos pusimos a hablar con una guía que decía tener familia española y nos liamos la manta a la cabeza. Al final entramos al museo, y eso que habíamos dicho de dejarlo para días lluviosos, pero bueno, ya de estar ahí, había que verlo, por 28$/each claro está.

La verdad que el museo es para verlo. Yo grabé algo con la GoPro (porque está permitido en casi todo el recinto) pero no hicimos fotos. La verdad que hay que ir a verlo para sentir un poco lo que pasó hace tantos años. Había como 7 plantas bajo tierra que seguían la estructura de los cimientos del edificio, y en este caso las paredes de las fuentes.

Una vez llegabas abajo, había recuerdos de todos los que fallecieron, sus vidas, como murieron, audios finales de llamadas telefónicas, ambulancias reales de ese día, coches de bomberos tal cual quedaron, chapas, teléfonos, trozos de los aviones, estructuras de acero doblado de los edificios, de todo, es decir, de todo y más... hay que verlo sí o sí.

Cuando quisimos salir ya habían pasado dos horas y media tranquilamente, y no nos habíamos cansado de caminar, nada de eso, simplemente dando vueltas por él ya gastas eso. Era de noche por supuesto, así que no nos quedaba mucho más que hacer o ver por la calle, y como tampoco era tarde, se nos ocurrió que sería buena idea bajar hasta la zona de Dyker Heights en Brooklyn.

A simple vista no parece nada llamativo, y yo de hecho ni lo conocía hasta que me lo dijo Rhea, pero es un barrio bastante al sur de NY, en el barrio de Brooklyn pero al sur sur, es decir, a una hora y pico de metro y luego a pie otros 15 minutos. Sin esperar más nos fuimos a una boca de metro que nos llevase en esa dirección y la más cercana era la de fulton, pero decidimos entrar por el Oculus para poder verlo por dentro.

La verdad que esta estación/centro comercial/quéseyo es como una tienda de Apple por completo. De hecho, había una tienda de Apple dentro y casi no se distinguía del resto de tiendas, jeje. Pues bien, lo cruzamos entero y llegamos al otro extremo donde estaba el metro.

Tuvimos que esperar como 15 minutos a que pasase el tren adecuado, y claro, la gente se va amontonando en los andenes. Cuando llego corrimos a ponernos adelante para poder entrar, pero el tumulto era inevitable. Tras aproximadamente la hora de viaje nos detuvimos en la 86th y salimos a la calle.

La zona era un poco oscura en principio, aunque tuvimos suerte que la calle que nos llevaba era mucho más luminosa, de hecho había absolutamente de todo, de comer, de ropa, lo que quisieras, No te hacía falta subir a Manhattan para nada. El peor tramo fue cuando tuvimos que cruzar la autopista por encima, con uno de esos puentes cerrados por encima incluso con alambre, parecido a una cárcel, sin luz, un poco creepy.
 

Al otro lado ya se empezaba a vislumbrar algo de luces en algunas casas. Cuanto más nos adentrábamos en la zona este, más luces y gente por las calles se veía. Al principio parecía que estabamos vigilando las casas, o intentando robar, jeje, pero de repente empezamos a ver ordas de gente haciendo fotos, selfies, videos y sobre todo, hablando español. Medía España estaba esa misma noche ahí visitando Dyker Heights, qué pena (aunque te hacía sentirte algo más seguro).

Algunas casas estaban muy chulas, con incluso un par de norias dentro del jardín, todo tipo de hinchables, y luego la de la foto de la derecha que no sé cuánto pagará de luz, pero una pasta seguro porque se le fue la pinza poniendo adornos. ¿Quién necesita calefacción con tanto adorno? sin sentido.

Tras un buen rato por la zona, nos cansamos de tanta luz y volvimos por donde vinimos hasta la 86th para volver a subirnos al metro dirección el hotel. La idea era ir en esa dirección, pero no habíamos cenado, así que decidimos no parar en el hotel sino seguir un cachito mas y parar cerca del puente de Brooklyn, ya que teníamos marcado otro local especial.
El sitio elegido fue el Juliana's piza, y eso que al lado tiene otro muy famoso también llamado Grimaldi's, que siempre tiene cola, pero como ese ya lo había probado, preferí cambiar a ver.

Nos bajamos en una parada que estaba a unos 10-12 minutos andando de este sitio, y es que era muy raro encontrar un metro que llegase más cerca.

Cuando llegamos eran sobre las 9.30pm aproximadamente y estaba todavía petado de gente cenando. Nos sentaron en la primera mesa libre que había de 2 personas y listo, a pedir. El servicio fue extremadamente rápido y eso que los pedidos no dejaban de salir.
Se veía el horno de leña al fondo donde se hacían las pizzas y olía que daba gusto. A los 10-15 minutos de entrar ya estábamos comiendo la pizza. Pedimos una solo, porque lo que se ve ahí es el tamaño pequeño, es decir, todavía había otro más grande, como para 4 personas.

Mientras cenábamos, la gente seguía entrando y los del restaurante dando mesas, y eso que cerraban a las 10.30pm. La mayoría de la gente que entraba era, como no, española. El horario para cenar que no se pierda, jajaja.

Cuando acabamos la pizza, que por cierto está buenísima, yo le planteé a Rhea acercarnos a la orilla del parque para ver la ciudad de noche y hacer algunas fotos, pero estaba muy cansada y hacía frío así que nos pusimos en marcha hacia la parada de metro de la que habíamos salido para volver ya al hotel.

Sunday, December 3, 2017

New York - Sunday Dec 3rd

El domingo amaneció muy frío, con máximas de 9ºC, pero nos daba igual porque realmente habíamos dormido mucho mejor que la noche anterior, aunque yo creo que no nos quedaba otra, estábamos totalmente exhaustos de tanto caminar y apenas dormir.

El desayuno se hizo esperar, y es que nos tuvimos que desplazar desde Brooklyn hasta casi Central Park, bueno, ni tan casi porque era al lado del hotel Grand Plaza, el que salía en la película de "Solo en casa 2, perdido en Nueva York", y se llamaba Sarabeth's Central Park South.
A mí no me sonaba de nada, pero a nuestra gran instagramera Rhea le parecía una buena opción porque decía que todo el mundo lo recomendaba.

Llegamos un poco antes de la hora de la reserva y Rhea ya estaba nerviosa, porque era la primera vez que veía el parque y el Plaza, muy típicos de películas y series.

Nos acercamos rápidamente al sitio y ya había colas que salían hasta la calle. "Menos mal que tenemos reserva" - pensamos nosotros. Y cuando entramos, pedimos paso entre toda la gente 'like a boss' y nos pusimos los primeros, donde había un chico en un ordenador recogiendo las reservas y otra chica sentando a los comensales.

"Rhea Bajk, reservation for 2" - dijo ella - pero el chico miró y remiró y no lo encontraba hasta que finalmente dijo, " ah sí, aquí estás, pero tienes reserva para las 9.30PM", es decir, por la noche, no para desayunar, jojojojo.

Si no la liamos no seríamos nosotros mismos, jajaja. Pero no fue tan mal, el chico nos dijo que teníamos media hora de espera para entrar, ni tan mal. Por eso y para no estar allí en el medio de la puerta y con la corriente que entraba, decidimos ir a dar un paseo por el parque que estaba justo enfrente.
Nos metimos por la esquina inferior derecha del mismo y caminamos unos cuantos metros para hacer una fotos, que como se puede apreciar quedaban muy chulas con el color de las hojas de otoño, era impresionante.

Había ya bastante gente para ser domingo por la mañana, pero es que los turistas no descansamos nunca, jaja.

Cuando nos quisimos dar cuenta ya habían pasado casi 20 minutos y teníamos que volver.
Al llegar de nuevo al restaurante, la cola salía hacia la calle, pero el triple que antes. Nosotros con nuestra reserva nos volvimos a colar por el medio y ahora sí, nuestra mesa estaba preparada.

Entramos al fondo de todo casi, y es que yo no me imaginaba que fuese a ser tan grande. Todos los rincones estaban petados de gente comiendo todo tipo de desayunos, dulces, salados, mezcla... Nosotros nos sentamos pero ya casi teníamos claro lo que íbamos a pedir. Por mi parte algo dulce, por la de Rhea algo salado.
Empezamos por unos zumos de naranja y piña y como siempre, acerté yo, jaja, porque el de Rhea era más de bote (aunque el mío también lo sería claramente).

Las tostadas francesas eran una especialidad así que yo me las pedí y comí 1 y 1/2, para dejar paso a la otra de aguacate con huevo que se ve en la imagen.

La mezcla no estaba nada mal, lo único los precios, que no eran baratos precisamente, ya que acabamos pagando unos 75$ con la propina.
Con el estómago lleno y algo de frío todavía, nos pusimos en marcha calle abajo, porque teníamos reserva en el Rockefeller center a las 11am, para subir al Top of the Rock.

Íbamos un poco pronto para subir ya, así que nos entretuvimos un rato en la pista de hielo de la calle, haciendo fotos, paseando por allí.

Al llegar, como ya teníamos los tickets que habíamos reservado días antes, sólo tuvimos que subir unas escaleras de caracol hasta la planta 2 y atravesar toda la zona de seguridad, como si fuese el aeropuerto. Nos tomaron la típica foto que nadie quiere luego y directos al ascensor. Mientras este subía, para que se hiciera más ameno, te iban proyectando en el techo una película.
Cuando llegas arriba, tienes la opción de quedarte a esa altura a cubierto del frío, pero algo lejos de la terraza, puedes salir a la terraza en esa misma planta y pasar frío, o puedes seguir subiendo a otras dos terrazas que hay uno y dos pisos más arriba respectivamente.

Nosotros cómo no, decidimos subir arriba del todo, donde hacía más frío, pero donde las vistas eran más espectaculares, porque no había cristal en el borde como se aprecia en esta imagen tomada arriba.
El día no estaba muy claro, pero se veía lo suficiente como para ver todo Manhattan y parte de New Jersey, no podíamos pedir más. Desde ahí se podía ver la azotea donde estuvimos el día anterior con mi amigo Jorge tomando algo y casi casi nuestro hotel de Brooklyn, jeje.

Lo único que me decepcionó fue la vista hacia Central Park, porque estoy acostumbrado a ver en las películas esa vista clara, limpia del parque, pero cuando estás ahí arriba, ahora en 2017, te das cuenta que algo está cambiando, es decir, están construyendo tantos rascacielos al borde del parque, que apenas se aprecia ya la vista del mismo a lo largo. Es una auténtica pena. El único edificio nuevo que me sorprendió fue el que ahora es el segundo de la ciudad por detrás del World One, el 432 Park Avenue (si abrís el link lo entenderéis rápidamente).

Estuvimos una media hora larga, puede que algo más, y nos bajamos ya. Primero porque hacía demasiado frío para quedarte ahí quieto disfrutando del paisaje, y segundo porque no había mucho más que ver.

Ahora si que nos pusimos en marcha en dirección al parque. Fue un poco absurdo bajar para volver a subir, pero bueno, no pasa nada porque nos gusta caminar y por esas calles de rascacielos más aún. Caminamos la 5º avenida hacia arriba y nos íbamos encontrando con todo tipo de tiendas lujosas y de gente rara. Sobre todo cuado llegamos a la altura de la Torre Trump (donde esta viviendo el presidente actual del mismo nombre), porque había al mismo tiempo gente apostada frente a la fachada con pancartas de fuera Trump, y mientras otros haciéndose fotos con los agentes del servicio secreto detrás...muy rocambolesco todo.

Entramos por la parte sur, pero por el centro en lugar de irnos hasta la zona derecha como por la mañana. Estuvimos en la pista de hielo y seguimos caminando camino arriba hasta encontrarnos con el memorial a Jonh Lenon.
El parque no tiene nada especial, es un parque enorme, solo que estamos tan acostumbrados a verlo en la tele que cualquier cosa que tiene nos asombra. Tras tomar las fotos ahí seguimos hacia arriba hasta encontrar la zona denominada como Bethesda Fountain, muy famosa también por películas como "Enemigo público" de Will Smith.

Allí había gente cantando a capella, un grupo de negritos gritando - "acérquense que no llevamos pistola, también revisense los bolsillos y verán que somos buena gente" - muy americano. Aparte y pese al frío, había un montón de gente navegando en pequeñas barcas por el lago, por no contar con el negocio de los carros de caballos y los carros donde te lleva un tío pedaleando mientras te explica lo que ves.

Seguimos subiendo hasta encontrarnos con el castillo de Belvedere, muy chulo y con unas vistas de la parte norte del parque espectaculares. Mientras tanto, las ardillas empezaron a hacer acto de presencia por todas partes. Como las zonas grandes de césped estaban cerradas por el invierno, aprovechaban para bajar de los árboles en busca de frutos secos caídos de los árboles.
Rhea tuvo la increíble suerte de que una de ellas se le subiera incluso a la pierna. Como les hacía el gesto de darles algo de comer, ellas venían, pero cuando vieron que no había nada corrian al verde otra vez, jeje.

Vimos de todo tipo, como esta, negras, sin pelo, enormes, pequeñas, pero todas muy bonitas e hipnotizantes.

De ahi, y después de casi dos horas de caminata y fotos, decidimos salir de parque por la parte izquierda para ir a comer a otro de los sitios marcados en nuestro mapa. Se llamaba Gray's Papaya, y como se puede imaginar, también sale en varias películas.
No está claro por qué tiene tanta fama, porque cuando entras en una tienda de salchichas sin más. Enana, sin mesas y con 3 mejicanos currando sin parar para hacer perritos calientes con ellas. Es cierto que era famoso, porque fue llegar nosotros y empezar a comer, y llegar otras 50 personas detrás como si no hubiera un mañana.

Nosotros pedimos 2 cada uno y nos sobró una que nos llevamos para después por si acaso. Fue un almuerzo un tanto rápido, pero es que teníamos en mente un postre ya, que se encontraba unos bloques más arriba en la misma calle, el Levain Bakery.
Yo sinceramente no lo conocía ni lo había oído en ningún sitio, pero nada más entrar ya te dabas cuenta de por qué eran famosos. Tenían unas galletas enormes de varios sabores que no eran normales. La gente haciendo cola en zig-fag cual aeropuerto, para hacerse con una de estos espléndidos pedazos de azúcar.

Nosotros no supimos cuál pedir, así que compramos 4 de todos los sabores que había: chocolate negro, chocolate con mantequilla de cacahuetes, y otra de nueces. Nos comimos allí mismos sentados la primera, y dejamos el resto para el hotel, porque siempre por la mañana a mi me apetece meterle un bocado a algo dulce y nunca tenemos nada.

A partir de aquí el día ya empezaba a desaparecer y no nos quedaba mucho en la lista por hacer en esa zona, así que empezamos a bajar por Broadway. Primero nos metimos a un centro comercial a comprar una mochila (que no se me ocurrió llevar a mi de España, cuando tengo 3), porque era muy incómodo llevar la GoPro con el estabilizador en la mano con el frío que hacía, y los guantes, gorro, braga, etcétera.

Estuvimos a punto de comprarlo en la calle a un hombre que vendía varias pero acabamos entrando en el 21 Department Store de Broadway. La compramos y seguimos calle abajo hasta toparnos con el mercado de navidad de Columbus circle, justo en la esquina suroeste del parque. Había docenas de puestos de todo tipo para comprar regalitos y nos dimos una vuelta por ahí. Vimos algunas cosas pero decidimos no comprar hasta el último día por no andar cargando con todo.

Continuamos calle abajo y nos topamos con la tienda de DJI, es decir, la de drones como el que tengo yo y sí, ese de la foto soy yo probando las gafas de VR del dron que, si son una pasada, pero si son super caras y además marean un poco si no estás acostumbrado a este tipo de dispositivos. Al final decidí no comprarlas porque es un trasto como se puede apreciar, casi tanto como mi cabeza mas su mochila con los cables.

Llegamos a Bryant Park y decidimos sentarnos un poco a tomar un chocolate en Le Pain Cotidien que tenían una caseta por ahí (aunque en realidad son una plaga en NY). Pedí un chocolate belga para los dos, mientras Rhea nos reservaba un sitio en las típicas sillas metálicas que hay siempre en este parque. Cuál fue mi sorpresa cuando llego y hay un ímbécil pavo intentando ligar con ella, ahí depíé parado mirando para ella. No lo reventé por no montar una escena, que si no..... :P

Bueno, tonterías aparte, a Rhea le vino a la cabeza que podíamos ir a los iglúes que le comentaron las amigas en lo alto de una azotea cerca del parque, así que nos pusimos en marcha a pie.
Yo supongo que esto es algo bastante nuevo, porque en ninguna de las ocasiones que había venido antes existía este tipo de terraza.

Cuando llegas, te guian hasta el ascensor y subes hasta el bar de la planta superior, que no la terraza. Si quieres acceder a esta debes subir otras escaleras al salir del ascensor.

Cuando llegas, esto es lo que se ve, es decir, un montón de tiendas de plástico a modo de iglú como esta, con todo el skyline al fondo y una barra de bar enorme detrás para que pidas lo que quieras.

Fuera la verdad que hacía frío, pero dentro de los iglús y gracias a las estufas, se estaba genial.
Hicimos muchas fotos y videos primero y luego ya nos metimos tranquilamente a un iglú que estaba casi vacío. Allí te llevaban comida y bebida incluso, pero como nosotros teníamos reserva para cenar ya, no quisimos cebarnos a lo tonto.

Hicimos algo de tiempo porque era pronto para cenar y después de aproximadamente una hora decidimos salir e ir bajando para acercarnos al restaurante llamado Cacio e Pepe.
Al llegar abajo nos desplazamos un par de bloques y nos metimos en el metro dirección 2nd avenue, donde se encontraba este sitio, aunque nos tocó caminar un poco, pero como era pronto, nos vino genial.

El sitio era muy famoso por esto que se ve en la image, es decir, si pides la pasta al estilo de la casa, te traen este rulo de queso y dentro de él echan la pasta caliente recién hecha.

Luego lo traen a la mesa y terminan de hacer la pasta removiéndolo constantemente junto con un poco de pimienta negra, justo antes de servirlo a los platos.

Parece poco pero acabamos pidiendo la hora, como quien dice.
Al acabar de cenar, y con la panza llena, no nos quedó otra cosa que hacer que volver a Brooklyn para descansar las piernas de un día de caminata largo.